— Pᥲpꫀɾ Hꫀᥲɾt᥉ ❱ 2Seok; OՏ

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─꒱ I n t r o d u c c i ó n

˚ ༘⋮Bienvenido a este nuevo blog, army.

  ˚ ༘⋮¿Como   ha   estado   tu día? ¿Bien?,

  ˚ ༘⋮espero   que así sea.    Nuevamente

  ˚ ༘⋮vengo yo hoy con nuevo contenido

  ˚ ༘⋮espero el mismo sea de tu agrado.

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I L o v e   Y o u

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Los cerezos de aquel parque brotaban con elegancia, el extenso espacio verde donde el pelinaranja había conocido a su amor platónico tenía una vista sublime y atrayente.

Se encontraba nervioso, había tratado que todo el entorno luciera bello. Una pequeña tela estaba situada en el césped acompañado de unos pequeños bocadillos, que el pequeño joven enamorado había cocinado para la ocasión, y para toque final las pequeñas flores estaban esparcidas por todo el lugar.

Era perfecto.

Aquellos días de primavera su corazón había optado por finalmente revelarle sus sentimientos al pelirubio que con descuido su cariño había robado y que mejor lugar que aquel grandioso parque, famoso por tener un gran árbol de cerezos que guardaba una trágica historia de varios años.

Hoseok aún recordaba, cómo si fuera ayer, la primera vez que conoció a Seokjin. El menor había tenido una práctica de danza, y ya cansado, dirigiéndose a su humilde hogar, fue cuando inesperadamente escuchó la gloriosa música de aquel chico que entonaba junto a su instrumento musical de cuerda que lo atrajo en cuestión de segundos.

Desde ese entonces, el inocente chico iba con más ánimos a las prácticas de danza. Su corazón rebosaba de felicidad al escuchar la melodía que entonaba el pelirubio con el violín en su mano.

Siempre fue la misma rutina durante un par de meses hasta que el menor decidió empezar a hablarle al pelirubio formando una bella amistad que ahora esperaba ser algo más.

Pero no era una amistad cualquiera.

Cuando Hoseok había optado por hablar con el mayor, siempre le dejaba un papel rojo en forma de corazón escribiendo unos pequeños versos en el mismo. Su manera de "formar una amistad" había sido mediante corazones de papel.

Nunca fue bueno hablando con la gente, aún debía de manejar la ansiedad que resguardaba en su interior, pero jamás le fallaba la literatura y lo relacionado a la misma.

A pesar de ser un joven apasionado a la danza contemporánea, siempre guardo aquel don por la escritura, y ahora, ponía en práctica su forma de escribir, con la finalidad de lograr que el mayor aceptara aquellos versos que esperaba algún día recitarlos en persona para él.

Las palabras que redactaba en aquellos trozos de hoja eran cumplidos que iraba de aquel violinista. Hasta que una vez, con el rubor en sus mejillas, preguntó por el nombre del joven quien con una sonrisa y un viejo lápiz le respondieron amablemente dentro del mismo papel.

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Seokjin jamás supo de quien se trataba pero de algo estaba seguro, se había enamorado perdidamente del menor, que le escribía cada día en un papel en forma de corazón, versos que alimentaba su autoestima y mejoraba su inspiración.

De alguna forma se sentía nervioso, no sabía si estaba vestido correctamente para la ocasión solo esperaba que aquel escritor que le recitaba palabras llenas de iración le gustara aquella composición que le dedicaría como una confesión.

Porque si, Seokjin quería que aquel irador suyo fuera su alma gemela que le acompañara en aquella melodía que su vida entonaba.

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El menor esperaba ansioso a que su tan amado músico llegara, todo estaba listo. Se encontraba recostado junto a su libreta, donde anotaba poemas que provenían de su mente cada que veía a su "lira", observando minuciosamente cómo el cerezo florencia de manera lenta pero divina.

Y finalmente el mayor estaba llegando, recolectando aquellos pequeños corazones de papel que en el camino del parque Hoseok había colocado para que diera con el lugar acordado.

Según el pelinaranja fue una idea muy cursi pero para Seokjin fue una manera muy dulce y romántica para conocer a la persona que su atención había tomado con pequeños escritos a mano.

Seguía recolectado aquellos papelitos repartidos en el camino y cada vez sentía latir su corazón a mil, quería conocerlo ya y decirle cuán encantado estaba por las palabras escritas hacia él. Y fue ahí cuando encontró el último papel, frente a aquel gran árbol de cerezos que florecia en su totalidad.

El pelirubio quedó irado y con una sonrisa dibujada en su rostro, tomó el último corazón de papel y lo abrió con cuidado.

— Bello ser — leyó. — Al parecer, me has encontrado y con mi mano en el pecho

— Vengo yo a entonarte mi amor con dulces versos — completó Hoseok con su rostro todo ruborizado mirando cada facción del precioso rostro ajeno.

El pelinaranja, avergonzado de decir algo torpe, indicó con un leve gesto en su mano que lo siguiera. El mayor hizo lo que le pidió para así ir al pequeño lugar del parque donde ambos dirían lo que su corazón guardaba desde hace algún tiempo.

— S-Se que es algo simple p-pero espero te guste — habló el menor cuando habían llegado al lugar atrás de aquel gran cerezo situado en el verdoso parque de Seúl.

— Me gusta — su tono era suave y relajante tal y como suponía el pelinaranja desde la primera vez que vió a Seokjin. — Así que tú eres el chico de los corazones de papel

Hoseok asintió cabizbajo, el pelirubio era demasiado arte en persona, tanto que el menor no sabía qué decir al respecto por la timidez que inesperadamente había invadido su cuerpo.

Respiró con tranquilidad, sabía que esta oportunidad sería la única para decir sus sentimientos hacia el mayor.

— H-Hyung, desde siempre te he irado — comenzó a hablar tratando de mantener la timidez lo más alejada posible de él. — Espero no te hayas sentido incómodo con aquellos versos que te escribí

— Jamás me sentiría así — respondió. — Me siento honrado por tan espléndidas palabras que me dedicabas — continuó, su espalda estando recostada en aquel áspero tronco del gran árbol. — E-Espero seguir recibiendo aquellos halagos

— Me gustas, hyung — cerró sus ojos después de decir aquello, sus mejillas cada vez tornándose más rosadas de lo que ya estaban.

Seokjin quedó asombrado ante aquella confesión e igualmente sintió su pecho palpitar de manera rápida después de haber oído aquellas palabras salir de los labios del menor.

Sonrió, y con delicadeza tomó dócilmente la mano del pelinaranja. — Tú también me gustas, Hoseok. — Su otra mano fue directamente al rostro, elevándolo para así poder ver aquellos azulados ojos que le había atrapado en una canción. — La sinceridad con la que escribías era tan encantadora como una melodía y con un millón de composiciones puedo afirmarte que me tienes enamorado, eres alguien extraordinario.

Cuando finalmente acabó de decir la última oración, beso su frente con delicadeza como si de una flor sé tratase.

Se mantuvieron en aquel parque, abrazados sin que nadie los molestara, contemplando aquel cielo rosa que resaltaba los sentimientos de ambos jóvenes que florecían como aquel flor de cerezo.

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─꒱ D e s p e d i d a

˚ ༘⋮Con esto hemos llegado al final.

˚ ༘⋮Gracias por leerme, espero el

˚ ༘⋮blog te haya gustado. Lindo día.

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