︵‿︵‿︵‿︵‿୨🕸୧‿︵‿︵‿︵‿︵
𝕴𝖌𝖚𝖆𝖑𝖊𝖘 𝖆𝖑 𝖓𝖆𝖈𝖊𝖗, 𝖘𝖊𝖕𝖆𝖗𝖆𝖉𝖔𝖘 𝖕𝖔𝖗 𝖊𝖑 𝖒𝖚𝖓𝖉𝖔
༺═────────⋞ 〈 🕷 〉 ⋟────────═༻
●❯──────────「⚖」──────────❮●
ɪɴɪᴄɪᴏ ᴅᴇ ᴊᴀᴄᴋ
• • • • • • • • • • • • • • • • • • •
Desde muy pequeño, Jack fue como muchos niños en ese mundo repleto de esperanza y luces centelleantes: un soñador empedernido. iraba con fervor a los héroes que aparecían en televisión, idolatraba sus trajes coloridos y sus gestos valientes. Su mayor ilusión era descubrir su Don y comenzar a escribir su propia historia como símbolo de paz. Vivía cada día esperando el momento en que su poder emergiera y lo colocara en ese sendero glorioso.
Pero a los cuatro años, esa fantasía se rompió de forma brutal. Los exámenes médicos en el hospital arrojaron una verdad imposible de digerir para un niño tan lleno de ilusión: no tenía Don. Era un “sin Don”. Un término clínico y frío, pero en la práctica una sentencia de marginación en una sociedad que giraba en torno a los superpoderes.
La reacción de sus padres fue tan devastadora como inesperada: lo abandonaron. En un instante, Jack dejó de ser su hijo y se convirtió en una carga indeseada. Lo dejaron en un orfanato, sin mirar atrás, sin una despedida. Para cualquier niño, esto sería una experiencia traumática. Para Jack, fue el primer gran golpe que enfrentó solo.
Sin embargo, contra toda lógica, Jack no se rindió. Su espíritu no se quebró. Aunque el mundo le daba la espalda, él seguía creyendo que podía ser un héroe. A su manera, construyó una filosofía: no se necesitaba un Don para hacer lo correcto, para marcar la diferencia. Era una idea pura, casi ingenua, pero poderosa.
Este deseo de proteger a otros lo metía constantemente en problemas. En la escuela, se enfrentaba a grupos de acosadores sin importarle su propia seguridad. No lo hacía por reconocimiento, ni por rabia: lo hacía por empatía. Aquel día en que recuperó el muñeco de una niña pequeña, terminando él mismo lleno de moretones, quedó grabado en su mente como una victoria personal. No importaban las heridas; la sonrisa de la niña había valido la pena.
No obstante, no todos veían sus acciones con buenos ojos. Algunos maestros comenzaron a sugerir que Jack sufría del "síndrome del héroe": una condición psicológica que lo impulsaba a intervenir incluso en situaciones menores, arriesgando su integridad. Lo tachaban de impulsivo, de desobediente. Era molesto, problemático. Su espíritu altruista, lejos de ser celebrado, lo convirtió en un blanco tanto para la autoridad como para los agresores.
Entre ellos destacaba una chica especialmente cruel. Su acoso iba más allá de las palabras: lo golpeaba, lo humillaba, lo desgastaba emocionalmente. Jack, sin embargo, nunca retrocedió. Aprendió a resistir, a levantarse, a seguir adelante con los dientes apretados y la mirada fija en una meta que parecía cada vez más lejana.
A los quince años, el orfanato donde vivía fue atacado durante uno de los múltiples ataques perpetrados por All for One. Las sirenas, las explosiones, los gritos... Todo era caos. Y en medio de eso, Jack vio su oportunidad. Podía demostrar que tenía lo que se necesitaba, que no era un fracaso ni un error.
Cegado por su deseo de probarse a sí mismo y al mundo su valía, se lanzó contra el mismísimo All for One. El resultado fue desastroso. En segundos fue reducido, golpeado brutalmente, y dejado como un trapo humano en el suelo. La noticia se esparció como pólvora: el chico sin Don que creyó poder enfrentar al mayor villano del mundo. Se convirtió en el hazmerreír de todo Japón.
Milagrosamente, sobrevivió. Pero no sin consecuencias. Durante su recuperación, escuchó que algunos héroes lo visitarían. Su corazón, maltrecho pero todavía lleno de esperanza, se ilusionó. Tal vez vendrían a felicitarlo por su valor. Tal vez lo reconocerían como un héroe de verdad.
Lo que recibió fue otra puñalada al alma. Los héroes que llegaron no trajeron palabras de aliento, sino regaños, críticas y recordatorios crueles de todo lo que no podía ser. El mensaje fue claro: “No tienes Don. No puedes ser uno de nosotros.”
Que lo dijera un médico o un civil, le importaba poco. Pero que un héroe –su modelo, su ideal, su esperanza– se lo dijera, fue devastador. Esa noche lloró en silencio, sintiendo por primera vez que tal vez el mundo tenía razón. Tal vez nunca sería más que una sombra, un error.
Pero esa mañana siguiente que podría haber cambiado su vida... nunca llegó.
All Might, aún joven y conmovido por la historia del chico que, sin Don, se atrevió a desafiar a All for One, decidió visitarlo. Veía en Jack una llama inusual, una voluntad tan feroz que lo hizo pensar en el potencial heredero del One for All. Sin embargo, cuando llegó, la habitación estaba vacía. Jack ya no estaba.
Durante la noche, Jack había sido secuestrado. La responsable era Viuda Negra, una figura envuelta en misterio que operaba al margen de los sistemas de héroes tradicionales. Ella no esperaba gran cosa del chico, pero al observarlo, al ver su resiliencia, su odio contenido, su deseo de justicia… vio algo más. Reconoció en él un fuego que no muchos poseían.
Y en un acto que cambiaría el destino de ambos, decidió entrenarlo. No solo como discípulo, sino como posible heredero de su legado, como algo más cercano a un hijo. Por primera vez, alguien lo aceptaba tal como era, sin Don, sin etiquetas, solo por lo que él era capaz de ser.
Desde ese momento, Jack ya no era el niño roto del orfanato, ni el hazmerreír de los noticieros. Era una semilla germinando en silencio, creciendo con fuerza. Su nombre, algún día, resonaría con respeto. Porque en un mundo que idolatra los poderes, Jack demostraría que la voluntad es el Don más poderoso de todos.
°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°
ɪɴɪᴄɪᴏ ᴅᴇ ᴍɪᴅᴏʀɪyᴀ
• • • • • • • • • • • • • • • • • • • • •
Izuku Midoriya nació en un mundo donde tener un Don era más que común: era lo esperado. Desde pequeño, mostró una fascinación particular por los héroes. No se trataba solo de iración; era una entrega casi obsesiva. Grababa videos, tomaba notas, imitaba gestos, estudiaba tácticas. Para él, ser un héroe era más que un sueño infantil: era una necesidad existencial, una meta que definía quién era.
Desde muy temprano esperaba que su Don se manifestara. Cada día se despertaba imaginando qué clase de habilidad le tocaría. Veía a sus compañeros mostrar sus primeros trucos con fuego, fuerza o velocidad, y sonreía, convencido de que el suyo sería aún más especial. Pero el tiempo pasaba, y su cuerpo permanecía normal. Demasiado normal.
A los cuatro años, su madre lo llevó a un hospital para obtener una respuesta. El médico examinó sus radiografías, se apoyó en su silla y habló con la frialdad que solo da la rutina:
“Lo siento, no tiene un Don. Hay una articulación extra en su dedo del pie. Su cuerpo está hecho como el de los humanos anteriores a la aparición de los Dones.”
Esas palabras lo congelaron. El niño que había pasado horas viendo hazañas de héroes en su computadora sintió cómo el mundo que había construido se deshacía en segundos. Su madre lloró, lo abrazó, pero en el rostro de Izuku no había lágrimas. Solo había vacío. Miraba una pantalla donde All Might sonreía y salvaba a las personas, mientras su reflejo, quieto, insignificante, se proyectaba débilmente en el cristal.
A partir de ese momento, su vida se volvió cuesta arriba. En la escuela, sus compañeros cambiaron. Algunos lo ignoraban, otros se burlaban abiertamente. El apodo “Deku” comenzó a pegarse a su espalda como una etiqueta invisible que decía: inútil. Katsuki Bakugō, su antiguo amigo, se convirtió en su principal verdugo. Donde antes había una relación desigual, ahora había desprecio. No por odio real, sino por el hecho de que Midoriya aún se atrevía a soñar.
Porque Izuku nunca dejó de soñar. Aunque el mundo lo descartó, él siguió tomando notas. Sus cuadernos se llenaban de observaciones, hipótesis, diagramas. Estudiaba a los héroes como si pudiera llegar a su nivel con puro conocimiento. No buscaba demostrar nada a otros, sino convencerse de que aún tenía valor.
Los años pasaron, y con ellos la herida se profundizó. Cada día era un recordatorio de lo que no tenía. Pero también, con cada incidente, con cada acto de injusticia, su impulso de actuar se hacía más fuerte. No era solo iración: era una compulsión por ayudar, incluso si su cuerpo no lo acompañaba.
La verdadera prueba llegó durante un ataque en la ciudad. Un villano deforme y violento tomó como rehén a uno de sus compañeros. La multitud se detuvo. Los héroes dudaron. Y Midoriya, sin pensarlo, corrió hacia el peligro. Sus piernas se movieron antes de que pudiera entender por qué. El miedo estaba allí, pero el impulso era más fuerte. No logró salvar a nadie por sí mismo, pero su intervención inesperada abrió una grieta en el momento, suficiente para que otros actuaran.
Fue una chispa. Un instante breve, pero decisivo. Aunque el mundo lo había etiquetado como incapaz, en ese momento, actuó como un héroe de verdad. Lo hizo sin poder, sin plan, sin protección. Solo con una voluntad que había resistido años de burlas y rechazo.
Tras ese acto, todo comenzó a cambiar. Su cuerpo herido, su alma exhausta, y sin embargo, por primera vez, había sido visto. Alguien lo había notado. No como un error, ni como un niño necio, sino como alguien con el corazón correcto. Y aunque no lo sabía todavía, ese momento lo pondría en el camino hacia algo que jamás imaginó posible: heredar un poder forjado a través de generaciones.
•,¸,.·' '·.,¸,••,¸,.·' '·.,¸,••,¸,.·' '·.,¸,••,¸,.·' '·.,¸,••,¸,.·' '·.,¸,••,¸,.·' '·.,¸,•
˗ˏˋ ★ ˎˊ˗
╔═══━━━─── ☯ ───━━━═══╗
ᴩᴀʀᴀʟᴇʟɪꜱᴍᴏ|ᴏᴍꜱɪʟᴇʟᴀʀᴀᴩ
• • • • • • • • • • • • • • • • • • • • •
Desde que tuvo uso de razón, Izuku Midoriya soñó con ser un héroe. En un mundo donde el 80% de la población tenía un Don, él era un niño de ojos brillantes que anotaba obsesivamente los movimientos, técnicas y estadísticas de los héroes profesionales. No lo hacía por idolatría superficial: para Izuku, los héroes eran símbolos de esperanza, pilares que sostenían el orden y la bondad.
En ese sentido, Midoriya y Jack eran iguales: dos niños deslumbrados por la luz de los héroes, convencidos de que ellos también podrían convertirse en uno. Ambos compartían una fe inquebrantable en la idea del bien, y una necesidad visceral de ayudar, de proteger, de ser alguien valioso para los demás.
Pero el destino, como con Jack, fue cruel. A los cuatro años, el diagnóstico llegó: Izuku no tenía Don. Fue devastador. Sentado en una silla frente al médico, con su madre a punto de romper en llanto, escuchó que jamás tendría poderes. “Tal vez puedas aspirar a ser otra cosa”, dijeron. Pero para él, eso no era una opción. Su mundo se derrumbaba.
La reacción de su madre fue muy distinta a la de los padres de Jack: ella lloró, se disculpó por no poder hacer nada, pero no lo abandonó. Aun así, su tristeza alimentó la culpa de Izuku. En su mente, no tener Don era un motivo para que los demás sufrieran por él.
Mientras Jack fue abandonado físicamente, Izuku fue abandonado socialmente. Sus compañeros lo veían como un bicho raro. Su valentía se leía como necedad. Su esperanza, como delirio. Katsuki Bakugō, su amigo de la infancia, se convirtió en su principal acosador, tratando de apagar en él cualquier chispa de orgullo o determinación. Bakugō representaba el mensaje social que ambos chicos recibieron de distinta manera: “Si no tienes Don, no eres nada.”
Tanto Jack como Izuku fueron humillados por su esperanza. Ambos se aferraban a una fantasía que parecía imposible. Pero mientras Jack respondía enfrentando directamente el peligro —incluso a All for One—, Izuku canalizaba su frustración en el análisis, en el estudio obsesivo, en la preparación. Jack golpeaba primero. Izuku tomaba notas.
La verdadera fractura emocional de Midoriya ocurre el día que se lanza a salvar a Bakugō del lodo de un villano, sin pensar en las consecuencias. Sin Don, sin plan, solo con impulso. Y fue ese mismo impulso el que le valió algo que Jack nunca tuvo: el reconocimiento. All Might lo vio. No como un chico torpe o molesto, sino como un verdadero héroe.
Ese instante es donde sus caminos se bifurcan: Izuku fue rescatado, Jack no. Izuku fue elegido para portar el One for All, para convertirse en el símbolo de la esperanza que iraba de niño. Jack, en cambio, fue olvidado, desaparecido justo antes de recibir una oportunidad parecida.
La ironía es dolorosa: ambos tenían el corazón de un héroe, pero el sistema solo salvó a uno. Uno fue elevado, el otro abandonado.
A nivel psicológico, Midoriya creció con un vacío, pero también con pequeñas redes de contención: su madre, All Might, más adelante sus compañeros. Jack fue moldeado solo por el rechazo, por la necesidad constante de validarse sin que nadie creyera en él. Donde Midoriya aprendió a cooperar, Jack aprendió a resistir.
Pero ambos comparten algo fundamental: una voluntad férrea. Una llama que ni el desprecio ni el dolor pudieron apagar. Ambos creían, profundamente, que ser un héroe no era cuestión de poder, sino de elección. Y ambos estaban dispuestos a arriesgarlo todo para demostrarlo.
࿙࿚࿙࿚࿙࿚࿙࿚࿙࿚࿙࿚࿙࿚࿙࿚࿙࿚࿙࿚࿙࿚࿙࿚࿙࿚࿙࿚࿙࿚
◞───────⊰·🕸| :sparkles: ·⊱───────◟
ᴍᴇɴᴛᴏʀᴇꜱ ᴅᴇ ɪᴢᴜᴋᴜ
• • • • • • • • • • • • • • • • • • • • •
Izuku Midoriya no se convirtió en un héroe solo por recibir el One for All.
Ese fue el primer paso. Pero lo que realmente lo transformó fue el camino que recorrió guiado por distintas manos, cada una enseñándole no solo técnicas, sino formas de pensar, de actuar, de entender el heroísmo.
╭───────────────────────────
𝐀𝐥𝐥 𝐌𝐢𝐠𝐡𝐭
'''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''
ᴱˡ ˢⁱᵐᵇᵒˡᵒ ᵈᵉ ˡᵃ ᴾᵃᶻ
ʸ ᵉˡ ᵐᵉⁿᵗᵒʳ ᶠᵘⁿᵈᵃᶜⁱᵒⁿᵃˡ
╰───────────✧──────────────╮
El primero, el más determinante, fue All Might. Para Midoriya, All Might era mucho más que un maestro. Era la personificación de su sueño, el ideal que había perseguido desde la infancia. Ser elegido por él no fue solo un honor: fue una validación que su corazón necesitaba desesperadamente.
El entrenamiento comenzó incluso antes de que recibiera el poder. All Might lo llevó a limpiar una playa infestada de basura, no como castigo, sino como prueba. Quería forjar en él un cuerpo que pudiera resistir la energía de One for All, pero también un espíritu que no retrocediera ante el trabajo duro. Fue allí, arrastrando refrigeradores oxidados bajo el sol y la lluvia, donde Midoriya comenzó a moldear su fuerza de voluntad como herramienta física.
La filosofía de All Might era clara: ser un pilar inquebrantable. Su sonrisa no era solo una expresión; era un escudo para los demás. Midoriya aprendió que el heroísmo no solo era salvar, sino inspirar, dar esperanza. Sin embargo, All Might no era un entrenador técnico. Su enseñanza era intuitiva, emocional. Por eso, aunque le dio poder y dirección, dejó lagunas que otros debieron llenar.
Resultado: Midoriya ganó fuerza básica, disciplina y una primera comprensión del sacrificio detrás de ser un símbolo. También comenzó a internalizar el peso de su legado.
╭───────────────────────────
𝐆𝐫𝐚𝐧 𝐓𝐨𝐫𝐢𝐧𝐨
'''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''
ᴱˡ ᵛᵉᵗᵉʳᵃⁿᵒ ᵈᵉˡ ⁱⁿˢᵗⁱⁿᵗᵒ
╰───────────✧──────────────╮
El siguiente gran pilar fue Gran Torino, un antiguo héroe retirado que había entrenado a All Might en su juventud. Donde All Might era imponente, Torino era impredecible. Su forma de enseñar parecía errática, incluso ridícula a veces, pero detrás de esa fachada había una precisión quirúrgica.
Gran Torino enseñó a Midoriya a dejar de pensar demasiado. Izuku era brillante, pero su necesidad de razonar cada movimiento lo volvía lento, torpe. Torino lo empujó a actuar por reflejo, a sentir el poder del One for All como una extensión de su cuerpo, no como una fuerza externa que tenía que controlar.
Lo entrenó a través de combates rápidos y exigentes, forzándolo a mantener el flujo del poder solo en partes específicas de su cuerpo. De allí nació el estilo conocido como "Full Cowl": una distribución moderada de energía que le permitía moverse con agilidad sin destruirse a sí mismo.
Resultado: Midoriya logró usar el One for All en porcentajes bajos pero constantes, dejando atrás el uso explosivo que antes lo dejaba gravemente herido. Su movilidad, velocidad y control general mejoraron drásticamente.
╭───────────────────────────
𝐒𝐢𝐫 𝐍𝐢𝐠𝐡𝐭𝐞𝐲𝐞
'''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''
ᴱˡ ᵐᵉⁿᵗᵒʳ ᵈᵉ ˡᵃ ʳᵉˢᵖᵒⁿˢᵃᵇⁱˡⁱᵈᵃᵈ
╰───────────✧──────────────╮
A través de su pasantía profesional, Midoriya fue asignado al héroe Sir Nighteye, antiguo compañero de All Might. La relación comenzó con frialdad: Nighteye no aprobaba que All Might le hubiera transferido su poder.
Donde All Might lo alentaba, Nighteye lo confrontaba. Su entrenamiento fue meticuloso, técnico, pero también profundamente ético. Le enseñó a ver más allá del idealismo, a considerar el costo de cada acción, a entender que un héroe no solo salva vidas: también toma decisiones que pueden costar vidas si se equivoca.
Durante su tiempo con Nighteye, Midoriya comenzó a enfrentarse a la idea del fracaso real. Vio morir a un héroe. Sintió el peso de no llegar a tiempo. Y entendió que su camino estaba lleno de límites que no podía ignorar.
Resultado: Adquirió visión táctica, velocidad reactiva mejorada (empujado por la necesidad de no ser golpeado por Nighteye) y, sobre todo, una noción clara de las consecuencias del heroísmo. Esta etapa fortaleció su mentalidad y lo obligó a madurar.
°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°
ᴍᴇɴᴛᴏʀᴇꜱ ᴅᴇ ᴊᴀᴄᴋ
• • • • • • • • • • • • • • • • • • • • •
Jack no fue moldeado por el azar ni por una mera sucesión de entrenamientos.
Su formación fue un proceso profundo, crudo y doloroso, nacido de la necesidad y alimentado por la voluntad. Desde que fue abandonado por sus padres tras descubrir que no tenía Don, Jack juró que su existencia tendría un propósito. No uno impuesto por el mundo, sino uno que él mismo construiría con sus propias manos, con sus propias cicatrices. Cada mentor que tuvo fue una piedra angular de esa construcción, modelando no solo su cuerpo, sino su mente, sus convicciones, e incluso su sentido del bien y del mal.
╭───────────────────────────
𝐕𝐢𝐮𝐝𝐚 𝐍𝐞𝐠𝐫𝐚
'''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''
¿ᵁⁿ ˢⁱᵐᵇᵒˡᵒ?¿ᵁⁿᵃ ᵐᵃᵈʳᵉ?¿ᵁⁿᵃ ˢᵒᵐᵇʳᵃ?
╰───────────☠──────────────╮
Viuda Negra fue su punto de partida. No fue una figura cálida ni reconfortante. Si bien Jack llegó a verla como una figura materna, esa “madre” no ofrecía ternura sino disciplina, frialdad y juicio constante. Para el resto del grupo, ella era una líder indiscutible; para Jack, una presencia que lo desafiaba a diario a no quebrarse.
Sus métodos distaban mucho de los de los héroes convencionales. No hablaba de justicia ni de esperanza. Sus lecciones giraban en torno al sigilo, la manipulación del entorno y la ejecución silenciosa. Para ella, un combate debía terminar antes de comenzar, y la muerte del enemigo debía ser lenta, inevitable y sin gloria.
Al principio, Jack se resistía. Aquello iba en contra de su ideal infantil del heroísmo. Pero Viuda Negra se encargó de desgarrar cada resquicio de inocencia con pruebas extremas: simulacros donde debía elegir a quién salvar, situaciones donde ayudar a uno significaba la muerte de muchos. Le mostró que el mundo no se dividía en blanco y negro, sino en una gama de grises donde las decisiones eran crueles, y los errores, fatales.
Resultado: Jack adquirió habilidades fundamentales para la infiltración, el camuflaje y la preparación táctica. Pero más allá de la técnica, Viuda Negra sembró en él un principio irreversible: nunca dejar vivos a los villanos. No por crueldad, sino por prevención. Una elección nacida del entendimiento brutal de las consecuencias.
╭───────────────────────────
𝐃𝐨𝐧𝐨𝐯𝐚𝐧
'''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''
ᶠᵒʳᵗᵃˡᵉᶻᵃ ᵖᵃᶜⁱᵉⁿᵗᵉ,ᵛᵒˡᵘⁿᵗᵃᵈ ⁱⁿᵈᵉˢᵗʳᵘᶜᵗⁱᵇˡᵉ
╰───────────☠──────────────╮
Donovan era un hombre imponente, con una piel cristalina que reflejaba luz como una armadura viviente. A diferencia de Viuda Negra, su presencia no imponía miedo, sino respeto. Era un veterano de guerra, con un enfoque metódico y paciente. Bajo su tutela, Jack empezó a entrenar su cuerpo al límite.
Donovan no se frustraba con la torpeza inicial de Jack. Comprendía que un niño sin Don debía construir fuerza desde lo más básico. Lo guiaba paso a paso en el uso de armas blancas, armas de fuego, y en rutinas físicas que buscaban aumentar su resistencia. Los días eran una tortura de entrenamiento físico; las noches, lecciones de precisión, recarga, ensamblaje y mantenimiento.
Pero quizás su mayor aporte no fue la técnica, sino el temple. Donovan enseñó a Jack que el dolor no era su enemigo, sino un aliado que señalaba progreso. Lo ayudó a comprender que la voluntad era más dura que cualquier músculo, que el cuerpo se rompe, pero la mente puede seguir.
Resultado: Jack se volvió casi experto en armamento. Su fuerza, aunque no sobrehumana, superaba por poco el promedio humano, y su resistencia aumentó lo suficiente como para soportar impactos que habrían incapacitado a cualquier civil. Pero sobre todo, su tenacidad creció: dejó de retroceder incluso cuando dolía.
╭───────────────────────────
𝐁𝐚𝐥𝐦𝐚𝐜𝐞𝐝𝐚
'''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''
ᶜⁱᵉⁿᶜⁱᵃ ᶜᵒᵐᵒ ᵃʳᵐᵃ
╰───────────☠──────────────╮
Mientras que Donovan fortalecía el cuerpo de Jack, Balmaceda se encargó de afilar su mente. Era una científica excéntrica y obsesiva, autoproclamada como “la persona más inteligente del mundo”, y probablemente con razón. Su laboratorio era un caos meticulosamente organizado, y en medio de tubos de ensayo y planos de tecnología experimental, Jack aprendió que la ciencia también podía ser letal.
Balmaceda no enseñaba como un maestra tradicional. Simplemente exponía conceptos, fórmulas, reacciones, y esperaba que Jack los absorbiera como esponja. Y lo hizo. Con el tiempo, Jack no solo memorizaba compuestos, sino que aprendía a combinarlos, a crear desde venenos silenciosos hasta explosivos portátiles.
Fue ella quien lo ayudó a desarrollar sus herramientas personales: microbombas, trampas químicas, dispositivos de distracción. Cada uno adaptado a su estilo de combate, a su necesidad de suplir con inteligencia lo que le faltaba en poder.
Resultado: Aunque no mejoró su capacidad física directamente, Jack se convirtió en un técnico versátil. Gracias a sus creaciones, podía neutralizar amenazas mayores, preparar emboscadas efectivas o escapar de situaciones imposibles. Su mente se volvió una de sus armas más peligrosas.
╭───────────────────────────
𝐀𝐤𝐢𝐫𝐚
'''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''''
ᴱˡ ᶠˡᵘʲᵒ ᵈᵉˡ ᶜᵒᵐᵇᵃᵗᵉ
╰───────────☠──────────────╮
El último en moldear a Jack fue Akira, un ex yakuza reformado que poseía un dominio absoluto del combate cuerpo a cuerpo. Era ágil, letal, y su presencia, aunque cómica tras unirse a la O.D.L.G., no dejaba que eso le impidiera entrenar a Jack, con torpeza, pero al fin y al cabo entrenándolo a su manera.
Akira no buscaba que Jack peleara con fuerza, sino con fluidez. Sus movimientos eran como agua, serpenteantes, adaptables, y eso fue lo que transmitió. Le enseñó a leer los pies del enemigo antes de ver los puños, a sentir el ritmo del combate, a esquivar por instinto y contraatacar con precisión.
Jack, limitado por su falta de Don, nunca pudo igualar la velocidad de su maestro, pero absorbió cada principio como si su vida dependiera de ello. Porque, en efecto, así era. Su estilo se volvió híbrido: evasivo, reactivo, con la capacidad de desviar golpes que no podía bloquear.
Resultado: Jack perfeccionó un estilo de combate cuerpo a cuerpo único, útil para desviar ataques y lanzar contragolpes precisos. Aunque carecía de la velocidad o fuerza que un Don podía otorgar, su técnica era lo suficientemente eficaz para enfrentarse a enemigos superiores y sobrevivir.
✧≪═══════≫⚖≪════════≫☠
≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣
▂ ▃ ▄ ▅ ▆ ▇ █ █ ▇ ▆ ▅ ▄ ▃ ▂
🄴🄻 🄿🅁🄸🄼🄴🅁 🄲🅁🅄🄲🄴
🅂🄾🄼🄱🅁🄰🅂 🄴🄽 🄴🄻 🄴🅂🅃🄰🄳🄸🄾
◣◥◣◥◤◢◤◢◣◥◣◥◤◢◤◢
El primer encuentro entre Jack y Izuku Midoriya no fue en un campo de batalla, sino en el corazón de la esperanza juvenil: el Festival Deportivo de la U.A.
Una celebración del talento emergente, de los sueños en formación y del poder de la nueva generación de héroes. Para muchos, ese día era símbolo de avance y orgullo. Para Jack, en cambio, era el escenario perfecto para llevar a cabo una infiltración quirúrgicamente planeada.
Gracias a un avanzado dispositivo de alteración corporal diseñado por Balmaceda, Jack adoptó la identidad de “Jackeline”, una supuesta estudiante de transferencia con una historia creíble y un expediente cuidadosamente fabricado. El aparato no solo alteraba su voz y rasgos, sino que incluso imitaba los cambios físicos propios de una adolescente. Cada movimiento, expresión y palabra estaban ensayados. Junto a él, Akira se transformó en “Akiko”, la aparente madre de Jackeline, camuflándose como una mujer serena y algo excéntrica. Ambos entraron a la U.A. sin levantar sospechas, como un virus silencioso en un organismo desprevenido.
Durante días, Jack se infiltró entre los alumnos. Observó. Escuchó. Registró. Su objetivo no era el caos inmediato, sino el conocimiento: debilidades, patrones, amistades, vínculos emocionales, hábitos de combate. Nada escapaba a su atención. Sabía que los estudiantes de la U.A. eran piezas en formación, pero algunas de esas piezas tenían el potencial de convertirse en verdaderas amenazas contra su causa: la O.D.L.G. (Organización de Los Grises).
La operación fue meticulosa. Cada noche, Jack y Akira compartían la información recolectada y organizaban perfiles de los jóvenes más prometedores. Sin embargo, como todo acto prolongado en terreno enemigo, el disfraz terminó por agrietarse. La tecnología de Balmaceda era avanzada, pero no perfecta. Una irregularidad detectada por uno de los sistemas de seguridad —una fluctuación térmica menor— levantó las primeras sospechas. A esto se sumó la extrañeza en ciertos registros istrativos que un par de profesores atentos empezaron a revisar con más detalle.
La revelación fue inevitable.
El día en que todo colapsó fue también el más simbólico: la jornada final del festival. Ante miles de espectadores, en un estadio repleto y bajo la vigilancia de héroes profesionales, Jack y Akira fueron finalmente desenmascarados. La conmoción fue inmediata. El sistema de seguridad entró en alerta máxima. Los docentes se movilizaron. La U.A. no podía permitirse una brecha de esa magnitud.
Y, en medio de ese caos, ocurrió el cruce.
Jack e Izuku Midoriya se miraron por primera vez.
No hubo palabras, ni ataques, ni declaraciones. Solo una mirada prolongada, tensa, cargada de interrogantes. Midoriya, con su agudo instinto y su creciente experiencia, comprendió al instante que aquel individuo no era un simple intruso. Había estrategia, compostura y determinación en sus ojos. Jack, por su parte, evaluó a Midoriya con precisión quirúrgica: postura, tensión muscular, reacción emocional. No veía solo al símbolo naciente del heroísmo, sino a una amenaza potencial con un poder que aún no comprendía del todo.
Ambos sabían que ese instante no era el final, sino un prólogo.
Antes de que los héroes pudieran actuar, Jack y Akira pusieron en marcha su plan de escape. Un último cartucho de humo químico, una bomba de luz momentánea y el uso preciso de rutas internas les permitieron desaparecer entre el caos. No lograron obtener todo lo que buscaban, pero sí suficiente: perfiles detallados de algunos estudiantes clave, datos sobre rutinas de patrullaje y evaluaciones de habilidades en combate real.
Aunque no se derramó sangre, aquel evento marcó un antes y un después.
La U.A. entendió que incluso su bastión más protegido podía ser vulnerado. Midoriya conoció, por primera vez, a un enemigo que no buscaba poder, sino información. Y Jack, aunque aún no lo sabía, había activado un reloj invisible: una serie de futuros enfrentamientos con aquellos a los que algún día tendría que decidir si eliminar… o comprender.
≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣
▂ ▃ ▄ ▅ ▆ ▇ █ █ ▇ ▆ ▅ ▄ ▃ ▂
¿🄴🄽🄵🅁🄴🄽🅃🄰🄼🄸🄴🄽🅃🄾
🄳🄸🅂🄿🄰🅁🄴🄹🄾?
◣◥◣◥◤◢◤◢◣◥◣◥◤◢◤◢
Tras el incidente en la U.A. —la infiltración encubierta de Jack y Akira—, el revuelo mediático no tardó en desatarse. La seguridad de la institución fue severamente cuestionada, y aunque la verdad nunca salió completamente a la luz, sí fue suficiente para que los de la O.D.L.G. entendieran que los reflectores estaban peligrosamente cerca. Jack, junto a sus mentores, comprendió que no podían arriesgarse a una exposición mayor. Durante semanas, mantuvieron un perfil bajo, suspendiendo operaciones urbanas y volviendo a centrar sus esfuerzos en una estrategia que consideraban más pura y justificada: la eliminación de amenazas reales bajo el manto de la noche. Villanos. Aquellos que destruían sin ideología, sin visión, sin propósito. Para Jack, cazarlos era una forma de redención, una manera de reclamar el título de héroe bajo sus propios términos.
Una noche, en uno de sus patrullajes rutinarios con Akira por el denso y salvaje Bosque de las Bestias —una zona peligrosa próxima al escondite subterráneo de la organización—, ambos percibieron un caos inusual. El aire se estremecía con estruendos, ramas quebradas, ráfagas de poder y gritos a la distancia. Algo no encajaba. Era un combate, y no uno cualquiera: podían escuchar el eco del poder resonando por los árboles, señal de que no solo había villanos, sino también héroes en el terreno.
Ambos se separaron sin hablar. Akira, con sus años de experiencia, rastreó las señales más fuertes y fue a investigar. No tardó en encontrar la fuente: Izuku Midoriya enfrentaba a un enemigo feroz, Muscular, mientras intentaba proteger a Kōta, un niño acorralado por el pánico. Midoriya luchaba con cada fibra de su ser, apenas resistiendo los embates devastadores del villano.
Fue entonces cuando Akira intervino.
Rápido como una sombra y letal como una víbora, emergió de los árboles y atacó a Muscular desde un ángulo ciego. Su estilo serpenteante y fluido confundió al bruto, que por primera vez se vio obligado a retroceder. Aunque Muscular tenía fuerza bruta de sobra, Akira poseía técnica y precisión quirúrgica. Cada golpe iba dirigido a músculos clave, tendones, nervios. No era un combate limpio: era una danza entre la brutalidad y la maestría.
Akira no buscaba gloria. Solo tiempo.
Gracias a su intervención, Deku pudo escapar con Kōta en brazos, llevándolo lo más lejos posible del combate. El niño, aún temblando, no entendía quién era el hombre que lo había salvado. Para Midoriya, tampoco estaba del todo claro si aquel luchador era un aliado… o simplemente alguien con su propia agenda.
Por su parte, Jack se adentró más profundamente en el bosque, guiado por el caos. Allí, en una escena que le pareció casi absurda, observó a Tsuyu Asui y Ochaco Uraraka enfrentando a Himiko Toga. Para alguien con su entrenamiento, aquello parecía una burla. Toga era letal en las sombras, sí, pero sin haber tomado sangre ajena ni mimetizado su aspecto, era vulnerable. Y Jack no era un oponente común.
Con movimientos calculados, desvió cada intento de ataque de Toga. Su estilo, pulido por años de entrenamiento, neutralizaba cada impulso caótico de la villana. Donde Toga buscaba improvisar, Jack preveía. Donde ella buscaba sangre, Jack respondía con precisión quirúrgica. En pocos minutos, ya la tenía completamente a su merced, con una pistola apuntándole directamente a la frente. Era el final.
Pero entonces, apareció Midoriya.
Con la velocidad propia de su poder, interceptó el disparo en el último instante, desestabilizando el arma y obligando a Jack a fallar. Para Izuku, lo importante era que la amenaza había sido neutralizada; asesinarla rompía todo principio. Pero para Jack, dejarla con vida era una traición al propósito mismo del heroísmo.
Ese instante fue el quiebre.
Ambos se miraron, y ya no eran solo dos figuras enfrentadas. Eran dos caminos, dos filosofías, dos respuestas a la misma pregunta: ¿Qué significa proteger a los inocentes?
Sin más palabras, comenzó el combate.
Jack, agotado por su enfrentamiento con Toga, luchó con inteligencia, usando el terreno, la oscuridad, cada técnica que Akira y Viuda Negra le habían enseñado. Esquivó, desvió, golpeó puntos estratégicos… pero no fue suficiente. Izuku, impulsado por One for All, tenía fuerza descomunal, reflejos vertiginosos y, sobre todo, la convicción de que matar no era la respuesta. Los impactos de Deku lo hicieron retroceder. Sus costillas crujieron, su cuerpo sangraba, pero su voluntad no cedía. Jack no se rendía. No podía. Su existencia misma se lo impedía.
El combate fue interrumpido solo por la retirada general de la Liga de Villanos. Bakugo había sido capturado, y el objetivo principal del enemigo ya estaba cumplido. En medio del caos, Akira llegó justo a tiempo para recuperar a Jack, malherido, al borde del colapso. Lo cargó y lo llevó de vuelta a las profundidades del bosque, al escondite de la O.D.L.G.
Fue esa noche, entre vendas ensangrentadas y miradas silenciosas, donde ocurrió el primer gran choque de ideales.
Deku defendía un heroísmo basado en la esperanza, en el ejemplo y la redención. Jack, en cambio, estaba convencido de que ese tipo de bondad ingenua solo conduciría a la repetición del dolor. Él no salvaba vidas para ser irado, sino para asegurarse de que nadie viviera una perdida. Y si eso implicaba ensuciarse las manos… entonces lo haría sin dudar.
Con el paso del tiempo, la historia le daría la razón a Jack en más de una ocasión. Porque mientras los héroes seguían limitados por reglas, los enemigos evolucionaban. Y Jack, desde las sombras, ya se estaba preparando para el siguiente movimiento.
≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣
▂ ▃ ▄ ▅ ▆ ▇ █ █ ▇ ▆ ▅ ▄ ▃ ▂
🄴🄻 🅂🄰🄲🅁🄸🄵🄸🄲🄸🄾 🅈
🅁🄴🄽🄰🄲🄴🅁 🄳🄴 🄹🄰🄲🄺
◣◥◣◥◤◢◤◢◣◥◣◥◤◢◤◢
En una jornada que marcaría el destino de muchos, Musutafu volvió a ser blanco de la oscuridad: All for One, el arquitecto del caos, lanzó un nuevo ataque estratégico. Su plan era claro: dispersar a los héroes, generar pánico, abrirse camino a través del caos y enfrentar directamente a All Might, el símbolo de la paz. Sin embargo, antes de que ese enfrentamiento tuviese lugar, una figura inesperada se interpuso en su camino: Jack.
El mismo Jack que años atrás, siendo apenas un adolescente, osó hacerle frente sin un Don, impulsado por el deseo de demostrar su valía al mundo. El mismo que fue brutalmente humillado, reducido a un símbolo de lo absurdo y lo imposible. Ahora, sin la presencia de sus compañeros de la O.D.L.G., sin el respaldo de Akira o la guía de Viuda Negra, Jack estaba completamente solo frente al mayor villano de la historia.
Pero no retrocedió.
No por orgullo. No por fama. Lo hizo porque, muy en el fondo, ese niño que alguna vez soñó con ser un héroe aún habitaba en su interior. Jack sabía que su victoria era imposible. Aun con toda su preparación, sus armas, su ingenio y experiencia, sabía que lo que estaba por enfrentar era una fuerza que desafiaba la lógica misma del combate. Y aun así, eligió luchar. Porque si él no lo hacía, nadie más podría contener a All for One hasta que los verdaderos héroes llegaran.
Utilizó todo lo que tenía: su arsenal oculto, trampas improvisadas, su agilidad, sus microbombas, sus técnicas de infiltración y emboscada. Pero All for One ni siquiera se molestó en usar una fracción importante de su poder. Jack fue tratado como un obstáculo menor. Lo atacó con una calma casi indiferente, como si reviviera aquella escena del pasado en la que había dejado al muchacho en estado crítico.
El combate fue una humillación. Jack caía una y otra vez, cubierto de sangre, con huesos rotos y armas destrozadas. Pero sus ojos no mostraban derrota, solo decisión. A pesar del dolor y el miedo, su voluntad seguía intacta. Y fue entonces cuando lo vio: los rostros aterrados de civiles atrapados en medio del campo de batalla, incapaces de escapar del área.
Fue ahí donde Jack tomó su decisión final. Las balas eran inútiles. El cuerpo a cuerpo era un suicidio. Su única carta restante era el elemento más destructivo que poseía: sus microbombas. Aprovechando la arrogancia de All for One, quien había bajado la guardia confiado en su superioridad absoluta, Jack lo atrajo lo suficiente. Y cuando lo tuvo cerca... activó todo su arsenal.
La explosión fue demoledora. Un estallido tan potente que sacudió varias manzanas a la redonda. Jack se inmoló con el único propósito de frenar al enemigo, aunque fuera solo un segundo más. El resultado fue devastador para él: su cuerpo quedó irreconocible, cercenado y calcinado, sus órganos expuestos y la vida escurriéndosele entre los dedos. Pero había logrado lo impensable: herir, aunque fuera ligeramente, a All for One.
Y entonces llegó All Might. Lo suficientemente tarde para presenciar el fin del enfrentamiento, pero a tiempo para ver a Jack, o lo que quedaba de él, tirado en el suelo. Al observarlo detenidamente, lo reconoció. Era aquel niño enérgico y testarudo, el que alguna vez pudo haber sido el heredero del One for All. Un joven que, sin Don, había desafiado las leyes del mundo. All Might sintió una mezcla de respeto, culpa y tristeza. Jack no había muerto como un villano, sino como un mártir. Como un símbolo de resistencia.
Cuando los medios lo reportaron, fue simplemente como "un individuo no identificado que luchó contra All for One y cayó". Pero para los integrantes de la O.D.L.G., Jack no era un número más. Era uno de ellos. Balmaceda, obedeciendo las órdenes desesperadas de Viuda Negra, recuperó lo que pudo del cuerpo de Jack, y lo llevó al laboratorio oculto de la organización.
Ahí, día y noche, Balmaceda trabajó sin descanso. Usó todo su conocimiento y tecnología prohibida, cruzando límites éticos sin titubeos. A partir de restos orgánicos, ingeniería genética y avances biomecánicos, desarrolló un parásito de diseño propio: una amalgama simbiótica que, al ser implantada directamente en lo que quedaba del cerebro de Jack, podría activar un proceso de regeneración total.
Durante semanas, no hubo señal alguna. Jack era poco más que un cadáver sostenido por tubos y energía artificial. Pero un día, su corazón volvió a latir. Su carne comenzó a regenerarse lentamente. Y con ello, vino algo más.
Jack volvió a la vida, pero ya no como antes. Su nuevo cuerpo no solo se había reconstruido: había mutado. La fusión con el parásito le otorgó habilidades inéditas. Su musculatura era más densa, su estructura interna había sido reforzada, su piel tenía una elasticidad anómala, y podía regenerarse a una velocidad alarmante. Por primera vez en su vida, Jack tenía un Don. Uno real. Uno propio.
No fue un regalo. Fue una maldición tejida en desesperación, ciencia prohibida y dolor. Jack había regresado… pero algo dentro de él también había cambiado.
Ya no era el muchacho que quería ser héroe. Tampoco el chico que luchaba por demostrar su valor. Era un ser renacido del fuego, reconstruido con sangre y voluntad.
Y con ese nuevo cuerpo, también nació un nuevo propósito.
≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣
▂ ▃ ▄ ▅ ▆ ▇ █ █ ▇ ▆ ▅ ▄ ▃ ▂
🄲🅄🄻🄿🄰 🅈 🄿🄴🅁🄳🄸🄳🄰
◣◥◣◥◤◢◤◢◣◥◣◥◤◢◤◢
Tras haber regresado de la muerte, reconstruido por la ciencia de Balmaceda y renacido gracias al parásito regenerativo, Jack había dejado atrás cualquier rastro de debilidad humana. Aquel muchacho sin Don, que alguna vez fue subestimado por todos, ahora poseía un cuerpo perfeccionado, moldeable, capaz de regenerarse, resistir balas y golpes, y ejecutar hazañas físicas que anteriormente solo podía imaginar. El entrenamiento de toda una vida, combinado con su nueva biología, lo convertía en un cazador imparable.
Durante semanas, se dedicó a patrullar de noche por los barrios más peligrosos de Musutafu y sus alrededores. Lo que antes eran misiones cuidadosas ahora se habían convertido en limpiezas sistemáticas. Jack ejecutaba cada operación con eficiencia quirúrgica, sin dejar rastro, arrasando a todo villano que osara poner en peligro a los inocentes. Pero no lo hacía por justicia... ni por venganza. Lo hacía porque sentía que, finalmente, era capaz de imponer el equilibrio que los héroes habían fallado en mantener.
Sin embargo, la calma no duraría. Un nuevo ataque azotó la ciudad.
Esta vez, el enemigo no era All For One, sino su heredero: Tomura Shigaraki. El ataque fue repentino, violento, pero extrañamente no tan devastador como los anteriores. Mientras el ejército de Nomus invadía las calles, tanto héroes como de la O.D.L.G. combatían hombro a hombro. Pero para Jack, lo que sucedería esa noche no marcaría su cuerpo… sino su alma.
En medio del caos, Jack localizó a Shigaraki. No dudó un solo segundo. Se lanzó directo a enfrentarlo, usando toda la ventaja que le otorgaba su nuevo cuerpo. A diferencia de ocasiones pasadas, esta vez Jack dominaba completamente la situación. Cada movimiento suyo era preciso, cada golpe llevaba la intención de aniquilar. Jack lo acorraló, lo hirió, lo redujo al suelo. Shigaraki, desorientado, apenas podía reaccionar. El final estaba cerca.
Pero en el último segundo, antes de dar el golpe mortal, Midoriya Izuku irrumpió en escena.
Confundido, creyendo que podía capturar vivo a Shigaraki o que Jack podía estar fuera de control, Midoriya se interpuso. Bastó una fracción de segundo para que el villano escapara, deslizándose entre los escombros como una sombra, riendo entre dientes. Una oportunidad perdida… otra vez.
Jack encaró a Deku, su ira contenida brotando como una tormenta silenciosa. Le recriminó con frialdad su intervención, acusándolo de ingenuidad, de aferrarse a un heroísmo que ya no servía. Deku, con el rostro desencajado, solo pudo bajar la mirada. Pero las consecuencias no terminarían ahí.
Y fue entonces que ocurrió lo impensable.
Akira, quien había estado luchando con valentía contra tres Nomus diseñados específicamente para contrarrestar su Don, ya se encontraba al límite. Había usado sus rayos y su velocidad con una destreza irable, pero su cuerpo no aguantaba más. Su corazón latía como un tambor de guerra, tambaleándose al borde del colapso. Exhausto, de rodillas, fue presa fácil.
Shigaraki, oculto entre los escombros, emergió como una sombra maldita. En un acto rápido y letal, tocó a Akira con su mano derecha. El efecto fue inmediato. La descomposición lo consumió en segundos.
Jack corrió desesperado, empujando escombros, gritando su nombre, sin aceptar lo que sus ojos veían. Pero cuando llegó, lo único que quedaba de Akira era su bufanda azul, aún ondeando débilmente por el viento del campo de batalla.
Entre los escombros, rodeado por humo y sangre, Jack levantó la bufanda con manos temblorosas. No lloró. No gritó. Solo se quedó inmóvil, con la mirada perdida.
Todo se detuvo.
Los villanos se replegaron. Los Nomus fueron destruidos o escaparon. Los héroes comenzaban a retirarse. Pero Jack seguía de pie entre las ruinas, en silencio, con la bufanda entre las manos.
Deku, a pocos metros, lo observaba sin saber qué decir. Entonces, sus ojos se cruzaron una vez más.
Pero esta vez, la mirada de Jack no tenía dolor, ni rabia, ni furia. Era la mirada de alguien que ya no creía en la compasión. De alguien que había perdido lo único que le quedaba de humanidad. Akira no era solo su compañero en combate, su aliado de misiones… era su mejor amigo, su hermano en todo menos en sangre. La única persona que lo había acompañado en los momentos más oscuros de su vida.
Jack ya no lo veía como un rival... sino como una amenaza directa al mundo que intentaba proteger. Y en su visión, esa amenaza debía desaparecer.
Fue ahí, entre ruinas y cenizas, donde nació lo que sería la pesadilla de Deku.
≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣≣
▂ ▃ ▄ ▅ ▆ ▇ █ █ ▇ ▆ ▅ ▄ ▃ ▂
🄴🄻 🄴🄲🄾 🄳🄴
🅄🄽🄰 🄿🄴🅂🄰🄳🄸🄻🄻🄰
◣◥◣◥◤◢◤◢◣◥◣◥◤◢◤◢
Luego de que Izuku Midoriya decidiera actuar como vigilante para proteger a sus amigos de los constantes ataques de la Liga de Villanos y de las amenazas que su mera presencia traía, comenzó una etapa de soledad, agotamiento y carga emocional abrumadora. La ciudad ya no era un campo de esperanza, sino un terreno gris cubierto por la incertidumbre, el miedo y el eco de las decisiones difíciles.
Pero lo que Deku desconocía al principio —aunque muy pronto se volvería evidente— era que no solo los villanos lo acechaban. Jack, ahora renacido como un ser con Don, convertido en una amalgama de ciencia y rabia, lo perseguía sin descanso. Para Jack, no era solo un objetivo táctico; era personal. En su visión, Deku simbolizaba el último gran obstáculo para reformar un sistema roto. El símbolo del error que lo desplazó, de la inacción disfrazada de nobleza.
Durante semanas, Jack lo rastreó en silencio, usando su ingenio, su entrenamiento en sigilo y sus sentidos agudizados por la mutación provocada por el parásito. Hasta que finalmente, lo encontró.
El combate entre ambos fue un verdadero caos. No era una simple pelea entre héroe y enemigo, era un choque de visiones del mundo, de pasados marcados por cicatrices, uno por el peso de la esperanza y otro por la desesperanza convertida en furia. Jack, ahora completamente en control de sus nuevas habilidades, mostraba una confianza escalofriante. Ya no era el chico huérfano ni el agente sin Don: era una amenaza letal. Y para hacer las cosas aún peores, consumió una de las pastillas potenciadoras de quirks desarrolladas por Balmaceda, una droga experimental capaz de llevar su cuerpo más allá de los límites físicos naturales, aunque con un alto coste.
Su cuerpo cambió casi instantáneamente: se alzó a tres metros de altura, su piel adquirió un tono pálido como el mármol, su musculatura se tornó densa y tensa como acero. Era una bestia moldeable, una entidad cuya fuerza y regeneración parecían imparables.
En ese estado, Jack logró hacerle un pequeño rasguño a Deku. Y eso bastó.
Gracias a sus capacidades mejoradas, la sangre del portador del One for All fue suficiente para que Jack pudiera replicar temporalmente ese Don. Era una ironía cruel y perfecta: lo que una vez pudo haber sido suyo, ahora lo sostenía en sus propias manos, como una burla del destino.
Aunque Deku aún tenía un dominio superior del One for All, Jack, en su nueva forma, podía abusar del poder sin miedo a que su cuerpo colapsara. Se regeneraba al instante, y cada golpe suyo era devastador. Su movilidad, combinada con los conocimientos de combate aprendidos de Akira, lo convertían en un oponente de pesadilla.
Deku, exhausto y gravemente herido, logró escapar momentáneamente, solo para encontrarse con sus compañeros —los mismos que salieron a buscarlo, desesperados por evitar que se perdiera a sí mismo en ese oscuro camino de sacrificio.
Pero la breve tregua se rompió casi al instante. Jack los alcanzó con rapidez, y sin piedad, lanzó un último golpe que dejó a Deku inconsciente. El momento del remate había llegado. Jack alzó el brazo, listo para dar fin a la vida del joven símbolo de la esperanza.
Fue entonces cuando los amigos de Deku —Ochako, Iida, Todoroki, Tsuyu, Bakugo, y los demás— se interpusieron. No podían permitir que Jack lo matara. Si querían salvar a Deku del colapso, primero debían salvarlo de Jack. Aunque sabían que vencerlo era imposible en ese estado, lucharon con todo lo que tenían. Se esforzaron no por ganar, sino por resistir. Ganar tiempo. Aguantar hasta que el efecto de la pastilla potenciadora se desvaneciera.
Y así fue. Después de un enfrentamiento desgarrador, en el que cada uno de los amigos de Deku cayó uno tras otro, heridos, agotados y quebrados, el cuerpo de Jack finalmente comenzó a mostrar signos de debilidad. Su forma monstruosa empezó a reducirse lentamente, sus músculos a relajarse, su regeneración a volverse más lenta. El tiempo se había acabado.
Aprovechando ese breve respiro, los amigos de Deku, cargando a su compañero inconsciente, se retiraron. No era una victoria, apenas una retirada con vida. Nadie miró atrás... excepto Jack.
En medio de los escombros, rodeado por el silencio y las cenizas de una batalla inútil, Jack cayó de rodillas. Su cuerpo temblaba por el desgaste, pero no fue el dolor físico lo que lo rompió. Fue el vacío. La impotencia. La furia contenida. Y entonces, dejó escapar un grito desgarrador, inhumano, cargado de rabia, de tristeza y frustración.
Un eco que resonó por toda la ciudad. Un rugido que no parecía de un hombre, sino de una criatura rota que había perdido la última chispa que lo anclaba a la humanidad.
. . . . . . . . . ╰──╮ Fin del blog ╭──╯ . . . . . . . . .
Espero que les haya gustado este blog. ito que quedó un poco más largo de lo planeado (¡aunque iba a ser aún más extenso!), pero tuve que recortarlo un poco por las limitaciones de Amino y porque no quiero dar demasiados spoilers de los próximos blogs. ¡Besos y abrazos para todos los que llegaron hasta el final!
Aclaro una vez más que este blog, al igual que los anteriores y los que vendrán, está basado en un rol en el que participé junto a mis amigos de esta comunidad, quienes lamentablemente ya no están. Decidí crear estos blogs para conservar un recuerdo de ellos y compartir con los demás lo que hacíamos juntos.
Lamento si la imagen no se ve con la mejor calidad; ya saben cómo es Amino con el tema de las imágenes.
![𝐃𝐄𝐊𝐔 𝐘 𝐉𝐀𝐂𝐊: 𝐔𝐍𝐀 𝐑𝐈𝐕𝐀𝐋𝐈𝐃𝐀𝐃, 𝐃𝐎𝐒 𝐂𝐀𝐌𝐈𝐍𝐎𝐒 𝐄𝐍𝐅𝐑𝐄𝐍𝐓𝐀𝐃𝐎𝐒-[BC]︵‿︵‿︵‿︵‿୨🕸️୧‿︵‿︵‿︵‿︵
[BC]𝕴𝖌𝖚𝖆𝖑𝖊𝖘 𝖆𝖑 𝖓𝖆𝖈𝖊𝖗, 𝖘𝖊𝖕𝖆𝖗𝖆𝖉𝖔𝖘 𝖕𝖔𝖗 𝖊𝖑 𝖒𝖚𝖓𝖉𝖔
[C]](https://image.staticox.com/?url=http%3A%2F%2Fpm1.aminoapps.programascracks.com%2F9377%2F46ae1d2716cc352512cba3c7d36f05ac7488366fr1-500-500v2_hq.jpg)
Comment