• :sunny: °Soleil Girl. [One-shot]° :sunny: •

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Hola mis amores aquí Akatsuki-chan con un One-shot para el concurso de CrazySlots.

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#CSMPA

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—Buenos días a todos, —saludó cortésmente mientras entraba en la clase— soy Angie Abad y desde ahora seré vuestra profesora de Naturales, como es el primer día que estoy aquí, me gustaría que todos vosotros os presentéis cuando diga vuestro nombre al pasar lista.

   Todos aceptaron la petición de la nueva profesora y eso calmó los nervios de la misma. Angie, era una joven de veintiocho años que acaba de conseguir un puesto fijo en el instituto más importante de París, no podía evitar estar nerviosa y emocionada a la vez. Ella misma, mucho más joven, había recorrido aquellos pasillos con sus amigas, se había estresado con los exámenes y había vivido sus primeros amoríos dentro de aquel imponente edificio.

  La nueva profesora de Naturales era alta aunque llevara unos tacones, su figura era esbelta y delgada, tenía las piernas largas y una piel blanca. Sus ojos eran muy grandes y azules como el mar. Adoraba dejar su pelo castaño suelto, dejando sus largos rizos libres, aunque por este motivo siempre llevaba en su muñeca como mínimo un par de coleteros. La mujer vestía unos pantalones vaqueros con una hermosa blusa blanca que tenía bordadas rosas sobre sus hombros. Además, sobre su pecho colgaba un enorme sol dorado precioso.

  Angie comenzó a decir los nombres de los alumnos, los nombrados se levantaban en su turno y decían su edad y algún hobbie. Alya y Marinette estaban hablando en susurros mientras se pasaba lista, la profesora podía ser la más joven que habían tenido hasta el momento y eso llamaba su atención.

  La maestra decidió comenzar el tema de la meteorología, cuánto más explicaba, más le brillaban los ojos y a ninguno de sus alumnos les pasó por alto aquella pasión por la asignatura; hasta Chloe tenía que itir que aquella pasión era contagiosa y hacía que permanecieran callados mientras explicaba.

   La clase pasó rápido tanto para la docente como para sus estudiantes, Angie se despidió feliz de ellos para llegar a su siguiente clase. La verdad es que su primer día allí estaba yendo mucho mejor de lo que se pensaba, pero ahora le tocaba una de las clases con más suspensos del instituto, y no sabía si iba a poder manejarlo.

   Entró en esa clase como había entrado en todas las demás, con una sonrisa de oreja a oreja, pero en esta no la recibieron correspondiendo a su sonrisa o con una cara de sorpresa, sino que la recibió una gran lluvia de bolas de papel de las que se protegió con su cuaderno rosa de tapa dura.

  Intentó relajarse y pasar lista como lo había hecho en la hora anterior, pero fue imposible. También pensó en explicar el tiempo con palabras sencillas y definiciones cortas pero casi no se escuchaba su voz. Había demasiado alboroto dentro del aula y, aunque la morena intentara que se callaran la única acallada fue ella.

  De repente, un enorme portazo se escuchó y entró una de las compañeras de Angie en el departamento de Naturales, la señorita Lisa, una señora mayor y con un vozarrón que asustaba hasta a los otros docentes. Esta señora de pelo rubio platino recogido en un moño y con una falda negra de tubo acompaña por medias y unos zapatos con poco tacón, se remangó las mangas de su camisa violeta para acercarse a la mesa del profesor del aula y cogió el cuaderno de la recién llegada para golpear la mesa varias veces y así llamar la atención de los jóvenes y acallarlos. La señorita Lisa se quedó allí todo lo que duró la clase. Al tocar el timbre, los alumnos se dispusieron a ir al patio para dar gimnasia mientras ambas profesoras se quedaban allí.

—Te parecerá bonito. —dijo Lisa empezando el sermón.— No puedes dejar que unos niños de 15 años de ninguneen, Angie, tienes que hacerte valer para que te respeten.

—Pero yo no quiero que me teman o me pongan motes, quiero llevarme bien con ellos, ayudarles...

—Hija, todo en esta vida no se puede tener.— le contestó— O das clase o te haces su amiga, pero así nunca terminarás los objetivos del trimestre.

—Pero…

—Nada de peros, me parece fatal que no sepas levantar la voz y tenga que venir yo en mi hora de descanso aquí, porque tu no sabes estar con una clase un poco alborotadora.

—Tampoco hablaban tan alto…— murmuró la chica tocándose el collar con los dedos.

—Los chillidos de esta clase se escuchaban desde la sala de profesores.— contraatacó— Te voy a decir una cosa, Angie, lo siento mucho, sé que es tu primer día, que eres muy joven y que no tienes experiencia pero, voy a hablar con el director, ya sabrá él lo que debe hacer contigo.

  Y así, la pobre profesora se quedó sola en aquella sale después de que su compañera se fuera. Angie no pudo aguantar las lágrimas y comenzó a sollozar en silencio, de repente un escalofrío recorrió su cuerpo.

—Buenos días, Soleil Girl, soy yo, Le Papillon y vengo a ayudarte para que ninguna otra persona te diga lo que tienes que hacer porque vas a ser radiante como el Sol. Solo tienes que traerme los prodigios…

—Encantada, Le Papillon…—susurró mientras algo oscuro rodeaba su cuerpo.

  Cuando la pareja de héroes entró en combate tuvieron que apartar la mirada. Angie, ahora Soleil Girl, vestía un traje amoldado a su cuerpo dorado y brillante, además el sol de su colgante lanzaba rayos de luz que calcinaban todo a su paso. Ladybug decidió dar el aviso de un ataque akuma, y también buscó junto con Chat Noir un lugar apartado para la señorita Lisa, a quien iba dirigida la venganza de la akumatizada.

—¿Esa no es Angie, la nueva profe de Naturales? —preguntó Chat Noir

— Sí, parece que una de sus compañeras la riñó y sus sentimientos consiguieron atraer un akuma

  Soleil Girl atacó al duo de super héroes sin descanso, ambos intentaban atraerla hacia ellos para que no fuera a por algún civil. Pero de repente ambos se encontraron atrapados, el portador del anillo ya había usa su Cataclysm y la portadora de los pendientes aún buscaba una manera de usar aquel paraguas rojo y negro. Esto fue lo que aprovechó la villana para atacar, pero una nube se puso frente al Sol haciendo que su rayo no funcionara y su traje perdiera su brillo.

—Bichito, ¡el Sol! Necesita la luz del sol para usar su rayo, si no está en o con la luz no puede hacer nada.

—Tengo un plan, Chat, necesito que le quites el colgante.

—A sus órdenes.

  Ambos héroes corrieron hacia Soleil Girl, que intentaba alejarse de la nube antes de que los superhéroes llegaran a ella. Consiguió volver a estar bajo el Sol, pero tuvo que parar el bastón de Chat Noir antes de usar su poder. Ladybug se colocó sobre ella con el paraguas cubriendo a ambas, así su traje dejó de brillar mientras intentaba quitarle el paraguas a la portadora de la mariquita. Fue ese momento el que usó el héroe para quitarle el colgante; la chica de las coletas saltó lejos de ella y agarró el objeto rompiéndolo.

—Ya no harás más daño pequeño akuma…¡Miraculous Ladybug! Adiós, pequeña mariposa.

—¡Bien hecho! — exclamaron los héroes.

—¿Dónde estoy? — preguntó la maestra al levantarse otra vez en su forma civil.

—No pasa nada, ya está bien— contestó la heroína con una sonrisa.

  La señorita Lisa apareció y abrazó a Angie pidiéndole mil veces disculpas por haber sido tan dura con ella.

—Cada uno tiene su forma de enseñar y no debí infravalorar el tuyo.

—Ya está todo perdonado.— contestó la morena.

  Los portadores de prodigios se despidieron por la falta de tiempo para destransformarse, la docente miró por dónde se habían ido y sonrió.

—Muchas gracias, Ladybug, Chat Noir.