Anónimo.

No sé cómo empezar esto, realmente no sé en qué momento mi vida pasó de ser un estudiante normal de medicina en la universidad de Oxford a un estudiante de primer año en la Academia Febles-...

—Es Fables, Fables Academi, no Febles.

—¿Puedes salir de mis pensamientos? Estoy en un momento privado conmigo mismo.

—¿No quieres que te moleste en tu monólogo filosófico de quién eres, de donde vienes y a dónde vas? De acuerdo, continúa con tú aburrida narración mientras el loco de enfrente nos quema con su moco violeta.

—¿Su qué?

Me había quedado sumergido en mis pensamientos que no noté como uno de mis compañeros de clase se encontraba en medio de un ataque de nervios en el que trataba de asesinar a todo el mundo con lo que sea que acababa de crear con los materiales del laboratorio.

Los chicos de primer año de la clase B se encontraban en la hora de ciencias en el laboratorio de la Academia, su profesora se había retirado unos minutos dejándoles como actividad un ejercicio de uno de sus libros.

El estudiante que en ese momento estaba teniendo un ataque de nervios era Herer, un Híbrido mitad Vampiro, mitad Hechicero el cual había llegado hace 3 meses a la academia. Supongo que, como todos en ese lugar, estaba asustado y muy confundido puesto que de un portal había aparecido en este extraño mundo el cual hacía de academia y que se encontraba amurallado por completo. Todo el mundo de la nada cae del cielo sin recuerdos, es encontrado, llevado a la academia y asesorado en lo que de ahora en adelante sería nuestro hogar. Todo normal hasta que uno recupera sus memorias, se da cuenta que no es de ese mundo, tiene una familia y amigos los cuales ya no sabe en donde se encuentran. Todos se asustan claramente.

La mayoría llega al punto de este chico, entrar en una crisis a mitad de una clase y poner en peligro la vida de muchos.

Aunque en este peculiar, es algo de todos los días.

—Qué asco, ¿qué es esto? —La chica que se encontraba más cerca de Herer se da cuenta que tiene su brazo lleno de esa mucosidad violeta la cual se estaba expandiendo poco a poco hasta cubrir todo su cuerpo, grito de terror y de dolor pues notó que esa sustancia empezaba a quemarle la piel ligeramente.

Poco a poco el salón se empezó a llenar de eso provocando que todos se alejaran.

La mayoría de ese lugar era personas que en mi vida aceptaría que existen, había duendes, hadas, androides, muertos vivientes y hasta un gato con cuerpo de humano. Eran criaturas que un humano como yo diría que son sólo de cuentos de hadas. Pero ahí me encontraba, viendo como mi compañera de al lado, la cual en un principio interrumpió mi monólogo, trataba de alejarme de esa sustancia que sabía que con un toque me mataría.

Era lo malo de ser el único humano en la clase, la gente te veía débil, con pena o con burla. Algunos, como esta chica, se compadecian de mi "especie" y me trataban bien, se volvían mis amigos, otros me rebajaban a nada.

La mayoría de los de la clase contaban con habilidades regenerativas o con una piel gruesa y resistente, por lo que las heridas eran menores.

De un momento a otro, ciertos grumos en la mucosidad empezaron a reventar se, provocando que salpicaran varias partes del aula, con ello ya nadie pudo escapar, cuando una gota de esa cosa te caía, ésta empezaba a crecer hasta cubrirte por completo. Desgraciadamente una cayó cerca de mí provocando un ardor muy fuerte, de pronto todo se volvió negro...

...

—¿Qué está pasando aquí? —Una mujer de cabello oscuro, mirada penetrante y ojos escarlata se encontraba en la entrada del aula de ciencias observando el desastre, sus alumnos estaban pegados por toda el aula con una especie de mucosidad violeta que se reproducía con rapidez.

Con curiosidad y tranquilidad se acercó a la sustancia y la tocó sintiendo el ardor e importando le poco, tomó un poco con sus dedos y empezó a olerla, observarla de cerca y analizarla con sus gafas de alta tecnología.

—¿Quién ha hecho esto? —Preguntó en un tono que sus alumnos no supieron descifrar si era enojo o sorpresa.

De él fonde del aula salió Herer, el culpable con una mirada de desquiciado y más de esa extraña sustancia en sus manos, que para su sorpresa, no se expandía en él.

—¡LOS MATARÉ A TODOS! ESTOY HARTO DE ESTE LUGAR, DE ELLOS, DE LOS LOCOS QUE DICEN SER MIS PROFESORES Y DE LUNÁTICO QUE SE HACE LLAMAR DIRECTOR DE ESTE MANICOMIO. ¿QUÉ QUIEREN DE NOSOTROS? NO PERTENEZCO AQUÍ, ¡NO ESTOY LOCO COMO USTEDES! ¡YO SOY UN PRÍNCIPE, DEBO REGRESAR A MI REINO!

Los alumnos miraron con terror al chico con el que habían compartido dos semanas de clases, no creían que alguien pudiera perder la cabeza a este nivel. Esperaron lo peor por el, que la profesora lo castigará de alguna forma horrible o que lo matara, pues conocían la poca paciencia de la mujer. Sin embargo vieron algo que les aterro más, una sonrisa con pizcas de curiosidad en la inexpresiva maestra que habían tenido los últimos meses, aquella que era difícil de leer tras esa mirada vacía y esos gestos fríos.

—Me haz sorprendido Herer, haz creado una sustancia corrosiva con elementos inofensivos en un laboratorio tan sencillo como debe de ser para los de primer año. No digo que sea imposible sino que se debe de tener un gran conocimiento en ciencia para lograrlo... ¿Haz tenido algún tipo de enseñanza en el área antes de llegar aquí? —El chico había quedado sorprendido por la indiferencia de la mujer hacia sus actos, estaba la vida de sus compañeros en peligro y esa señora simplemente preguntaba por cómo lo había hecho.

—... En mi aquelarre me dieron algunas lecciones... Solo cosas básicas...

—¿Qué haz puesto aquí? Detectó polvo de luna y... ¿Baba de dragón? Entre otras cosas, claro.

—De hecho es Baba de Caracol Rojo.

—Oh... Es muy similar... Me sorprende mucho joven Glück, creo que podría asesorarlo para ingresar al club de ciencia, mi equipo seguro le enseñará a mejorar éstas habilidades. —Los alumnos que soportaban las heridas se sorprendieron ante sus palabras pues entrar a los clubs era algo que todos los de primer año anhelaban pero que no les era permitido hasta el tercer año.

—¿El club de ciencias? Me encantaría...

—Bien, creo que podemos hablar mejor sobre esto en-.

—Profesora, disculpe que la interrumpa pero Tomás lleva un rato desmayado por la cosa morada que hizo Herer, ¿deberíamos preocuparnos?

—Oh cierto, el humano. Denme un minuto, los sacó de ahí. —La mujer movió sus manos con gestos discretos y elegantes, provando destellos Escarlata en el aula. Todos miraron con sorpresa como fácilmente hizo que la mucosidad se juntara en una sola esfera de 2 cm de diámetro en su mano para después almacenarla en un frasco de pruebas. —Listo, ¿todos se encuentran bien? —Todos se veían entre sí con duda pues la mayoría tenía marcas rojizas de las heridas. —¿Alguien se siente mal... —Observó cómo todos alzaron la mano. —Al punto de sentir que pueden morir? —Todos bajaron la mano. —Bien, me llevaré a su compañero a la enfermería, si alguien siente que se morirá o no cuenta con habilidades regenerativas puede ir también, si no es así, les recomiendo que terminen el ejercicio o sino llevarán tarea extra. Joven Herer le doy su pase al club. —La profesora le entregó dos papeles que aparecieron en su mano al sorprendido alumno, después de eso cargo al chico inconsciente en el suelo sobre su hombro y camino a la salida retirando se del aula.

—No puede ser... Una invitación al Club de Ciencias de la Doctora Forest... —El chico miraba con asombro el gran pase que tenía en sus manos. Todos en el aula lo miraron sorprendido y con envidia.

—¿Qué dice el otro papel? —Preguntaron curiosos los que observaban al chico.

—Es... ¿Un nota de castigo por dos años? ¡No puede ser! —Todos en el aula empezaron a reír a carcajadas pues ese día la Profesora Forest se había salido con la suya pues los alumnos con castigo no podían asistir a sus actividades en los clubs.

Fin.

La mujer caminaba por los pasillos de aquel misterioso lugar, llevaba en su rostro una sonrisa curiosa que escondía la preocupación de los tiempos que se avecinaban.

Estaba orgullosa del avance que estaban presentando sus alumnos, eso significaba que si algo malo llegaba a suceder dentro de los muros, sus vidas no correrían tanto peligro...