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Volver a ver a Nathaniel me creaba una ilusión muy grande. Hace cinco años, cuando me enteré que a Nathaniel le gustaba Alya, mi ilusión se rompió. Pero hoy vengo con la esperanza de tener una oportunidad.

Mylène: ¡Nathaniel! – corrí a abrazarlo – tanto tiempo, ¿Cómo has estado?

Nathaniel: si, eh… bien.

Mylène: ¿Que fue de vos después de que me fui? – lo solté.

Nathaniel: pues seguí en la misma primaria. No cambió mucho.

Mylène: recuerdo que me dijiste que te gustaba Alya – dije con la esperanza de que la haya olvidado.

Nathaniel: si, pero la olvidé – sonreí – y ahora soy novio de Brigitte.

Mylène: ¡¿Que?! – me alejé – pero ella era como tu hermana para vos.

Nathaniel: si, pero…

Mylène: ¿Ya se te olvidó como engañaba a los profesores? Como hacía para que a mí me echaran la culpa, ¿Se te olvidó?

Nathaniel: no, pero… vos también le habías bromas y ella… ella le paga a los otros con la misma moneda.

Mylène: ¿Sabes por qué lo hacía? – negó – porque me gustabas y ella igual gustaba de vos. Y como no hicimos trato ella y yo.

Nathaniel: ¿Como que trato?

Mylène: ¿No te enteraste? Brigitte y Alya hicieron un trato para no pelear por vos – frunció el ceño – vos le gustabas a Alya, y las dos se enteraron. Prácticamente quién se quedara con vos sería la ganadora. Brigitte fue la ganadora.

Puso una cara de sorprendido, eso solo me decía que no sabía nada. Así que dentro de muy poco pelearán.

Brigitte: ¡¿Como que Mylène es tu vecina?!

Nathaniel: llegó hace unas horas.

Brigitte: ¿Y? ¿Algo que contar sobre ella?

Nathaniel: digamos que me contó algo muy importante. ¿Por qué te caía tan mal Mylène?

Brigitte: porque me trataba mal, me hacía bromas – dijo obvia. Suspiré. Sonaba tan convincente que por un momento creí que Mylène era la que mentía.

Nathaniel: yo le gustaba a ella.

Brigitte: ¿Que?

Nathaniel: dejá de mentir Brigitte. ití que te gustaba desde hace varios años e hiciste un trato con Alya para no pelear porque también le gustaba.

Brigitte: déjame adivinar, Mylène te inventó eso.

Nathaniel: no intentes hacer qué crea que ella inventó eso.

Brigitte: dale, lo hicimos. Pero, ¿Eso que?

Nathaniel: ¿Eso que? ¡Prácticamente me apostaron! Y vos fuiste la ganadora.

Brigitte: ¿Apostar te? No, eso es lo peor que se le puede hacer a una persona. Solo preservé mi amistad con Alya.

Nathaniel: ¿Preservar? – contestó con un «ajá» – está bien. Pero tuviste que haberme dicho, somos novios.

Brigitte: lo pasado no entra en nuestra relación, sino lo presente. Y para que veas lo buena novia que soy, te aviso que en unos días iré a competir a San Miguel.

Nathaniel: muchas felicidades.

Brigitte: si, me tengo que ir – dijo cortante – Chloé me espera, adiós.

:telephone_receiver: Fin llamada telefónica :telephone_receiver:

Colgó, ni siquiera me dió tiempo de despedirme. Creo que se enojó.

¡Mylène! Lo que me faltaba, que llegase mi enemiga de la primaria. Ahora tengo que controlar a dos chicas que quieren destruirme.

Chloé: quiero imaginar que no estás celosa.

Brigitte: no, para nada. Es orgullo.

Chloé: ¿Orgullo?

Brigitte: yo gané, le gané a Alya. Imagínate que llega Mylène y por su culpa corta conmigo. Si me entero que quiere cortar conmigo, yo lo corto primero.

Chloé: bueno, eso deja en claro que sí es por orgullo. ¿Que harás?

Brigitte: mañana es sábado, iré a su casa.

Chloé: vaya que sos decidida. La secundaria te ha cambiado.

Brigitte: hay mucha gente en el Françoise Dupont que quiere destruirme, además de un tonto. Tuve que aprender.

Chloé: y yo tengo que irme. Ya sabes que a mi mamá no le gusta venir mucho.

Brigitte: lo sé. Culpa al don y maldición.

Chloé: lamentablemente a mi mamá le tocó la parte de la maldición.

Brigitte: mi papá no quería.

Chloé: eso lo sé, pero bueno, nos vemos – me abrazó y bajamos juntas al living – ya estoy mamá.

Audrey: vámonos. Adiós.

Dijo fría, como siempre. La relación con mi tía es de lo peor, no me quiere. Una vez escuché una conversación donde decía que yo le recordaba el gran amor de mis papás. Cursi, pero cierto.

Diez de mañana. Bajo de la limusina que está estacionada frente a la casa de Nathaniel. Me acerco a la puerta y toco.

Señora Kurtzberg: ¡Brigitte! ¡Que sorpresa!

Brigitte: vengo a visitar a Nathaniel.

Señora Kurtzberg: pasa – entré – ¡Nathaniel! – escuché los pasos y ahí estaba.

Nathaniel: ¿Brigitte?

Brigitte: la misma, vine porque esperaba que me dijeras donde vive Mylène – sonreí – quiero ver a una vieja… amiga.

Señora Kurtzberg: que dulce Brigitte – Nathaniel negó – ¿No querés algo de desayunar?

Brigitte: gracias señora pero vengo solo para visitar, tengo que practicar para dos competencias.

Señora Kurtzberg: ¿Apoco?

Brigitte: gimnasia y ortografía – hice pequeña reverencia y seguí a Nathaniel hasta la puerta.

Nathaniel: ni pienses que te llevaré con ella.

Brigitte: ¿Por qué? Quiero hacer las pases – pasó las manos por su cabello.

Nathaniel: ¿Como le haces? – fruncí el ceño – ¿Como haces para sonar tan convincente?

Brigitte: solo digo la verdad – se puso serio. Ya no es fácil engañarlo. Reí – dale, sos mi me… novio, te contaré algo. En mi familia existe el don y maldición Dupoin-cheng. Por eso soy tan inteligente y tengo esa habilidad para mentir.

Nathaniel: ¿Como es eso?

Brigitte: según mis actos puedo ser una salvación o una perdición. Si soy una salvación se acerca mi fin, y si soy una perdición es el fin de todos los demás menos el mío. Por eso debo encontrar el equilibrio.

Nathaniel: creo que no hacés un buen trabajo.

Brigitte: ¿Que decís? Este es el equilibrio. Le pago a…

Nathaniel: cada quien con la misma moneda – completó por mí –. Decís eso desde tercero.

Brigitte: gran trabajo desde tercero entonces.

Nathaniel: por favor, no quiero problemas.

Brigitte: ok, me voy – caminé rumbo a mí limusina y cuando iba a subir, su voz me detuvo.

Mylène: Brigitte Dupoin-cheng.

Brigitte: Mylène Haprèle.

Nino: entonces ¿Que harás con Andrea?

Adrien: como sabés, mi orgullo no me permitirá cortar con ella.

Nino: ¿La soportarás toda la secundaria?

Adrien: no toda, este es su último año aquí – se sentó en mi cama y me miró fijamente –, me dijo que sus papás la cambiarían de escuela – volvió a acostarse.

Nino: bueno, pero tengo una pregunta más. ¿Y Brigitte? – me levanté de golpe – ¿Que harás con ella?

Adrien: ella es pasado.

Nino: claro, tan pasado que tuve que salvarte de Andrea por lo dejar de verla ayer.

Adrien: la canción me llamó la atención.

Nino: ¿La canción para vos?

Adrien: la canción para Nathaniel.

Nino: dale Adrien, termina con Andrea y decile a Brigitte lo que sentís.

Adrien: no pienso hacerlo.

Nino: ella gusta de vos.

Adrien: ella tiene novio.

Nino: ¡Me rindo! Pero cuando sea tarde, te vas a arrepentir.

Adrien: de lo que me arrepiento es de haber aceptado esa tonta apuesta, si tan solo hubiera dicho «no», no me hubiese fijado en ella.

Nino: número uno, el hubiera no existe; número dos, ¿Vos qué sabes? ¿Y si pasaba algo que nos encaminara en el rumbo que estamos yendo?

Adrien: ¿Que querés decir?

Nino: si están destinados a estar juntos, pero se conocieron en el momento equivocado. El destino los volverá a juntar.

Bufé. ¿Por qué tengo amigos tan cursis? Le tiré una almohada y fingí que lo había ignorado pero no, la frase rondaba por mi cabeza.

Al fin, volvía a ver a Brigitte Dupoin-cheng después de muchos años. No había cambiado mucho, solo que ya no se hacia su típico peinado de las dos colitas juntas, sino que ahora se peina de lado.

Mylène: Brigitte Dupoin-cheng – dije antes de que subiera a su limusina.

Brigitte: Mylène Haprèle – se cruzó de brazos – mirá pero que sorpresa – dijo sarcástica.

Mylène: ¿A qué venís?

Brigitte: ¿Que no puedo visitar a MI NOVIO? – la sangre me hirvió, ¿Por qué ella?

Mylène: claro que podés. Debo itir que me llevé una gran sorpresa al enterarme. Nunca imaginé que él se fijaría en vos.

Brigitte: ¿Ardida? – se acercó amenazante.

Mylène: tenía una imagen más tímida y tierna de vos, ¿Que te pasó?

Brigitte: solo aprendí. ¿Hay algo de malo?

Mylène: claro que no.

Brigitte: bueno, me retiro – se acercó a Nathaniel y le dió un beso en la mejilla. Con ganas de golpearla – adiós… Nathaniel – subió a su limusina y se fue.

Mylène: no se tienen apodos por lo visto.

Nathaniel: no le gustan, se le hacen muy cursis.

Mylène: ¿Cursis? Yo la conocí. Ella lo amaba.

Nathaniel: desde que entró al Françoise Dupont no es la misma.

Mylène: ¿Y aún así la seguís queriendo?

Nathaniel: ella es única, Mylène, única – entró a su casa.

Una hora después ya estaba en la plaza comprando algunas cosas para la comida. Debo pensar en algo para destruir a Brigitte, para quedarme con Nathaniel. Iba tan distraída que no me di cuenta cuando choqué con una chica.

Mylène: Brigitte – murmuré.

— ¿Dijiste Brigitte? – dijo después de recoger sus cosas.

Mylène: ¿Que? No.

— que mal, creí que hablabas de… Brigitte Dupoin-cheng.

Mylène: ¿La conocés?

— mi nombre es Lila. Y por el murmuro que escuché también la odias.

Mylène: ella arruinó mi relación con Nathaniel.

Lila: ella arruinó mi popularidad en el Françoise Dupont.

Mylène: ¿Brigitte? ¿Popular? Sabía que era doble cara pero nunca me imaginé que tanto.

Lila: ¿Ella era así?

Mylène: se hacía la buenita.

Lila: creo que tenemos mucho de que hablar. Vos la conocés del pasado y yo de ahora.