001;; @ :seedling: ˗ˏˋ Lɪᴇ ˎˊ˗ | :ear_of_rice: Oɴe-Sнoт Adrιɢαмι

Hᴇʏ ʙᴏʏs ᴀɴᴅ ɢɪʀʟs﹗ 【 :seedling: 】

Aϙᴜɪ́ Mɪᴋᴀ Wʀɪᴛᴇ :coffee:

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↷ :leaves: Bɪᴇɴᴠᴇɴɪᴅᴏs ᴀ ᴜɴ ɴᴜᴇᴠᴏ ʙʟᴏɢ

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:date: Fecha; 08/09/2018   :earth_americas: Lugar; París 🌙Hora;06:37 p.m   :iphone: ⇆99%

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🌙;「Cᴀɴᴄɪᴏ́ɴ ʀᴇᴄᴏᴍᴇɴᴅᴀᴅᴀ」

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Wнαтever ιт тαĸeѕ - Iмαɢιɴe Drαɢoɴѕ.

00:41 ━⬤────────── 3:26

    :leaves: 🥀; INTRODUCCIÓN

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  ·   ≻Aɴᴛᴇs ϙᴜᴇ ɴᴀᴅᴀ ᴠᴇɴɢᴏ ᴀ ᴘʀᴇsᴇɴᴛᴀʀᴍᴇ ᴀ ʟᴀ ᴄᴏᴍᴜɴɪᴅᴀᴅ﹐ʏᴀ ϙᴜᴇ ᴇsᴛᴇ ᴇs ᴍɪ ᴘʀɪᴍᴇʀ ʙʟᴏɢ ᴇɴ ᴇʟʟᴀ. Qᴜɪsᴇ ᴛʀᴀᴇʀʟᴇs ᴇʟ sɪɢᴜɪᴇɴᴛᴇ Oɴᴇ﹣Sʜᴏᴛ ᴄᴏᴍᴏ ᴇxᴄᴜsᴀ xᴅ ʏ ᴀsɪ́ ᴀʜᴏʀʀᴏ ᴇʟ ʜᴀᴄᴇʀ ᴜɴᴀ ᴘᴜʙʟɪᴄᴀᴄɪᴏ́ɴ ɪɴɴᴇᴄᴇsᴀʀɪᴀ.

Nᴏ ᴛᴇɴɢᴏ ɴᴀᴅᴀ ᴍᴀ́s ϙᴜᴇ ᴅᴇᴄɪʀ﹐ᴛᴀɴ sᴏ́ʟᴏ ϙᴜᴇ ᴅɪsғʀᴜᴛᴇɴ ʟᴀ ʟᴇᴄᴛᴜʀᴀ :two_hearts:

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W A R N I N G

┊Sί el ѕнιpp qυe ѕe preѕeɴтαrά α

┊coɴтιɴυαcιóɴ eɴ eѕтe ғιc, ɴo eѕ de

┊тυ αɢrαdo. Evιтα lα peɴα y lα мoleѕтια

┊de coмeɴтαr ιɴѕυlтoѕ o мαlαѕ

┊pαlαвrαѕ нαcια éѕтe. Reѕpeтα loѕ

┊dιғereɴтeѕ ɢυѕтoѕ, por ғαvor.

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· · ⸙  ·  ·  ·  ·  ·  ·

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˗ˏˋ Lɪᴇ ˎˊ˗

                                                                  :coffee: By: Mika Write

Te miro.

Y la manera en la que tú lo haces conmigo, no es la misma que cuando la vez a ella.

Crees que soy ciega al no darme cuenta de que, aún la amas. Sigues sintiendo lo mismo por la chica de coletas y traje moteado, la heroína de París.

Siento que la razón por la que estas conmigo es para olvidarla o buscar una sustituta a ese amor no correspondido.

Y es aquí cuando me pregunto, ¿por qué sigues conmigo? Si la amas a ella, ¿para qué me ilusionas?

Se supone que estamos en nuestra segunda cita, pero sólo la ves a ella en el parque riéndose al lado de su novio. Es ilógico que no hayas asimilado ni superado el escuchar que esa chica ya no está interesada en ti, y que, ella ahora esta con ese chico guitarrista.

–Adrien, ¿Seguro que no te apetece comer un helado?– Te sugerí para que dejarás de mirarla, y no era por ser egoísta, el hecho de que no me prestaras atención siendo tu novia me dolía.

–¿Hum?, ah sí. Perdón Kagami, estaba pensado en cosas de mi trabajo.–

«¿Por qué mientes?»

Intenté soltar esas palabras de mi boca. Pero las guarde, como tu guardas el amor que sientes hacía Marinette.

¿Sabes? Suena muy reprochable de mi parte el estar mencionando el que sigues amando a la azabache, sin embargo no puedo evitarlo.

–Hey, escuche que los helados de André son muy buenos. ¿Estás seguro que no quieres ir?–

–No, estamos bien aquí.

Me dedicaste una sonrisa, aunque sabía que lo hacías para que no pareciera que me ignoras a cada rato.

¿Debería decirte lo que pienso? O sólo te dejo seguir mintiéndome.

–Bien, como veo que no te interesa hacer nada conmigo, será mejor irme.– Me levanté de aquella banca, dispuesta a dirigirme a mi hogar.

Sentí que venías detrás de mí, lo ignoré y seguí caminando. No iba a voltear, estaba cansada de seguir ahí viendo a Marinette con Luka de tórtolos.

–¡Espera, Kagami! ¿A dónde vas?– Tomaste mi brazo para impedir que avanzara, pero me aparte de tu agarre. ¿Ahora que me voy me prestas atención?

–Mi madre me necesita, Adrien.– Me excusé.

–Entiendo, pero podrías habérmelo dicho. Te hubiera llevado a tu casa, no tienes porque irte de esta manera.

–«¿Y molestarte mientras la observabas a ella?»–

Susurré irritada. Pensaba que no habías escuchado aquello, pero al ver tu expresión me di cuenta que sí.

–Yo no observaba a nadie.– Trataste de sonar convencido de lo que decías, pero ambos sabíamos que no era así.

–Deja de mentirme, Adrien. Desde que supiste que Marinette era Ladybug cambiaste conmigo, ya no me tratas como antes.

–Claro que te trato igual que antes, incluso mejor. ¿Por qué estás tan enojada?

–Mira, Adrien. Simplemente estoy cansada de ir a los mismos lugares que Marinette y Luka, mientras estoy sentada como estúpida al lado tuyo.

No quería seguir hablando contigo porque sabía que sí continuaba, terminaría explotando de la ira.

Te quedaste en silencio por unos segundos, seguramente tratando de inventar otra excusa. Decidí irme antes que contestaras, lo último que pude ver de ti, fueron tus ojos llenos de tristeza.

Recordar ese día es horrible para mi, ya que, después de aquello no te he vuelto a ver. No sabes la falta que me haces, extraño que me hagas reír y pasar el tiempo contigo.

¿Por qué te tuviste que enterar de aquel secreto? Todo iba genial entre nosotros, incluso pensé que, tendríamos un futuro por delante. A lo mejor y así sería, pero al estar encaprichado con la azabache y yo con mi orgullo; lo nuestro no pueda funcionar.

Uno, dos, cinco, diez, quince. Cuento los días que llevo sin verte Adrien, siento que muero por dentro.

Aún no entiendo que me pasa, siento una inmensa necesidad por verte. No puedo estar sin ti, y eso, está mal.

Un día no soporte más, salí de mi casa y fui directo al parque. Supuse que al ya no estar contigo, podías observar a Marinette más tranquilo y sin preocupación.

Ya había llegado a la entrada donde estaba ubicada la fuente, la rodeaba para poder buscarte con la mirada.

Pero mientras me acercaba, vi a la azabache riéndose. Supuse que estaría con su novio, pero al seguir avanzando me di cuenta que no era así.

Desearía que fuese una mentira lo que mis ojos veían, o que quizás, fuese un malentendido.

Ahí estabas tu Adrien, con ella. Marinette y tú estaban de lo más alegre posible, conversaban animadamente.

Intente irme para que no me viesen, sin embargo, al caminar de espaldas me topé con Luka.

–Oh, hola Kagami. ¿Vienes a unirtenos?– Habló él, de inmediato Marinette y tú voltearon a mi dirección.

–Eh, no. Yo sólo pasaba por aquí, pero ya estaba por irme. Que disfruten su «reunión amistosa».–

No sé el porqué dije aquello de esa manera, de seguro piensan que soy una novia posesiva y celosa que no soporta ver a su pareja platicando con otra chica.

Creo que el dolor y miedo a perderte me hacían así, pero quién puede culparme, nadie quiere apartarse de la persona que ama.

Me dirigía de nuevo a mi hogar, el sol estaba por ocultarse y dar paso a que la luna fuera quien iluminara el cielo.

Sentí que algo, o alguien, estaba detrás de mi. No quise voltear, sabía que eras tu Adrien. Lo suponía, porque conocía muy bien tu estrategia.

Cuando me enojo contigo vienes detrás de mi, me dices que no volverá a pasar y que yo soy la única chica que amas. O el típico «Marinette sólo es una amiga.» «Ya superé a Ladybug, ahora tu eres quien me importa»

Si supieras que he escuchado esas excusas tantas veces, que ya es algo rutinario.

Estaba cansada de huir de la realidad, de esconderme en tus mentiras. Volteé para ver si había acertado, y vaya sorpresa, lo hice.

–¿Qué quieres, Adrien?– Fui directa contigo. Estabas sorprendido por mi actitud, y no te culpo, yo lo estaba también.

–Yo, tan sólo quería aclararte lo que pasa con Marinette. Verás ella sólo...

Te interrumpí. –¿Es una amiga? Por favor Adrien, ya no mientas.–

–Mira, Kagami. Yo siento que actúes de esa manera, creeme que no es mi intención molestarte. Pero, mis sentimientos hacía Marinette; es algo que no puedo cambiar.

Tenía temor de preguntarte lo siguiente, pero si no lo hacía, las cosas seguirían igual que antes. –¿Aún la amas, verdad?

–Kagami, yo...

–Te pregunté sí aún sientes algo por ella, responde con la verdad. Por favor, lo entenderé.– Aunque sonara segura y comprensiva, por dentro lloraba. Mi interior

me dolía al pensar que tú en realidad sigues sintiendo lo mismo por la azabache, y yo sólo soy algo con lo que te entretienes para no perderte en el abismo de tu soledad.

–Perdón, pero sí. Aún amo a Marinette, y aunque ahora ella está saliendo con Luka. Sé que en el fondo me sigue amando, y yo en serio lo lamento Kagami.

Solté una pequeña risa, no podía creer que tú dijeras algo así. –¿Lo siento? Y ya con eso se resuelve todo, bravo Adrien te ganas el premio nobel por ser el chico más sensible del mundo.– Hablé con sarcasmo.

–Entiende, lo nuestro fue algo hermoso. Creeme, cualquier chico sería afortunado de tenerte.–

–¡Basta! No es necesario que te disculpes, no quiero seguir escuchando tus palabras baratas.–

–Las cosas no tienen que terminar de esta manera, podemos seguir siendo amigos. Justo como antes.–

–Te equivocas Adrien, las cosas terminarán así porque tu lo quisiste.–

–Yo no veo el problema en volver a forjar una amistad.–

¿Por qué no comprendes? Me duele, me lástima cada palabra que dices. Trataba de contener las lágrimas que querían salir de mis ojos, ocultar mi tristeza. Sentía rabia, miedo. Ya no quería seguir así, confundida y aferrada a algo que no me hacía bien.

–Perdón, pero no puedo ser tu amiga. Ni tu novia, ni nada cercano a ti. Tú ya decidiste lo que harás, ahora me toca a mi.

–¿Qué quieres decir?

–Me iré, te dejaré solo para que no sea un obstáculo contigo y Marinette. Te daré lo que querías, paz.–

Sentí como lágrimas recorrían mis mejillas, ya no me interesaba retenerlas. Me importaba muy poco si me veías llorar, Adrien.

Te vi fijamente a los ojos, veía culpa en ellos, dolor. Estaban cristalinos, no sé porque querías llorar sí la que pierde aquí soy yo. Te acercaste a mí, estabas dispuesto a darme un abrazo.

Tuve que ser fuerte y resistir ese impulso dentro de mi que me decía «Abrázalo».

Di un paso atrás, te dije algo que iba a dar por terminada nuestra relación y cualquier lazo contigo.

–Me temo que éste es nuestro adiós, uno muy amargo. Espero que seas feliz con aquella chica, y que no te arrepientas de lo que perdiste. Me encantó compartir tantos bellos momentos contigo, incluso aunque me llames masoquista, las peleas que teníamos me gustaban igual. Y la razón era, porque siempre te las ingeniabas para que yo te perdonara.– Reí mientras recordaba aquella vez que subiste a un árbol, que llegaba a la ventana de mi cuarto, para pedirme perdón.

«Estaba dormida en mi cómoda cama, iba ya por mi quinto sueño si mal no recordaba. Eran las cinco de la mañana, ese día había tenido una discusión contigo. Una muy ridícula ahora que lo recuerdo.

Pero escuche ruidos extraños, creí que eran parte de mis sueños. Sin embargo, sé hicieron cada vez más reales. Desperté lentamente, me tomé el tiempo de analizar mi alrededor.

Me asomé a mi ventana, ya que de ahí provenía ese raro sonido. Al abrirla no vi a nadie, supuse que fueron ideas mías. Pero, de repente apareciste entre las ramas de el árbol que estaba enfrente de mi ventanilla.

Me asusté por tu presencia repentina, y di un grito ahogado mientras salte hacía atrás.

–Hey, tranquila amor. Ni que fuera un violador.– Reíste ante mi reacción, yo me enojé. Aunque al ver tu sonrisa, no pude evitar reír yo también.

–¡Tonto! Casi me da un infarto. ¿Qué haces aquí? Según entendí ya no querías verme otra vez.–

Dije recordando aquellas palabras que me habías dicho hace algunas horas.

–Sí, bueno. ¿Podrías dejarme entrar para explicártelo? Es que no siento que pueda seguir más tiempo aquí.– Señalaste con tu dedo la rama en la que estabas sentado.

–Hum, no lo sé. Mi madre me ha advertido sobre dejar pasar extraños a mi habitación, señor Agreste.– Reí burlonamente, tú sólo sonreíste divertido.

–Disculpeme, señorita. Sería ten gentil de dejar pasar a esta pobre alma en busca de un refugio.–

Seguiste mi juego, en busca de un sí de mis labios.

Sin embargo, no iba a dejártelo tan fácil. Aún seguía enojada contigo por dentro, así que decidí vengarme.

–Lo siento señor, pero me temo que no puedo. ¿Qué tal si es un pedófilo? No, me rehusó a arriesgarme.

–¿Así que quieres hacerlo de la manera difícil? Bien, lo haré.

No entendí a lo que te referias, no tuve tiempo de pensar, todo fue tan rápido. Te pusiste de pie en aquella rama, equilibrandote en ella avanzabas hacia mi.

«Oh, ya veo lo que haces» Pensé.

–¡Adrien, no seas estúpido! ¡Te puedes caer!– Te grité preocupada, vi que no me hiciste caso y seguiste con lo tuyo.

–¿Preocupada por mi?– Bromeaste.

–Claro que lo estoy, dios. Eres increíble.

–Gracias, ya lo sabía corazón.

–¡Era sarcasmo, tonto!– Espeté molesta, aunque en el fondo me divertía aquella situación. Ver a tu novio caminar por una rama, que probablemente se rompería por el peso que hay en ella, para ir contigo a que lo perdones; me parecía lindo y gracioso de su parte.

–Tranquila, Kagami. No voy a caer, tengo demasiada experiencia en esto. La adquirí cuando era un niño, así que haste a un lado que voy, ahhhhh...

En pocas palabras, mi novio acaba de caer por la rama que se rompió. Justo como le había dicho.

–¡Oh dios! ¿Adrien estás bien?– Me asomé hasta toparme con mi imprudente e impulsivo novio, estaba sentado en el césped con una mano en su nuca. Menos mal que mi madre estaba en su trabajo, si no, hubiera venido por aquel escándalo que teníamos Adrien y yo.

–Estoy bien, sólo es un chichón. ¿Puedes perdonarme, por favor?– Dijiste mirando hacia arriba, me diste una mirada tan sincera, que esta vez no pude negarme.

–Bien, te perdono. Pero no vuelvas a preocuparme de ésta manera, casi muero de un paro cardíaco.– Dramatizé.

–Necesito que bajes aquí conmigo.

–¿Y eso por qué?

–Porque quiero besarte hasta que se me termine la respiración... »

Suspiré nostálgica.

Aquel momento es uno que recordaré por siempre.

Pero regresé a la realidad, a la que era oscura y dolorosa. Seguías de pie, quizás recordaste lo mismo que yo, o sólo me estabas dando tiempo.

–¿Por qué algo tan bonito tuvo que terminar?– Hablé por fin.

–Yo, no lo sé.–

–Espero que te vaya bien con Mari, es una gran chica. Pero ojalá no te arrepientas de todo esto, Agreste.

No te dejé contestarme, giré sobre mis talones y me fui de ahí.

Me alejé para ya no verte otra vez en mi vida, desde entonces no volví a saber de ti...

•

Una azabache se encontraba en una banca del parque, dibujando bocetos de diseños. Estaba tan concentrada, que no se asomó a ver a la persona que se sentaba a su lado. Al sentir aquella presencia, habló:

–Luka, pensé que ya te irías a...

Pero no terminó su oración, ya que, al fijar su vista en quien creía que era su novio. Se encontró al rubio, su ex-amor platónico.

Al verlo se le rompió el alma, estaba con los ojos rojos y sus mejillas empapadas por lágrimas derramadas.

Verlo así fue suficiente para saber, que aquella «conversación» con su novia no fue muy bien.

–La perdí, Marinette. Sé fue, y ahora me odia.– Habló él, con la voz entrecortada.

La chica suspiró. –Te advertí que esto ocurriría, pero eres tan necio que no hiciste caso.

–Lo sé, soy un completo tonto. Aunque no soportaba hacerla sufrir, tuve que...

El joven no logró completar la oración porque la ojiazul lo envolvió en un abrazo.

–Shh, no digas más.

Permanecieron un momento en esa posición, Adrien se desahogaba en el hombro de la azabache. Ella no quiso preguntarle detalles, pues no era asunto suyo.

–Le mentí.– Habló finalmente el rubio, separándose del abrazo para ver a la ojiazul.

–¿A qué te refieres?

–Le dije que ya no sentía nada por ella, que amaba a otra persona.– Al decir aquello Adrien vio a Marinette fijamente a los ojos. –Le conté que tú me gustabas, Marinette.

El ojiverde rió, pero la sonrisa se acabó tan rápido como llegó cuando recordó la reacción de Kagami al decirle aquello.

La joven de coletas lo miró sorprendida ante el comentario del chico.

–¿Qué? Adrien ¿lo dices de verdad?– Fue lo único que pudo articular, decir que estaba asombrada era poco.

–No, como crees. Pero sólo lo dije para que se alejara, no sabía como decirle la verdad. No pude, es por eso que le dije aquello.

Marinette se alegró de que lo que dijo Adrien no fuera cierto, ya que ella tenía a Luka y no sabría como hubiera manejado esa situación.

–¿Por qué no le contaste? Creo que pudo haber sido lo mejor para los dos.

–Sí, ahora que la perdí me di cuenta de ello.

–Hey tranquilo, todos cometemos errores. Creo que si le explicas con la verdad, ella te pueda perdonar.

La azabache posó su mano en el hombro del rubio, en señal de apoyo.

Ellos se habían vuelto muy buenos amigos, algo que Marinette nunca esperó.

–Supongo que ya es tarde, la perdí para siempre.

Marinette sólo pudo darle otro abrazo al joven, este lo correspondió. Necesitaba eso, sin su madre con él, la azabache era la persona que lo entendía y comprendía.

Sin embargo, Kagami era la razón por la que él despertaba todos los días con una gran sonrisa.

Y era la persona por la que el tuvo que renunciar a ser el héroe de París, la chica que dejó para que no saliera herida.

«Y ella era la chica a la que le tuve que mentir» Pensó finalmente.

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Fɪɴᴀʟᴍᴇɴᴛᴇ ᴛᴇʀᴍɪɴᴏ́ ᴇ́sᴛᴀ ʜɪsᴛᴏʀɪᴀ ᴛᴀɴ... ¿Tʀɪsᴛᴇ﹖ Nᴏ sᴇ́ ᴄᴏᴍᴏ ᴅᴇsᴄʀɪʙɪʀʟᴀ﹐ ʏᴀ ϙᴜᴇ ᴛɪᴇɴᴇ ᴛᴀɴᴛᴀs ᴇᴍᴏᴄɪᴏɴᴇs ϙᴜᴇ ᴍᴇ ᴇɴᴄᴀɴᴛᴏ́ sɪɴᴄᴇʀᴀᴍᴇɴᴛᴇ :two_hearts:

Mᴇ ɢᴜsᴛᴀʀɪ́ᴀ sᴀʙᴇʀ ᴛᴜ ᴏᴘɪɴɪᴏ́ɴ ᴇɴ ʟᴏs ᴄᴏᴍᴇɴᴛᴀʀɪᴏs﹐ ᴀsɪ́ sᴀʙʀᴇ́ sɪ ʟᴇs ɢᴜsᴛᴀ ᴍɪ ᴍᴀɴᴇʀᴀ ᴅᴇ ᴇsᴄʀɪʙɪʀ ʏ ᴘᴏᴅʀᴇ́ sᴜʙɪʀ ғᴀɴғɪᴄ·s ᴅᴇ ʟᴀ sᴇʀɪᴇ ᴇɴ ᴇsᴛᴀ ᴄᴏᴍᴜɴɪᴅᴀᴅ.

Cᴏᴍᴏ ɴᴏ sᴇ́ ϙᴜᴇ ᴍᴀ́s ᴅᴇᴄɪʀ﹐ ᴍᴇ ᴅᴇsᴘɪᴅᴏ. Esᴘᴇʀᴏ ʟᴇs ʜᴀʏᴀ ɢᴜsᴛᴀᴅᴏ ʏ ϙᴜᴇ ʟᴇs ᴠᴀʏᴀ ʙɪᴇɴ ᴇɴ sᴜ ᴅɪ́ᴀ :two_hearts:

Cᴏᴘʏʀɪɢʜᴛ :copyright: ₂₀₁₈. Nᴏ ᴄᴏᴘʏ ᴀɴᴅ ᴘᴀɢᴇ﹐ ɴɪ ʀᴇsᴜʙɪʀ. Sᴏ́ʟᴏ ʀᴇᴘᴏsᴛᴇᴀʀ.

【 :coffee: 】Crédιтoѕ de ғαɴαrт'ѕ υѕαdoѕ:

TPL:

@;;DESSA

Separador:

@;;arachely

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