El interior del tren comenzó a ensombrecerse con el transcurso de los minutos. Forcé mi vista hacia mi muñeca: el reloj marcaba las diecinueve horas. Las colinas cubiertas de nieve y oscuridad se alzaban bajo el cielo nublado mientras el tren bajaba a la ciudad y mis párpados se cansaban. Después de un exhaustivo viaje de negocios, no me quedaba más remedio que dormir los cincuenta minutos restantes en mi camino de regreso.
Con la cabeza en la ventana helada y las manos dentro de los bolsillos, cerré los ojos intentando dormirme con el silencio sosegado de las afueras de la ciudad. Suspiré. Aquel silencio no duraría mucho; en cuanto llegara a casa la quietud se desvanecería ante los gritos de mis dos hijos y las pisotadas de mi esposa, anunciando que se había decepcionado de mí nuevamente.
El pensamiento de mi familia me impidió dormir.
La soledad de la noche cedió ante los rascacielos y los condominios de la ciudad. Pronto, el tren se detuvo en la última estación y los sobrevivientes del viaje tedioso y perdurable se acumularon en las salidas.
En el vagón éramos alrededor de treinta pasajeros. Escondidos detrás de nuestros abrigos de piel falsa, suspirando ante nuestro regreso a la prisión industrial que era la ciudad. Uno a uno, bajamos aturdidos por el nuevo silencio que nos invadía. Un silencio que no pertenecía.
La estación estaba vacía, lo cual no era inusual en este particular día de la semana. Pero, juzgando por los rostros de los demás pasajeros, muchos esperaban compañía. Familiares o amigos dando la bienvenida. La atmósfera adquirió una extrañeza desagradable que empeoraba con los segundos. Ningún alma ajena a los pasajeros se asomaba en los pasillos, las ventanillas, las tiendas de conveniencia ni los baños y, en lo hondo de la soledad comenzaron a escucharse vagamente los gritos de una multitud desesperada.
Caminé apresuradamente hacia las afueras de la estación, con las esperanzas de tomar un taxi en cuestión de segundos y regresar a la normalidad de mi hogar, deteniendo inmediatamente la pesadilla que estaba formándose. Decenas de pasos me siguieron y frenaron al instante en cuanto pudimos contemplar las calles.
Aquella era una escena donde nada coincidía con la realidad. Sangre se escurría entre la nieve, en los pavimentos y las autopistas; autos destrozados y deshabitados, humeando, y personas; incontables, infinitas, corriendo o arrastrándose por el hielo, la sangre y los vidrios rotos; gritando, sangrando, perdiendo el control sobre sus mentes; ojos exaltados, amargura en sus voces, lágrimas y sudor en sus rostros.
"Despiértate, ¡despiértate!" Rogó mi cerebro. ¿Era este el castigo por la falta de sueño? Una pesadilla de la que no despertaba, un escenario donde la lógica no existía. Cerré mis ojos, apreté los puños, pero no despertaba. Cerré los ojos con las manos heladas en mi cuello, pero no despertaba. Cerré los ojos, con fuerza, apreté la mandíbula, mis manos golpearon mi rostro, una y otra vez, y no desperté.
El aire frío pareció atorarse en mis pulmones y el sudor se congelaba en mis manos. Mi cuerpo quedó inmóvil. Debía huir ¿pero de qué exactamente? El horror de las personas no tenía origen; todos corrían, todos gritaban a un monstruo invisible. Niños llamaban a sus madres, escondiéndose de algo que yo no terminaba de comprender.
“¡Mátenme!” escuché en la lejanía. Era un hombre pequeño, obeso y calvo. Su rostro y camisa estaban remojados en sudor y de sus ojos brotaban lágrimas incansablemente. Sentí mi corazón acelerándose cuando observé la sangre escurriéndose entre su mano y el hacha que cargaba. “Mátenmeeee” alargó su plegaria y de repente perdió la conciencia.
Su cuerpo se mantuvo intacto. No cayó al suelo. Espalda recta, cabeza alta. Comenzó a correr hacia nuestra dirección.
Cada uno de los pasajeros corrió en distintas direcciones. Esparciéndose como cucarachas descubiertas por la luz de una cocina. A pesar del cansancio corrí como nunca había hecho en mi vida, rogando a mis piernas que no desfallecieran, sintiendo el aire helado dispersarse por mi cuerpo. Una mujer gritó. Después un hombre y después otro. No miré hacia atrás. Ninguna historia ha terminado bien de este modo. Pero supe instantáneamente que todos estaban muertos.
Alejándome de la calle, solo pude continuar contemplando el horror en la ciudad. Cientos de personas que rogaban por su muerte mientras se la concedían a miles más. Y entre la desesperación, el miedo había tomado una nueva forma. ¿Dónde están mis hijos?
• • •
Sin título ni desenlace, es solo un pequeño borrador que escribí hace años pero que por casualidad, encontré hasta recién entre mis archivos.
Creí haber borrado todo lo que solía tener pero en esta ocasión pensé que este sería un buen lugar para un viejo recuerdo.
Mi memoria me falla seguido, pero diría que mi intención de ese entonces era una historia sobre akumas que en lugar de dar superpoderes y vestir en disfraces extravagantes a sus víctimas; poseen el cuerpo de los civiles forzándolos a convertirse en homicidas.
No sé si quedan personas por aquí, si sí los invitaría a escribir el final que prefieran y, ¡les agradecería por leer! :)) Si no, supongo que todavía hay mucho por lo cual agradecer.
![buscando lugar para un viejo recuerdo.-[C]
El interior del tren comenzó a ensombrecerse con el transcurso de los minutos. For](https://image.staticox.com/?url=http%3A%2F%2Fpm1.aminoapps.programascracks.com%2F9383%2F934d0fbd31773de1ca6e98b7e8020b7b6862be4dr1-599-724v2_hq.jpg)
![buscando lugar para un viejo recuerdo.-[C]
El interior del tren comenzó a ensombrecerse con el transcurso de los minutos. For](https://image.staticox.com/?url=http%3A%2F%2Fpm1.aminoapps.programascracks.com%2F9383%2F8738bdf32519bad53d7c46a88c23ae150de0cd9ar1-413-413v2_hq.jpg)
![buscando lugar para un viejo recuerdo.-[C]
El interior del tren comenzó a ensombrecerse con el transcurso de los minutos. For](https://image.staticox.com/?url=http%3A%2F%2Fpm1.aminoapps.programascracks.com%2F9383%2Ff4f3af44a36f4c3fcb46741ed1d94725998e29e4r1-413-413v2_hq.jpg)
Comments (2)
Yo quiero saber más sobre la historia!!! La idea está más que brillante, ¿Por qué no darle ese giro a los akwmas? Impactante y glorioso escrito :sunflower: :two_hearts: