El Morbist

Dejare que la historia se escriba a medida que la pienso. Obviamente con una idea general. Cualquier consejo encantado.

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Por los callejones estrechos de la ciudad de Deenew, se escuchaban unos rápidos pasos salpicando el agua que estaba acumulada en ese sector oscuro y abandonado.

Una respiración agitada, que de vez en cuando soltaba un quejido de alguien que parecía asustado y cansado.

— ¡Déjenme tranquila! — Gritó la mujer mientras seguia escapando, con lágrimas en los ojos.

Saltó un montón de basura que estaba amontonada en mitad del callejón y luego agarró un contenedor y bloqueó el paso, volcandolo. Siguió escapando.

Atrás, los persecutores atravesaron aquella barrera sin siquiera perder la velocidad. Más bien, la destruyeron. Fue como si simplemente no hubiese estado ahí nunca.

La mujer dobló a la izquierda, al final del callejón. A la derecha, al terminar el otro. Su cuerpo no podía correr más. Su pelo estaba pegado a su brillante rostro debido a el abundante sudor que estuvo expulsando en su escape.

Sin embargo, todo tiene un final. A veces, un final sin salida.

Un enorme muro bloqueba el camino del callejon. Evidentemente ahi se acababa la ruta. Le dolia el pecho y sentia ganas de vomitar, pero sabía que tenia que devolverse y buscar otra forma de salir.

Lamentablemente, nunca le perdieron el paso.

Ella se giró y vió como lentamente dos figuras en las sombras comenzaban a exponerse más a la luz. Acercándose a ella sin perder el ritmo.

La joven retrocedía a la par de ellos, midiendo sus pasos, vigilando los movimientos. Hasta que terminó chocando con la pared y por consecuencia siendo acorralada.

La poca luz que habia sirvió para poder observar con más claridad a sus acechadores. Llevando una ingrata sorpresa.

El primero que logró ver era una gran criatura, encorbada y de brazos largos. Tenia pelaje en todo su cuerpo y unos dientes afilados sobre una gran mandíbula. En cada mano, en los tres dedos centrales, poseia unas especies de garras en forma de largas agujas.

El segundo era una especie de entidad de sombra, del mismo tamaño. Tenia círculos blancos en la posicion de los ojos y una gran sonrisa con dientes desordenados sin ninguna otra cosa mas dentro.

— Para supuestamente ser una persona normal, tienes una resistencia interesante. —Dijo el primero con una voz grave y como si siempre estuviese exhalando por la boca

— ¿Qué cosas son? ¿Por qué me siguen? — Dijo ella sin siquiera mover un músculo.

— Eso no te importa. Detectamos en ti un posible cuerpo portador de una criatura de luz. Te la vamos a arrebatar.

La mujer se extrañó ante el dicho e intento retroceder más, pero le era imposible.

—¡Yo no tengo nada! ¡No se de qué hablas! — Dijo mirando desesperadamente a todos lados, con la esperanza de encontrar alguna salida, mientras que los otros dos empezaban a acercarse — ¡No! ¡No entiendo! ¡Déjenme, les dije la verdad, por favor! ¡Por...!

El primero le enterró las garras en el cuello, y de un movimiento le arrancó la cabeza.

El segundo tocó el cuerpo de la victima, convirtiéndose en sombra y luego desapareciendo sin dejar nada.

— Tenía razón — Dijo la criatura que la asesinó transformandose poco a poco en un cuerpo humano común y corriente — Ella no lo tenia.

— Si seguimos matando gente de esta forma, nos quedaremos sin el poder de capturar a la criatura en un portador — Dijo el segundo con una voz como si constantemente este tuviese eco —Debemos idear una forma de usar los recursos antes de matar la fuente de donde los sacamos.

El hombre miró a la criatura de sombra, luego respiró profundamente y dijo mirando a otro lugar:

— Tenemos que reunir los posibles portadores y hacer que el verdadero termine transformándose en la criatura que buscamos.

Lentamente comenzó a devolverse, mientras que el otro simplemente se quedó quieto, desapareciendo en la sombra con su inamovible sonrisa.

Estaba seguro que lo iba a encontrar, pero el tiempo le jugaba en contra. Debia apresurarse, idear un plan. Hacer que esa persona se muestre por fin luego de años de búsqueda.

El ha asesinado a un montón de gente, otro mas no le importaría en lo más mínimo.

Siguiente: Cap. 1