Capitulo 2 Ecos De La Sangre

Cassius Rowle entró en su oficina en el Departamento de Seguridad Mágica y cerró la puerta con un chasquido seco. El enfrentamiento con Thaddeus Mulciber aún pesaba en su mente, pero lo que más le frustraba era la falta de apoyo del Ministerio. Sabía que algo se estaba gestando en las sombras, pero cada vez que intentaba presionar, se encontraba con excusas y burocracia.

Se dejó llevar por sus pensamientos, cuando con un portazo entro un hombre a su despacho gritando su apellido

ROWLE, generaste otro incendio en el callejón?

Gawain Robards, el jefe de los aurores, había llegado al despacho era un hombre de cabello entrecano, con cicatrices en el rostro y una mirada que transmitía agotamiento. Pero en este caso parecía algo furioso.

Cassius se apoyó en el escritorio. —Era un mortífago, Está formando algo. No sé si quiere reconstruir lo que quedó de los mortífagos o si planea algo nuevo, pero lo que sí sé es que no está solo.

Robards entrecerró los ojos.

—¿Tienes pruebas?

—Aún no, pero estoy seguro de que hay algo oculto, de la nada atacar, es mulciber, fiel seguidor de Voldemort.

Robards suspiró y pasó una mano por su rostro.

—Desde la caída de Voldemort, muchos en el Ministerio creen que la amenaza desapareció con él. Empezó a reinar la paz y la tranquilidad entre los dos mundos. Y queremos que siga del mismo modo

Aquella palabras fueron mirando fijamente los ojos de cassius, quien devolvió una mirada con un ceño fruncido sin entender que quería decir con esas palabras

-Me refiero, que no es momento para que un Auror, genere destrozos por la calle a diestra y siniestra, todas las semanas que sale a patrullar y nunca vuelva con nada. -Menciono efusivamente el jefe auror llegando hasta el escritorio-

Cassius, se quedó en silencio, solamente mirando la secuencia que estaba sucediendo, su propio jefe regañandolo por hacer lo correcto, defenderse y cuidar al mundo mágico, que locura

-Se muy bien, que eres uno de los mejores aurores que tenemos, pero no paras de complicarme la vida. Menciono mordiendo sus labios robards

-SON MORTIFAGOS QUE SIGUEN EN LAS CALLES

-PERO YA NO ES UNA GUERRA CASSIUS, ENTIENDE, EL MINISTERIO ESTA BIEN, NO HAY RIESGOS. O TE COMPORTAS O HARE QUE TE COMPORTES

Tras aquellos gritos que hicieron llamar la atención del resto de aurores que estaban en las oficinas, cassius gruño levemente y asintió con la cabeza, para luego de eso el jefe de los aurores retirase de aquel sitio.

Se dejó caer en su silla y pasó una mano por su rostro. Fue entonces cuando lo vio.

Sobre su escritorio, entre pilas de informes y pergaminos, descansaba un pequeño libro de cuero negro.

Cassius frunció el ceño y Con cautela, sacó su varita y la pasó sobre el objeto. No reaccionó. No había rastros de magia activa, aunque eso no significaba que fuera seguro. Lo abrió con cuidado y observó las páginas cubiertas de nombres escritos en tinta desvaída. Algunos eran ilegibles, otros demasiado familiares.

Evan Rosier. Antonin Dolohov. Bellatrix Lestrange.

Todos muertos.

Pero al pasar más páginas, su estómago se encogió.

**Thorne Carrow.**

Cassius sintió un escalofrío. Carrow había muerto en Azkaban seis meses atrás. O al menos, eso decía el informe oficial.

¿Quién había dejado ese diario en su oficina? ¿Y por qué?

** :zap: **

—¿Estás seguro de esto? —preguntó Helena Travers, observando el diario con el ceño fruncido.

Helena Travers, tiene 30 años, un cabello negro, piel blanca, midiendo unos 1.70, un poco callada pero bastante intuitiva, era una joven auror, que había empezado su carrera bajo las enseñanzas de Moddy y luego continuo con Cassius, actualmente trabaja en solitario. Sin disipulos.

Cassius asintió. Estaban en la Sala de los Aurores, en un rincón apartado donde podían hablar sin interrupciones.

—Lo encontré en mi escritorio esta mañana. Nadie en el Ministerio debería haber tenido a mi oficina sin que yo lo supiera.

Helena pasó la punta de su varita sobre las páginas.

—No tiene rastros de magia oscura activa, pero… esto no es un simple libro.

—Alguien quiere que sepa que Carrow sigue vivo —dijo Cassius, apoyándose contra la pared.

Helena lo miró con seriedad.

—O quieren que lo creas.

Cassius exhaló pesadamente. ¿Una trampa? ¿O una advertencia?

** :zap: **

Más tarde, en la Sala de Entrenamiento, Cassius observaba a su aprendiz, Arthur Flint.

—Oye, dentro de poco tendremos que salir a dar una vuelta—dijo Cassius—.

Flint frunció el ceño, tomó aire -a dónde iremos?-

-Parece que tengo un caso muy interesante, será tu primer caso oficial, novato

Cuando Cassius salió del Ministerio aquella noche, encontró una lechuza negra esperándolo.

Dejó caer un sobre lacrado en sus manos. El sello era antiguo, uno que no veía desde hacía años.

Su apellido: **Rowle**.

*"Hay verdades que han sido ocultadas demasiado tiempo. Ve a la Casa Rowle"*

Cassius sintió su pecho tensarse.

Primero el diario. Ahora esto.

El pasado estaba llamando.

Y no tenía opción más que responder.

:fire: K.B.M