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About

ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ ˡᵘᶜⁱᶠᵉʳ'ˢ ᴮᵃᵇʸ ❲ 🔥 ❳
ㅤㅤㅤㅤ ❝ 🍭 I ›› 𝗻𝗼𝗺𝗯𝗿𝗲 ──────── Lily Morningstar Rosier.
ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ ❝ 🌫 I ›› 𝗻𝗮𝗰𝗶𝗺𝗶𝗲𝗻𝘁𝗼 ───────── 01 de abril.
ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ ❝ ⚡ I ›› 𝗰𝗼𝗹𝗲𝗴𝗶𝗼 ──────── Slytherin, Hogwarts.
ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ ❝ 🩸 I ›› 𝘀𝗮𝗻𝗴𝗿𝗲 ─────── Pura.
ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ ❝ 🌲 I ›› 𝘃𝗮𝗿𝗶𝘁𝗮 ─────── Madera de Secoya, nú- -cleo fibra de corazón de dragón, 30 cm ½ flexibilidad rígida.
ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ ❝ 🐻 I ›› 𝗽𝗮𝘁𝗿𝗼𝗻𝘂𝘀 ──────── Oso Pardo.
ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ ❝ 🌪 I ›› 𝗯𝗼𝗴𝗴𝗮𝗿𝘁 ─────── Arañas
ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ ❝ 🕊 I ›› 𝗹𝗲𝗮𝗹𝘁𝗮𝗱 ──────── Leal solamente a quienes considera ، familia ٫
ㅤㅤㅤㅤㅤㅤㅤ ❝ ⏳ I ›› 𝗵𝗮𝗯𝗶𝗹𝗶𝗱𝗮𝗱𝗲𝘀 ──────── Metamorfomagia. Magia no verbal. Legeremancia.

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          🏹 ;; 𝗘𝗹 𝗽𝗿𝗶𝗻𝗰𝗶𝗽𝗶𝗼 ⋮⋮ (𝑡𝑤𝑖𝑛𝑠) ❞

          01 de abril, hace ya bastantes años.

         Papá me dijo que ese día hacía mucho

         frío, tanto que al respirar se podía apre-

         -ciar ese vapor típico. Estábamos en el

         Hospital de San Mungo, concretamente

         en un cuarto solo nosotros cuatro, mi

         madre y mi padre estaban en la camilla

         del lugar,   mientras iraban a dos

          pequeñas dormidas en   una cuna pe-

         -diátrica. Una tenía el cabello color rojo,

         Ronnie, fue la primera en nacer, mientras

         que la otra tenía el color morado, a mi

         me pusieron Lily. La familia acababa

         de recibir a un par de gemelas

         metamorfomagas.

         Pero no fuimos las   primeras, antes de

         nosotras había llegado nuestro hermano

         mayor Anthre y más   tarde   llegarían

         otros más, pero para eso faltaba

         bastante.

         Crecimos en una bonita   casa todos

         juntos, mi gemela y yo   eramos inse-

         -parables ,    hacíamos    todo    juntas,

         vestíamos    las      mismas    prendas,

          llegando a confundir al resto de los

         que vivían junto a nosotras.

         La única que no nos confundía nunca

         era   Mamá   Kendra,   siempre   sabía

         cómo distinguirnos.

         Durante mis primeros años de vida,

         pocas veces se manifestó mi habilidad,

         y cuando lo hacía, eran cambios sutiles.

         Mi color rubio se oscurecía un poco,

         o se aclaraba, a veces cuando hacía

         berrinches se ponía un poco rojo.

         No fue hasta los 6 años de edad que

         tuve mi "primera vez" manifestando mi

         magia de de una forma un poco

         diferente y más fuerte que los sutiles

         cambios de color en mi cabello.

         Fue en abril, el primer día del mes, mi

         cumpleaños. Estaba jugando con mis

         hermanos en el jardín de la casa,

         Ronnie, Anthre y yo estábamos

         jugando sentados en el césped.

         Frente a nosotros estaba el juego de

         té infantil que la abuela nos había

         regalado la Navidad pasada. Cada

         uno tenía su pequeña taza, acompa-

         -ñada por su juguete favorito. Yo tenía

         a Gus, un adorable oso de peluche

         que papá me había dado hace tiempo.

         La tarde transcurría tranquila, entre

         risas y juegos con mis hermanos.

         Cuando el sol comenzó a esconderse,

         algunas nubes oscuras aparecieron

         en el cielo. Mamá nos llamó para que

         nos aseáramos antes de la cena, pero

         mi hermano mayor decidió quedarse

          un rato más en el patio, mientras Ronnie

         corría dentro de la casa para llegar

         primero al baño.

         Aburrida, volví al patio y caminé hacia

         las plantas que mamá cuidaba con

         esmero. Me quedé embobada mirando

         los vivos colores de las flores cuando,

         de repente, una brillante luz iluminó el

         cielo. El sol ya había desaparecido por

         completo, dejando paso a la luna. Solo

         unos segundos después, un estruen-

         -doso trueno retumbó en el aire,

         seguido por la voz de mamá.

         —¡Anthre! ¡Lily! ¡Apúrense y entren

         a la casa! Está por comenzar a llover.

         Nos observaba desde la puerta del

         jardín. Anthre, apresurado, tomó el

         juego de té y su peluche antes de

         correr hacia la casa. Yo le di un último

         vistazo a las flores antes de darme la

         vuelta para recoger a Gus y el peluche

         de mi hermana. Pero, justo antes de

         alcanzarlos, me detuve.

         Desde la casa del vecino se escu-

         -chaban gritos, y un leve movimiento

          en los arbustos, cerca de la valla del

         patio, llamó mi atención. Antes de poder

         reaccionar, un perro gigantesco irrumpió

         en el jardín, corriendo a toda velocidad.

         En su paso, pisoteó las flores y, con la

         tierra húmeda, ensució tanto mi peluche

         como el de mi hermana. Me quedé

          inmóvil por un momento, observando

          el desastre frente a mí.

         Corrí los pocos metros que me sepa-

         -raban de los peluches y los tomé en

          mis manos. Estaban completamente

         sucios. Un nudo se formó en mi

          garganta, y mi cabello adquirió un

         tenue tono azul, reflejando mi tristeza.

          Un puchero se dibujó en mi rostro

         mientras los observaba.

         De repente, algo se movió velozmente

          por el rabillo de mi ojo. Al girar la cabeza,

         vi al perro, claramente alterado, corriendo

         en mi dirección. Mi instinto me gritó

          que corriera hacia la casa, pero ya era

         tarde. El animal se abalanzó sobre mí,

          y mi primer reflejo fue cubrirme la

          cabeza con los brazos. Sentí un tirón

         brusco y, cuando miré, el perro se había

         llevado a mi osito Gus. Horrorizada, lo

          vi despedazarlo con furia.

         Las lágrimas comenzaron a rodar por

          mis mejillas, gruesas y pesadas. Mi

         cabello, antes de un azul tenue, se

         oscureció hasta volverse tan profundo

         como la noche. Entonces, una energía

         inexplicable recorrió mi cuerpo, desde

          la punta de la cabeza hasta los dedos

         de los pies. Un grito se acumuló en mi

         pecho y, sin poder contenerlo, lo dejé

          salir con toda la angustia y el dolor que

         sentía.

         El sonido desgarrador atravesó la casa,

          y un estruendo lo siguió: los vidrios de

         las ventanas estallaron en mil pedazos.

          El eco del cristal roto solo hizo que mis

         lágrimas brotaran con más rapidez,

         hasta que la imagen frente a mí se

          volvió borrosa. En medio de mi llanto,

         sentí que unos brazos cálidos me

         alzaban. El aroma familiar de mamá

          me envolvió, y su voz, dulce y serena,

         comenzó a cantar. Poco a poco, el

          miedo y la tristeza se desvanecieron,

          y sin darme cuenta, me quedé dormida

          en sus brazos.

         A la mañana siguiente, lo primero que

         noté al despertar fue la ausencia de mi

         amado oso de peluche. Mi cabello aún

         reflejaba mi tristeza mientras me levan-

         -taba de la cama y bajaba a la cocina.

         Al llegar, encontré a mis padres de

         espaldas, inclinados sobre la mesada,

         trabajando en algo. Un par de agujas de

         costura e hilo flotaban en el aire.

         Mi suave voz los llamó, haciéndolos

         sobresaltarse. Cuando se giraron, me

         sonrieron y me mostraron lo que habían

         estado haciendo: era Gus. Mi pequeño

         oso casi estaba arreglado, aunque aún

          le faltaban las orejitas. Aun así, no se

         parecía en nada a la destrozada imagen

         que había visto la noche anterior.

         Más tarde, mis padres me explicaron

         cómo lograron reconstruir a mi osito… y

         por qué todas las ventanas de la casa

         estaban rotas. La vergüenza me invadió

         al ver el desastre que había provocado,

         pero ellos, con calma, me aseguraron

          que todo estaba bien. Me contaron que

         había manifestado mi magia por primera

         vez y que, con el tiempo, aprendería a

         controlarla.

         Sin embargo, antes de terminar la

         conversación, me hicieron prometer

         que no volvería a destrozar las ventanas.

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          🏹 ;; 𝗘𝘀𝘁𝗶𝗺𝗮𝗱𝗮 Lily ⋮⋮ (𝑚𝑜𝑟𝑛𝑖𝑛𝑔𝑠𝑡𝑎𝑟) ❞

         Era temprano por la mañana, estaba

         durmiendo en mi cama cuando escuché

         como mamá me llamaba desde el piso

         de abajo. Solté su resoplido del cansancio

         y me incorporé para desperezarme, lo

         primero que se me cruzó por la cabeza

         era ¿qué es tan importante para hacerme

          bajar tan temprano? Fregué mis ojos y

          miré a Ronnie durmiendo en su cama,

         nos habíamos quedado dormidas hace

          menos de 3 horas, pues nos la pasamos

         jugando hasta las tantas de la madrugada.

          Sin dar más vueltas salí de mi cuarto

          descalza.

         En el piso de abajo hacía frío, confundida

         observé las ventanas de la sala, una de

         ellas estaba abierta ¿por qué no la cerraron?

         Soltando un pequeño resoplido me

          acerqué para cerrarla.

         Escuché nuevamente la voz de mi

         madre llamándome desde la cocina,

         caminé hasta ella y al entrar noté que

          una hermosa lechuza estaba

          descansando en el respaldo de una

          de las sillas, y en la mesa había una

          elegante carta. Mamá me miró con

         una sonrisa mientras me animaba a

          que abriera la carta.

          Con timidez la tomé entre mis manos

         y leí lo escrito en el sobre, el remitente

          era de Hogwarts. Levanté la vista,

         encontrándome con los ojos de mi

          progenitora, que me miraban con orgullo

          y felicidad. Eso me animó a desgarrar

         uno de los extremos del sobre para leer

          su contenido.

         En pocas palabras, había sido aceptada

         y tenía una vacante en el Colegio Hogwarts,

         adjuntaban la lista de materiales y cosas

          que debía comprar para mi primer año.

          El resto del día escuché a mamá y a papá

         contarme un sin fin de historias sobre su

         adolescencia en el colegio, cómo se habían

         conocido, sus ceremonias de selección, y

         hasta los regaños que se habían ganado al

         romper las reglas. Con cada segundo que

         pasaba, aumentaba mi deseo de poner un

         pie en esa escuela.

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          🏹 ;; 𝗧𝗼𝗱𝗼𝘀 𝗮 𝗯𝗼𝗿𝗱𝗼 ⋮⋮ (𝑒𝑥𝑝𝑟𝑒𝑠𝑜) ❞

         Ese día no había podido conciliar el sueño,

         el hecho de que iba a ir a Hogwarts me

         había mantenido despierta toda la noche,

         pensando en cosas como ¿Cómo será?

         ¿En qué casa quedare? ¿Quiénes serán

         mis compañeras de cuarto? O si nos

          llevaremos bien. Todas esas

         interrogantes y más me mantuvieron

         toda la noche en vela.

         Cuando note que el sol había salido, me

         levante de la cama para despertar a mi

          hermana y alistarnos, al terminar fui a

          buscar a mis padres, ellos ya estaban

          levantados y arreglando todo para partir

         en dirección a la estación luego de

          desayunar, al parecer no era la única

         emocionada.

          Cuando ya estábamos listos para ir a la

         estación, mi padre me ayudo a guardar mi

         equipaje en el maletero y nos marchamos.

         A pesar de que habíamos salido temprano,

         llegamos un poco tarde. Por lo que nos

         apuramos para cruzar el muro y entrar al

         andén, subimos mis cosas al expreso y

         toco el momento de despedirse, me

          acerque a mis padres y los abracé fuerte

         mientras ellos me devolvían el abrazó,

          luego de separarnos y comenzaron las

         advertencias. Que le hiciéramos caso a

         los profesores, que nos portaramos bien,

         y deseandonos buena suerte.

         Por ultimo, me despedí de Ronnie. Ella

         iba a ir a otro colegio y no nos veríamos

         hasta las vacaciones de invierno.

          Prometimos escribirnos seguido. Ambas

         estábamos tristes, podía verse a simple

         vista por el color de nuestros cabellos

         Con un dolor en el pecho, subí al transporte

         y busque un vagón vació en el cual sentarme,

          no estaba acostumbrada a pasar tiempo lejos

         de mamá y papá, pensar que no los vería por

         un par de meses me hacía sentir triste.

         Estaba perdida en mis pensamientos, no

         noté cuando una chica entró llorando a mi

         compartimiento. Un poco preocupada, le

         pregunté que le sucedía. Al escuchar que

         era por separarse de su familia, le regalé

         una pequeña sonrisa.

          — Pues ya somos dos.

         — Lo siento mucho, nome he presentado.

             Mi nombre es Enebro... ¿y el tuyo?

         — Puedes decirme Lily, mucho gusto.

         Le tendí la mano para sellar esa presentación

         y cambiamos de tema. Minutos más tarde,

          dos jovencitos más se nos unieron, Lucka

         y Mari. Sorprendentemente, los cuatro

         congeniamos bien y nos la pasamos

          hablando y comiendo golosinas del

         carrito que circulaba por el tren.

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          🏹 ;; 𝗖𝗲𝗿𝗲𝗺𝗼𝗻𝗶𝗮 ⋮⋮ (𝑠𝑛𝑎𝑘𝑒) ❞

         El atardecer estaba dando paso a una

         fría noche, sentimos el tren detenerse y

         observamos por la ventana el andén. Los

         prefectos nos guiaron hasta los demás

          alumnos de primer año, debíamos dejar

         nuestro equipaje allí, ya que alguien se

          encargaría de llevarlo hasta el castillo.

         Comenzamos a caminar, seguíamos a

         un alto hombre barbudo en dirección al

         castillo, pero tomamos un camino

          diferente a los demás estudiantes.

          Terminamos llegando a unos botes, a

          los cuales nos subimos para cruzar el

         lago. Iba con mis nuevos amigos en el

         bote, pero de repente escuché algo que

         me descolocó.

         — Mi hermano me dijo que una vez salió

         un monstruo del lago y se tragó una de

          las barcas con estudiantes.

         La voz temblorosa de un niño rubio se

         escuchaba levemente lejos, a un par

          de botes de distancia. Alarmada abrí

          los ojos y observé el agua, buscando

         la mínima señal de algo moviéndose

          por allí abajo.

         — ¡No le creas! Hogwarts es el lugar

         más seguro del mundo mágico, algo

         así no pasaría.

         Dijo Enebro con una sonrisa tratando

         de calmarme al ver como mi cabello

         tomaba un tono negro de repente. Le

         devolví el gesto mientras intentaba

          despejar mi mente para alejar cualquier

         tipo de pensamiento feo. No costó tanto

          como pensaba, pues al ver el imponente

         castillo que se alzaba sobre nosotros,

          dejó de lado cualquier pensamiento que

         no fuera sobre eso.

          Con la boca abierta, iré la bella

         arquitectura que poseía mientras

         comentábamos pequeñas cosillas

         que nos llamaron la atención del lugar.

         Al bajarnos de los botes nos llevaron

         hacia una especie de vestíbulo, donde

         nos esperaba la profesora McGonagall,

         ella dio una pequeña explicación sobre

         las cuatro casas de Hogwarts y luego

         nos condujo al gran salón, donde ya se

         habían sentado los estudiantes de los

         otros cursos. La profesora comenzó

         a llamar a los estudiantes por orden

         de lista, cada vez que llamaban a

          otro estudiante y se acercaba más

         mi turno, sentía mi corazón palpitar

         más fuerte.

         Hasta que fue mi turno...

         — Morningstar McMillan, Lily.

         En ese momento el corazón me dio

         un vuelco, y un poco asustada me

         acerque para sentarme en el taburete

         de madera. La profesora coloco al

          sombrero seleccionador en mi cabeza

         y al instante comencé a escuchar su voz.

         — (Veamos... mmm... Interesante, noto

         astucia y cierto desden por las normas

         ah, ya veo ¿quieres llegar lejos, eh?...

         serías capaz de hacer cualquier cosa

         solo para conseguir tu cometido ¿a

         que sí?... también veo, que no das un

         paso en falso. Sí, encajaras bien con

         ellos, y sé que haré contigo).

         — 𝗦𝗟𝗬𝗧𝗛𝗘𝗥𝗜𝗡

         Escuche la voz retumbar en mis oídos,

         una gran sonrisa se dibujo en mi rostro

         y me apresuré a levantarme del taburete

         para dirigirme a la mesa de mi nueva

          casa, donde me recibieron felices,

         con una cálida bienvenida.

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          🏹 ;; 𝗨𝗻 𝗯𝘂𝗲𝗻 𝗽𝗿𝗶𝗺𝗲𝗿 𝗱𝗶́𝗮 ⋮⋮ (𝑠𝑙𝑦) ❞

         Me desperté por la mañana escu-

         -chando a mis compañeras de cuarto

         hablar sobre una sirena que vieron en

         el lago, tal vez hubiera sido buena idea

         aceptar los tapones para oídos que

         papá me ofreció antes de venir. Froté

         mis ojos y me levante de la cama, el

         día anterior había dejado todo prepa-

         -rado para no tener que estar a las

         apuradas en la mañana. Camine hasta

         el baño con mis compañeras, todas

         terminamos de alistarnos para ir a

         desayunar. En el gran comedor vi a

         mi amiga Enebro, y la salude con una

         sonrisa y un gesto con la mano debido

         a que nos sentamos en mesas distintas.

         Al darme vuelta para comer, noté como

         Lucka ya estaba sentado, por lo

         que me situé a su lado, pero me limite

         a comer mientras ambos conversabamos

         con algunos chicos de nuestra casa.

          Como la charla con los chicos se había

         extendido bastante, tuve que apurarme

         para llegar a clase de transformaciones.

         Al llegar al aula ya habían algunos

         estudiantes, busque con la mirada alguna

         cara conocida y me encontré con Solana,

         una chica Gryffindor que conocí el día

         anterior durante la ceremonia. Cuando

         llegue a su lado le pregunté si podía

         sentarme, su expresión de alivio al

         verme me dio a entender que tambien

         estaba esperando a encontrase con

         alguien conocido. Ella quitó sus cosas

         y me invito a sentarme, hablamos muy

         poco tiempo ya que segundos después

         la profesora entró pidiendo silencio.

          Comenzó la clase y la profesora

          McGonagal explico lo que haríamos,

         debíamos transformar un botón en

         un escarabajo, una tarea sencilla según

         las palabras de la profesora. Escuche

         atentamente las indicaciones, y me

         puse a intentarlo, sorprendentemente

         lo logre a la tercera vez y la profesora

         me miro asombrada mientras que Sol

         me felicitaba. Segundos después es-

          -cuche detrás mio como otro chico

         lo había logrado también.

         — ¡Espléndido! Muy buen trabajo

             señoritas. 10 puntos para cada una.

          Al terminar la clase mi amiga y yo no

          acercamos al chico, ambas lo

          felicitamos y entre un par de risas

           nos dirigimos hacia la siguiente clase.

           El día pasó rápido y sin problemas, al

           finalizar la jornada me junté con mis

          amigos para conversar un rato.

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          🏹 ;; 𝗟𝗲𝗴𝗲𝗿𝗲𝗺𝗮𝗻𝗰𝗶𝗮 ⋮⋮ (𝑙𝑒𝑔𝑒𝑟𝑒𝑚𝑒𝑛𝑠) ❞

    Siempre fue algo que me acompaño

    desde que tengo memoria, para mi no

    era extraño que en las reuniones fami-

    -liares escuchara al resto sin necesidad

    de que ellos abran la boca. Era algo

    común en mi, y no fue hasta que cumplí

    los 10 años que mi familia notó este

    peculiar don en mi...

. . .

    Jugaba en el jardín con mis hermanos,

     mientras mis padres conversaban con

    algunos invitados. Como era habitual,

    en mi cabeza podía oir murmullos, pero

    como no lo consideraba extraño,

    sólo seguía jugando felizmente como

    cualquier niña de diez años.

     A la hora de soplar las velas, todos nos

    reunimos en un mismo lugar. Recuerdo

    a mis padres sonreír mientras nos canta-

    ban el cumpleaños feliz a mi hermana

    gemela y a mi. Yo miraba nuestro pastel,

     mientras que en mi cabeza escuchaba

    los típicos murmullos a los que estaba

     acostumbrada...

(Que grandes están ambas~)

(¿No son adorables?~)

    Ignorando eso, me concentre en pedir

    mis deseos, para soplar las velas junto

    a mi hermana. Al terminar, la sala se

    llenó de aplausos y felicitaciones para

    las dos. Llegó el momento de cortar el

    pastel. Y como mi hermana y yo eramos

    las cumplañeras, nos tocaba repartir las

    rebanadas a cada invitado. Poco a poco,

    cada uno de los presentes tenía una

    rebanada en la mano, hasta que me tocó

    llevarle a una de nuestras vecinas wue

    había asistido a la fiesta. Me acerqué a

    ella con una sonrisa en los labios, pero

    al momento escuche un... (Cómo no,

    siempre estos pasteles horribles)

    Fue así como paré de caminar y varios me

    voltearon a ver, frunciendo las cejas y con mi

    cabello tornándose rojizo, aleje el pastel de

    la señora y elevé la voz. Mi enojo podía

    leerse claramente.

—No debe comerlo si no quiere, pero usted se lo pierde, mi mami se esforzó mucho en hacerlo.

     Me di media vuelta para darle el trozo de

    pastel a otra persona, pero la voz de la

    señora hizo que todos los presentes me

    miraran.

—¿Cómo... escuchaste eso?...

—No sé... siempre me pasa eso. Escuchar a las personas sin que tengan que hablar.

     En ese momento, mi padre se levantó de

    su asiento y se me acerco. Se agachó

    para llegar a mi altura, para después

    preguntarme (¿Me escuchas?) pero sin

    emitir sonido alguno con la boca.

    Moví la cabeza en un gesto de afirmativo,

    y él volvió a preguntar (¿Qué día es hoy?).

—Mi cumpleaños.

     Respondí con una sonrisa en los labios,

    mi padre no pudo evitar sonreír también,

    mientras mi madre nos miraba sorpren-

    -dida. Ese mismo día, me explicaron qué

    era lo que sucedía conmigo: poseía una

    habilidad única al igual que mi padre.

    La Legeremancia.

. . .

    No pasó mucho tiempo hasta que mi

    padre Andrew insistió en enseñarme a

    controlar la habilidad. No sé quién estaba

    más emocionado, si él o yo.

    Al principio, me costó mucho concen-

    -trarme. Y la primera clase fue muy

    tediosa, no lograba mi objetivo. Papá

    me había hecho leer un libro sobre la

    legeremancia, para que entendiera mejor

    de lo que hablaríamos, y eso no fue un

    problema porque siempre disfrute

    mucho de la lectura. El problema llegó

    en la primer clase, cuando me hizo

    intentar oir los pensamientos de mi

    hermana mientras ella leía, el problema

    era que no podía concentrarme en los

    pensamientos sólo de ella, sino que los

    pensamientos de los que también de

    encontraban en la casa me abordaban.

    Fue... muy frustrante no poder concen-

    -trarme, pero no me rendiría, al contrario,

    eso me motivo a intentarlo con

     más fuerza.

    Puse todo mi esfuerzo en volver a

     centrarme en la mente de mi hermana

    mientras que papá me daba indicaciones.

—Concentrate en la mente de Ronnie... no prestes atención al resto...

    Sólo me enfoqué en ella, dejando de lado

    todo lo que había a mi alrededor... tras

    unos minutos... lo único que escuchaba

    eran aquellas palabras del libro que mi

    gemela estaba leyendo. Mantuve esa

    conexión durante unos pocos minutos,

     no noté que mi padre me estaba hablando

    hasta que lo vi sentarse en el suelo a la

    par que reía.

—Entonces ¿de qué trata el libro?

    Preguntó mientras su risa se calmaba,

    pero sin perder esa sonrisa. Con una

    expresión risueña comencé a recitarle

    las líneas de "Animales fantásticos y dónde

    encontrarlos", el libros que Ronnie seguía

    leyendo.

    pensaba, y aunque papá me hablaba, yo seguía

    enfocada en ella. Luego de unos minutos de

    mantener esa "conexión", volteo hacia él y le

    sonrió, contándole lo que había logrado.

. . .

    El tiempo fue pasando, y todos los años fui

    mejorando mi habilidad con la ayuda mi padre.

    Cuando estaba en segundo año, comencé a

     tener un gran control con mi habilidad. Y quedó

    demostrado en una de las tantas lecciones

     que tuve.

—Bien, probemos una vez más. Concentrate.

     Dijo papá mientras se sentaba en una silla, yo

    levanté mi varita en su dirección, para pronunciar

    el hechizo. Pero antes de decirlo, cerré los ojos

    y me concentré, dejé mi mente en calma para

    centrarme en mi única tarea. Andrew, desde su

    asiento, sonrió al ver como mi cabello se tornaba

    ligeramente morado.

—¡Legeremens!

    Una vez dije eso, logré entrar en la mente de

     Andrew. Era como un pasillo llenó de puertas,

     puertas que contenían recuerdos de ella.

     Comencé a caminar, con pasos lentos,

     mediante iba caminando, las puertas a las

     que no entraba se iban cerrando. Paré de

    golpe frente a una puerta de madera color

     azul, la intensidad del color fue lo que me

    llamó la atención.

    Abrí la puerta y me adentré en el recuerdo,

    observé un parque, en donde una niña pequeña

    correteaba felizmente. Una pequeña sonrisa se

    dibujó en rostro, pero seguí concentrada en la

    tarea. Avancé hasta la niña que jugaba

    despreocupadamente, pero... a los pocos

     segundos el cielo se torno oscuro. La pequeña

     niña se estremeció asustada, pero no por el

    repentino oscurecimiento, sino porque comenzó

    a oírse el gruñido de un animal, cada vez más

     cerca de ella. Cuando vi a esa criatura, quise

    intervenir para que no pudiese lastimar a la

    pequeña, pero una voz me puso alto (No

    intervengas, para bien o para mal. Podrías

     alterar todo~)

    Sentí como fui sacada del recuerdo

     rápidamente, y al volver a la realidad pude

     ver a una papá sonriente.

—¡Eso fue excelente, cariño! Fue en verdad... increible.

    Sonreí orgullosa de mi misma, el sentimiento

    de haberlo logrado provocaba en mi un estado

    de paz...

    Las clases que transcurrieron durante los

     siguientes años, ya no representaban un reto

    para mi. Con 15 años logre dominarla casi a

    la perfección, hasta puedo hacer uso de mi

    habilidad sin usar el hechizo.

     Hoy en día uso mi habilidad en mi vida diaria,

    me es útil para saber las intenciones de la gente,

    si debo fiarme o no. En su momento, me fue

     de mucha utilidad en el Ejército de Dumbledore,

    ya que cuando pertenecía a esa org. Era la única

    legeremante. Me gustaba usarla para ayudar

    a los oclumantes para practicar su habilidad.

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                  . . . . . . . .                   

          🏹 ;; 𝗠𝗮𝗴𝗶𝗮 𝗻𝗼 𝘃𝗲𝗿𝗯𝗮𝗹 ⋮⋮ (𝑎𝑐𝑐𝑖𝑜) ❞

    Una tarde que estaba haciendo la tarea en la

    biblioteca de Hogwarts, me encontré con un

     libro interesante. Trataba de distintas habilidades

    que ciertos magos poseían, con curiosidad tomé

     el libro y comencé a ojearlo. Era interesante,

    conocía muchas de esas habilidades, pero jamás

    me había puesto a investigar detenidamente. Paré

    de golpe en una de las hojas del libro,

    "𝘔𝘢𝘨𝘪𝘢 𝘯𝘰 𝘝𝘦𝘳𝘣𝘢𝘭" era el título, con el libro en mano

    caminé hasta donde había dejado mis cosas antes.

     Dejando la tarea de lado, me concentré en leer

    más acerca de la habilidad. Era sorprendente lo

    detallado que estaba todo, y en cuestión de

    minutos, me había sumergido en la lectura.

"Tᥙ ᥲd᥎ᥱr᥉ᥲrι᥆ ᥒ᥆ ᥉ᥲbᥱ qᥙé ᥴᥣᥲ᥉ᥱ dᥱ ꧑ᥲgιᥲ ᥎ᥲ᥉ ᥲ rᥱᥲᥣιzᥲr, y ᥱ᥉᥆ tᥱ ρr᥆ρ᥆rᥴι᥆ᥒᥲ ᥙᥒᥲ ᥎ᥱᥒtᥲjᥲ ꧑᥆꧑ᥱᥒtáᥒᥱᥲ".

    La lectura me dejo pensando... y era verdad, eso

    me haría tener cierta ventaja a la hora de defen-

    -derme. Presté más atención al libro, debía

     tenee concentración, ambición, perseverancia,

     y paciencia. Desde ese día, me propuse

     aprenderla hasta el punto de dominarla por

    completo. Recuerdo que pedí prestado el libro,

     para así poder sacarlo de la biblioteca y leerlo

    varias veces más durante los siguientes días.

. . .

    Un par de días después, me dirigí a los jardines,

    dispuesta a poner práctica mis conocimiento.

    Busque un lugar apartado del resto, no quería ser

    molestada o interrumpida durante mi práctica.

    Cuando encontré un buen lugar, me instalé en el,

    dejando mi abrigi a un lado del libro abierto.

     Ya sabía que no sería fácil, que dominarla me

    costaría su debido tiempo, pero no perdí las

     ganas en ningún momento. Observé a mi

     alrededor, pensando en que hechizo podría

     usar y con qué, fue en ese momento que vi

     una rama un poco lejos, ésta era de un tamaño

    normal, y pensé (por algo hay que empezar

    ¿No?). Me paré derecha, pero relajando los

    hombros, en mi mente pensaba las indicaciones

    del libro, y fue así como alcé mi varita apuntando

    en dirección a la rama. Concentrándome,

     pensé en el hechizo que iba a usar,

    sin pronunciarlo.

—(¡Locomotor Rama!)

    Pensé con firmeza, para que la pequeña

    rama se moviera a mi antojo. Pero... no pasó,

     la rama no me movió ni un milímetro, y es que...

    no esperaba que me saliera a la primera, pero

    tampoco esperaba que ni se inmutara. Solté un

    resoplido y volví a intentarlo. Pero nada, no se

    movió ni un poquitín, perdí la cuenta de los

    intentos que hice durante ese día. Y al final,

     decidí dejarlo para intentarlo de nuevo al día

    siguiente. Durante toda esa semana, lo intenté

    arduamente, sin conseguir resultados satisfac-

    torios. Pero hubo un día, en el que volví a aquellos

    jardines con la misma intención que la primera

     vez. (No voy a rendirme) pensé durante todo el

    camino, jamás había estado tan decidida a algo

    en mi vida. Llegué y deje el libro, pero esta vez

    cerrado, releerlo no me ayudaba en nada, ya me

    lo había aprendido de memoria.

—Vamos, vos podés...~

    Dije en voz baja. Levanté mi varita en

    dirección a aquella rama, y cerré los ojos. No

     hizo falta ojear el libro, el conocimiento ya

     estaba en mi, solo me concentré en el hechizo,

     poniendo todo mi esfuerzo en para que haga

    efecto sin pronunciarlo. Abrí los ojos

    para mirar a la rama, manteniendo mi nivel de

    concentración.

—(Locomotor rama).

     Y nada... no pasó nada. Negué con la cabeza

    y volví a intentar, concentrandome aún más

     que la anterior vez. Con ambas manos extendidas

    en dirección a la rama para así poder ayudarme

    más, volví a pronunciar el hechizo. El marrón

    de mi cabello denotaba claramente mi cansancio.

—(Locomotor rama).

    Poco a poco, esta se elevó en el aire y la moví

    hacia la derecha antes de dejarla caer. Un suspiro

    de sorpresa escapó de mis labios, mientras una

    sonrisa se dibujaba en estos. Mire mis manos

     y un sentimiento de orgullo se expandió por mi

    pecho. Pequeñas mechas amarillas se asomaron

    por mi pelo a medida que iba dando saltitos de

    felicidad. Ese día, seguí practicando varias veces,

    mejorando con cada intento la habilidad.

     Las semanas pasaron y mis practicas eran

    constantes, como consecuencia a eso, mi

     habilidad mejoro enormemente. Aunque aún

     no la dominaba por completo.

. . .

    Era de noche y estaba en mi dormitorio de

    Gryffindor, las gotas de lluvia se oían desde

    afuera y yo no había podido pegar un ojo

    en todo el tiempo que intente dormirme.

    Aburrida de estar acostada, decidí

    levantarme para caminar y como no quería

     molestar a mis compañeras me dirigí hacia la

    sala común para salir a los pasillos. Anduve

    divagando por el castillo, teniendo cuidado de

     no hacer mucho ruido. Cuando estuve cansada,

     me adentré en un aula, era interesante como

     se veía el castillo por la noche. Fue en ese

    momento en el que me quede observando los

    pupitres del aula, y una idea cruzo por mi mente.

    Con una sonrisa me posiciones frente a uno de

    estos y elevé mis manos en su dirección.

    Comencé a concentrar mi mente para

     poder hacer el hechizo, sentía mi magia a

    flor de piel, y conjuré el hechizo de manera no

    verbal con una sonrisa.

—(Alarte Ascendare)

    El pupitre comenzó a elevarse, primero de a

     poquito y después más rápidamente. Hasta

     llegar a tocar casi el techo del aula. ire

     lo que había hecho con orgullo, pero cuando

    ya comencé a bajarlo para dejarlo de nuevo

     en su posición, escuche pasos en el pasillo,

    acompañados de la voz del celador. Se

    aproximaban hacia el aula donde yo estaba,

    por lo que busque una forma rápida de

    ocultarme, no quería ser castigada.

     Pensé en una forma de esconderme y que no

     me vieran, a mi mente llegó un hechizo que

     hacia justamente eso. Rápido apunté con mi

    varita hacia mi nunca, mientras me esforzaba

     en concentrarme.

—(Cripsis).

    Conjuré un poco nerviosa, pero no ocurrió

     nada, el hechizo no estaba funcionando. Al notar

    que no tenía efecto y que los pasos se escuchaba

    cada vez más cerca. Tome un respiro, inhalé

    profundo para luego dejar salir el aire rápidamente.

    Volví a repetir eso dos o tres veces, y cuando

     estuve más calamada, llevé la punta de mi

    varita a mi nuca, otra vez. Recordé el

    procedimiento, los pasos a seguir, hasta que

     con la ayuda de mi concentración volví a sentir

    como mi magia recorría todo mi cuerpo.

—(Cripsis).

    Pensé con claridad, pronunciandolo en mi

    cabeza. Casi de inmediato, comencé a

    volverme invisible poco a poco, solté un suspiro

    de alivio cuando ya no era posible distinguirme.

    Después mantuve mi mirada en la puerta del

    aula, cuando ésta se abrió contuve la respiración,

    el celador solo dio una ojeada al lugar,

    inspeccionandolo a simple vista. El corazón

    me palpitaba con rápidez, rogando que se fuera

    y no me atrapara. No sé cuanto tiempo estuve

     así, quizás un minuto o dos, pero cuando al fin

     se fue y cerró la puerta, dejé salir todo el aire

    que había contenido. Aún con los efectos del

    hechizo, me dirigí hacia mi dormitorio, había

     sido suficiente por una sola noche. Y esta vez,

    cuando me acosté en la cama pude conciliar el

    sueño con facilidad.

. . .

    Luego de estar varios años practicando y

    perfeccionando la habilidad, logré dominarla

     Para cuando cursaba mi quinto año en

    Hogwarts, ya me consideraba una maestra

    en esa habilidad. Tan así que incluso dejaba

    de pronunciar los hechizos en algunas clases,

     pues no me era necesaria. Hoy en día la utilizo

    diariamente, no para hacer grandes hechizos

    pero sí para solucionar problemas cotidianos

     del día a día. Además, la considero un as bajo

     la manga, porque sé que me servirá si algún día

    estoy en peligro.

     También solía ayudar a mis ex- compañeros

    del ED, para que ellos también puedan hacer

    uso de la habilidad.

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          🏹 ;; 𝗠𝗲𝘁𝗮𝗺𝗼𝗿𝗳𝗼𝗺𝗮𝗴𝗶𝗮 ⋮⋮ (𝑖'𝑚 𝑎 𝑏𝑜𝑦) ❞

         La primera vez que manifesté mi habilidad,

         fue al nacer. Durante unos pocos segundos

          mi cabello cambió a un tono azulado

         mientras soltaba mi primer llanto.

         No fue hasta un par de años después que

         se volvió a manifestar, esta vez debido a

         una rabieta con mi hermano menor. El

          asunto era absurdo, solo se había comido

          mis galletas, pero en su momento me

          molestó al punto que mi cabello adquirió

          un rojo intenso, denotando mi gran enojo.

         Recuerdo que el rostro de mi hermano se

         congeló y señaló hacia mi cabeza.

          Al no entender tomé un mechón de pelo y

         observé su color rojo intenso. Asustada

          solté el mechón y corrí hacia el baño. Una

          vez que llegué, encendí la luz y me miré

          al espejo, ahora estaba adquiriendo un

         tono morado.

          Al principio pensé que mis hermanos

          mayores me habían hechizado, por lo

          que corrí llorando, a la vez que mi

         cambiante pelo se volvía azul, hacia

         mi madre. Entre llantos le expliqué lo

          que me habían hecho mis hermanos.

          Su repentina risa me descolocó, pero

          más tarde entendí que yo era como ella,

         ambas poseemos la misma habilidad

         de cambiar la apariencia.

         Desde entonces he practicado para

         dominarla. Los primeros años intenté

         cosas sencillas, como cambiar un poco

         la forma de mi nariz, o cambiar levemente

          mi color de cabello, aunque este último

         muchas veces hacía lo que quería.

         En las cenas familiares, solía jugar con

         mis hermanos metamorfomagos a ver

          quién podía cambiar su nariz a la de un

          cerdito más rápido. Roro tenía una gran

          destreza con la habilidad desde muy

         pequeña, generalmente ella nos ganaba

         a mi hermanito y a mi.

         Pero a medida que fui creciendo, mi

          ambición por mejorar también crecía.

         La primera vez que cambié mi apariencia

         casi entera fue muy importante para mi.

          Solana estaba mostrándome cómo se

         convertía en un animal por su animagia,

          entre algunas risas me retó a enseñarle

         como usaba mi habilidad, y accedí a eso.

         Poniendo mi mente en calma, comencé

         a concentrarme en mi cuerpo. Visualicé

          la figura de un chico guapo de último año,

         cabello castaño, ojos verdes, nariz redonda

          y largas pestañas. Guiando a mi mente,

         comencé a cambiar poco a poco, concen-

         -trándose en los detalles desde las puntas

          de los dedos hasta las últimas fibras de

         cabello. Lo primero que cambió fue el

          pelo, a uno castaño realmente bonito,

          después se notó como la contextura de

          mi cuerpo cambiaba y más tarde, mi

          rostro tomó finalmente la imagen que

          había en mi rostro. Cuando creí que

          ya estaba lista, respiré y abrí mis ojos.

         Sol estaba con la boca abierta mirandome

          — Oh, vamos ¿tan mal está?

         — ¿Qué dices? Si no lo hubieras hecho

         enfrente mío, juraría que eres Ethan.

          Excepto por la falda

         Solté una carcajada al imaginarme al chico

         con falda. Miré hacia abajo y reí más fuerte.

         Sin duda era algo que nunca se pondría.

         — Aunque debes itir que me veo divino.

         Comenté gritándole un ojo, ganando me un

         empujó de su parte

         — Anda vamos, cambiate que si nos ven

         podrían regañarnos.

         Entre risas volví a mi forma original. Con

         el tiempo fui perfeccionando cada vez

         más la habilidad, aunque siempre suelen

         verse pequeñas cosas que me delatan,

          como un lunar, o un poco de mi color

          original de ojos.

         A los 15 me registré en el Ministerio de

         Magia como metamorfomaga junto a mis

         hermanos. Era obligatorio según la Ley y

         no nos quedaba de otra.

         En la actualidad utilizo mi habilidad a

         diario, desde lo más sencillo, que es

          cambiar mi cabello para combinarlo

          con la ropa, hasta transformaciones más

         complejas cuando busco evadir a alguien.

         Generalmente ando por la calle con una

         apariencia diferente, es divertido voltear

          en una esquina y parecer al segundo una

         persona distinta.

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          🏹 ;; 𝗔𝗺𝗶𝗴𝗼𝘀 ⋮⋮ (𝑚𝑦 𝑓𝑎𝑚𝑖𝑙𝑦) ❞

    Como dice el dicho muggle, los amigos van, y

    los amigos vienen. En mi caso tengo suerte,

    porque mis amigos son los mismos que

     conocí desde el primer día. Solana, Enebro,

    Lucka y Mari, son mis mejores amigos. Nos

    entendemos tan bien, que no me imagino un

    mundo donde no existan.

    Mis hermanos también han sido mis grandes

    amigos, esa confidencialidad que compartimos

    es hermosa.

    Tengo suerte de haber asistido a Hogwarts,

     de lo contrario no tendría a mis amigos de oro.

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          🏹 ;; 𝗖𝗹𝗮𝘀𝗲 𝗙𝗮𝘃𝗼𝗿𝗶𝘁𝗮 ⋮⋮ (𝑐𝑟𝑒𝑎𝑡𝑢𝑟𝑒𝑠) ❞

    Cᴜɪᴅᴀᴅᴏ ᴅᴇ ᴄʀɪᴀᴛᴜʀᴀs ᴍᴀ́ɢɪᴄᴀs

     El amor por las criaturas me fue inculcado

    desde pequeña, en mi casa tenemos varias.

    Desde que tengo memoria, mi curiosidad ha

    ido en aumento, por saber sus cuidados,

     alimentación, sus comportamientos, etc.

    Y esta materia es perfecta, permitiéndome

    aprender como cuidarlas, y lo que necesitan.

    Mi momento favorito de la clase, es cuando

     tenemos o con ellas.

     Dejandome poner en practica todo mis co-

    nocimientos y habilidades.

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          🏹 ;; 𝗧𝗿𝗮𝘃𝗲𝘀𝘂𝗿𝗮𝘀 ⋮⋮ (𝑢𝑝𝑠...) ❞

    No soy de los que se mete en problemas, no me

    gusta, y mucho menos hago travesuras para

    pasar el rato. Al contrario, me gusta seguir las

    reglas y mantener un orden, teniendo todo bajo

    control.

     Aunque si es verdad que una vez me atraparon in

    fraganti, volviendo a la sala común de Gryffindor

    con una amiga, después de robar comida de la

    cocina. McGonagall nos regaño alegando que ese

    no podía ser el comportamiento de sus alumnas.

    Y a pesar de que intente excusarme, ambas

    fuimos castigadas por dos días. Por lo menos

     esos dos días de castigo, estuvimos juntas

    y riendo de lo sucedido.

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          🏹 ;; 𝗛𝗲𝗰𝗵𝗶𝘇𝗼 𝗳𝗮𝘃𝗼𝗿𝗶𝘁𝗼 ⋮⋮ (𝑏𝑒𝑎𝑟) ❞

    Exᴘᴇᴄᴛᴏ Pᴀᴛʀᴏɴᴜᴍ

    Lo aprendí en DCAO, al invocarlo tuve que usar

    un recuerdo felíz, y para ello me puse a pensar

    en mi infancia, en lo bello que era todo cuando

    era solo una niña que quería jugar. Lo intente

    varias veces sin éxito hasta que intente con otro

    recuerdo. A mi mente vino el día que conocí a

    mis mejores amigas, la felicidad me inavadió

    y una sensación de bienestar se colocó en

    mi pecho. Con eso en mente, probé conjurar

    el hechizo con los ojos cerrados,

    concentrándome aún más, abrí los de a poco,

    para encontrarme con un Oso Pardo que

    me miraba ferozmente. Me qué impactada

    al ver lo que mis recuerdos habían creado.

    El Oso pardo comenzó a mover la cabeza

    de lado a lado al otro, de una manera chistosa

    causando mi risa y la de más de uno en el salón.

    Desde ese día se volvió mi hechizo favorito, por

    todo lo que conllevaba conjuralo bien.

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          🏹 ;; 𝗔𝗰𝘁𝘂𝗮𝗹𝗶𝗱𝗮𝗱 ⋮⋮ (𝐿𝑖𝑙𝑦) ❞

         Terminé mis estudios en Hogwarts hace

         ya un par de años, sin duda extraño mis

         días allí, donde cada día aprendía algo

         tenía cerca a mis mejores amigos.

         Hasta hace un par de meses trabajaba

         en el Ministerio de Magia.

         Era un trabajo agotador, por lo cual

         decidí darme un respiro. Al enterarme

         de que esperaba a mi hija, dejé ese

          trabajo y busqué otra cosa que no me

         demandara tanto tiempo y paciencia.

         Actualmente estoy estudiando sobre

         las plantas y cómo aplicarlas para sanar

         heridas mágicas. Planeo trabajar en San

         Mungo, pero eso será en un futuro.

         Liz, mi hija, ya es bastante grande. Heredó

         el don de la metamormomagia al igual

         que yo.

         Nos solemos pasar los días cantando,

         bailando, cocinando y disfrutando de

          nuestros momentos juntas. Poco a poco

         voy enseñándole a controlar su habilidad.

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