Cómo nos conocimos #TeamDelivery

¡qυє ση∂α gєηтє вσηıтα!

Hoy les traigo un nuevo blog.

FanDom: No pos pensamos que era una película xdxd.

Quiero participar en el #EscritorDelivery. Espero que les guste este One-Shot ^u^.

ᴄᴏᴍᴇɴᴄᴇᴍᴏs

ρrєgυทταs:

¿Por qué quieres estar en el Team?

Me gusta mucho participar en todo tipo de grupos, se podría decir que demasiado jeje.

¿Por qué escogiste ésta categoría?

Escribir es algo en lo que me he estado enfocando durante todo este año. Siempre me han dicho que tengo una gran imaginación y disfruto el poder escribir nuevas historias.

¿Cuánto tiempo le dedicarías al Team?

Intento dedicar el mayor tiempo posible, suelo estar muy ocupada, pero siempre tendré espacio para el Team.

¿Qué aportarás al Team aparte de tu categoría?

Todo lo que pueda. Mi cabeza está llena de ideas y la música me ayuda a cómo fundamentarlas, así que cualquier cosa que necesiten, aquí estoy yo.

¿Estás en otro Team? ¿Cuál?

Oficialmente no estoy en ninguno, pero estoy participando en dos o tres por ahora.

¿Cuánto tiempo le dedicas a Amino?

Últimamente estoy bastante más conectada que en momentos anteriores.

¿Te gusta alguna otra categoría?

Me gusta la categoría de editora, pero aun no estoy muy segura. Mis edits son un poco básicos, pero estoy progresando. Tomará tiempo hasta que haga un buen edit.

σηє-sнσт:

Corría sin parar. Le dolían los pies. Iba atrasado. Y para colmo se había olvidado su uniforme, otra vez. Le habían dicho en repetidas ocasiones que no podía seguir así, pero, ¿qué podían hacer? Así es él, así es Tom Dupain.

Desde pequeño su sueño siempre ha sido abrir su propia panadería. Prepararía todo tipo de comida, croissants, macarons, todo lo que se te ocurra. Era buen cocinero, tenía el talento, pero había una persona que siempre lograba que se deprimiera y que no llegara a todas sus metas. Su mayor enemiga, Sabine Cheng.

Sabine era una chica dulce por dentro y amarga por fuera. Educada para ser siempre la mejor en todo y especialista en arruinarle la vida al pobre Tom. Como representante de curso y alumna con perfectas calificaciones, logró entrar a la escuela de cocina más prestigiada de toda Francia, mientras que el joven Dupain entró gracias a los os de su padre.

Abrió la puerta de cristal que separaba la calle con el instituto. Saludó rápidamente a la recepcionista mientras corría por los extensos pasillos de mármol, en donde detrás de las puertas de metal y hierro habían salones llenos de aprendices y maestros. Llegó a la última del pasillo, tragó saliva y abrió la puerta.

—Vaya, vaya, miren quién se dignó a acompañarnos —habló una voz femenina, causando risas en cada rincón del salón.

—Señorita Cheng —dijo seriamente una mujer con el ceño fruncido —. Digame señor Dupain, ¿cuál es su excusa en ésta ocasión?

—Tuve que... Ayudar a mi madre a mover el piano —dijo nervioso. En realidad él no tenía ningún piano, lo que en verdad pasó es que no se había percatado de la hora que era hasta que fue demasiado tarde.

—¿De nuevo? —preguntó Sabine —. Es la tercera vez en el mes que tú dices eso.

—Jeje, ¿qué puedo decir? Mi madre es muy detallista.

—Bien, tome asiento señor Dupain —él obedeció.

Todos los años en el instituto se realizaba una competencia de comida en donde sólo participaban los del último año. El ganador recibiría su titulo como cocinero profesional y una pequeña ayuda económica para poder abrir su propio restaurante, tienda, empresa y demás.

Luego de muchas rondas clasificatorias y eliminatorias, sólo habían quedado dos estudiantes para llegar a las finales. Esos dos estudiantes eran nada más y nada menos que el joven castaño Tom Dupain y la asiática azabache de reflejos azules Sabine Cheng.

—Pss —susurró la chica de ojos color gris queriendo captar la atención del chico de ojos verdes. Lo logró —. Vas a caer Tomto —Tomto era un apodo que ella misma le puso al pobre chico.

—Ah, ¿sí? Pues ya verás Chango, mis macarons son legendarios —respondió el castaño con un estúpido apodo y una cara de victoria.

—Ya lo veremos —ambos sonrieron y volvieron a prestarle atención a la clase.

Días mas tarde.

Eran las finales. Dos entran, uno sale victorioso. Quizás este sería el día más excitante de Tom y Sabine, en donde se pondrán a prueba sus habilidades y lo dejarán todo en la cocina.

Los participantes debían preparar un pequeño postre en menos de una hora. En ese pequeño lapso de tiempo tenían que elegir los ingrediente en la pequeña cámara de comida, buscar los utensilios y cocinar lo que debería ser el postre ganador.

—¿Están listos? —preguntó el "árbitro".

—Sí —respondieron al unísono.

—¡Vayan! —ambos corrieron en busca de sus elementos.

Los dos adolescentes tomaron todo lo necesario para preparar sus recetas. Mientras que Tom prepararía sus famosos macarons, Sabine se arriesgaría a cocinar una mini-cake, cosa que nunca había preparado en su vida.

Todo iba bien, o al menos eso parecía para la chica asiática que manipulaba sus utensilios con suma delicadeza y precisión, dejando atónitos a los jueces, mientras que el francés hacía un desastre en la cocina.

Quedaba poco, solo había que poner la masa de la mini-cake a cocinar mientras se preparaba la crema, sólo había un pequeño error, ella puso el fuego demasiado alto. Mientras Tom iba uniendo las galletas, sintió un olor a quemado y un grito de preocupación por parte de su rival. Se la veía a ella, con su delantal cubriendo su mano derecha, sacando una pequeña contención de masa quemada.

—¡No no no! —se gritó a ella misma —. ¡Esto no puede terminar así!

—¿Qué sucede? —preguntó el adolescente al ver la cara de su compañera.

—Lo arruiné todo —señaló al "postre" —. ¿No lo ves? Soy un completo desastre.

—¿De qué hablas? Tú no eres un completo desastre.

—Claro que lo soy, vaya, eres tan Tomto como pareces —quiso reír, pero nada salió de su boca. El chico solo rió por lo bajo.

—Dame eso —tomó la bandeja del aperitivo quemado y lo puso en su mesada. Agarró su bandeja de macarons y se la dio a su compañera —. Ten.

—¿Qué estás haciendo?

—Te estoy dando la oportunidad de ganar —el sonrió dulcemente. Antes de que ella pudiera decir algo, el reloj sonó, el tiempo se había acabado.

Ambos chicos se acercaron a la mesa de los jueces. Él con una mini-cake quemada y ella con unos cuantos macarons. Luego de una probada a cada postre, los jueces fueron a un lugar aparte para dar su veredicto. Mientras tanto, Tom y Sabine tomaron asiento.

—Gracias —dijo ella mirando al suelo.

—No hay de que —respondió feliz.

—Pero, ¿por qué?

—¿Acaso nunca te lo enseñaron? Siempre hay que hacer aquello que a ti te gustaría que te hagan —ella sabía de eso, pero jamás lo puso a prueba, tal vez la presión de sus padres no la dejaban ser la chica humilde que hay que ser.

Nadie dijo nada por un buen rato, hasta que los hombres encargados de decidir el destino de ambos jóvenes volvió de su votación. Fue un empate. A pesar de que la mini-cake fue un completo desastre, el gesto del chico conmovió al jurado entregando el premio a ambos jóvenes.

—Parece que ambos ganamos —sonrió Sabine.

—Sí... —suspiró Tom —. ¿Me harías el favor de convertirte en mi más leal socia? —preguntó el chico tomando la cadera de la joven y trayéndola hacia él.

—No lo sé, tengo que pensarlo —rió por lo bajo, se armó de valor y besó los labios del chico.

¿Fin? No, esto es sólo el comienzo.

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¿Muy cliché? Sí, yo pensé lo mismo. Pero bueno, es lo que se ocurrió. Tampoco me siento muy orgullosa con este One-Shot, se que puedo hacerlo mejor.

Seguro pensaran porqué tarde tan poco en escribir este One-shot. Pues la verdad es que ya tenía planeado hacerlo para más adelante, tenía tiempo libre y después no podía hacerlo, así que, aproveché la oportunidad que tengo ahora.

Diganme si les gustó y si no cuentenme qué está mal o feo y yo con gusto lo cambio.

Ъყε Ъყε