Magnetismo Felino 49

Como pude sujete a Marinette con ayuda de su papá y al ver la expresión de dolor en su rostro repentinamente me invadió una sensación de pánico, porque aunque llevo muchos meses esperando este momento creo que en verdad no estoy listo para afrontarlo.

¡AAAAAAYYYY YA NO AGUANTO!, Me duele mucho vamos al hospital por favor. Al escuchar sus gritos mi cuerpo se paralizó por completo y mi mente se nublo, sólo podía ver de manera borrosa a todos corriendo y gritando, pero mi cuerpo seguía sin responder y todo era un completo caos.

¡YA BASTA! Cállense todos que no ven que esto en vez de calmarla la altera más. La voz de Alya resonó entre toda la multitud.

Se Acercó, me miró a los ojos y me tocó el hombro diciendo. Adrien por favor reacciona que este no es momento para tener una crisis de padre primerizo, Marinette necesita tu ayuda al cien esta bien.

Sus palabras me cayeron como balde de agua fría en efecto tiene razón. Nuevamente tomó control de la situación con gran seguridad.

Haber cálmense todos hay que organizar esto, por favor señores Dupont Cheng quédense aquí y empaquen todo lo necesario para Marinette y los bebés, chicas por favor llamen al hospital para que se preparen para recibirla Nino y yo iremos con ustedes al hospital.... Ya manos a la obra todos. Dicho eso aplaudió y todos siguieron sus indicaciones de inmediato.

Rápidamente Alya y Nino abrieron la puerta y de los nervios estaba a punto de salir sin mi prometida, en cuanto lo note sin decir nada la tomé en brazos y seguí a mis amigos hasta el auto.

Rápidamente Alya me ayudó a acomodar a Marinette en el asiento trasero, luego subí a acompañarla, por otro lado Nino tomó el lugar del conductor y ella el del copiloto.

A cada minuto que pasaba las contracciones aumentaban y con ellas el sufrimiento de mi prometida quien gritaba de dolor y apretaba mi mano con una fuerza descomunal.

Tranquila amor ya verás que todo estará bien ten calma, respira profundo por favor. Dije tratando de reconfortala.

Ella apretó mi mano aún más fuerte y gruñó molesta, como cuando regañaba a Chat Noir. Eso lo dices tu porque no eres quien se está partiendo en dos.

Tranquila amiga no te alteres ya estamos cerca. Dijo Alya con seguridad, pero minutos después en lugar de avanzar poco a poco Nino fue disminuyendo la velocidad.

¿Qué pasa, por qué nos detenemos?. Pregunté lleno de angustia mientras los gritos, las respiraciones y contracciones de Marinette aumentaban.

Lo que pasa es que al parecer hay un embotellamiento y no se ve que se mueva lo más mínimo.

Seguimos esperando pero no había movimiento en absoluto. ¡ya por favor hagan algo no creo que estos bebés puedan esperar más y yo tampoco!. Gritó Marinette muy agitada.

Ante tal situación yo no podía quedarme quieto y en un instante la solución llegó a mi, me aparté un poco de Marinette y llamé a Plagg, si bien Alya ya sabía de mi otra identidad Nino aún desconocía esa información pero este no era momento de estar con contemplaciones.

Pedí a Plagg que me transformará y así lo hizo ante la mirada atónito de Nino y la exposición de satisfacción de Alya, luego bajé del auto y tomé a mi prometida en brazos. Lo siento pero no puedo esperar más es mejor que nos alcancen en el hospital en cuanto puedan. Dicho eso ambos sólo asistieron y yo salté con cuidado al tejado más cercano para no dañar a mí familia.

Mientras avanzaba lo hacía con rapidez, pero con precaución y a decir verdad aunque no estábamos muy lejos a mí me estaba pareciendo una eternidad y en cuanto a mi princesa sólo se aferraba a mi con todas sus fuerzas y trataba de ocultar sus gemidos de dolor en mi pecho.

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El dolor que me provocaban las contracciones era tal que no podía mencionar ni una palabra sólo podía gritar y gemir sin descanso oculta en el pecho de Chat Noir, justo cuando yo creía que aún tardaríamos más tiempo sentí como mi prometido descendió suavemente en el piso, miré a mi alrededor y noté que justo estábamos en la puerta del hospital que tantas veces visitamos.

Chat cruzó la puerta conmigo en brazos y con cuidado me puso sobre la camilla que ya estaba esperando por mi. Por favor atiendanla con mucho cuidado, es una emergencia esta a punto de dar a luz su familia viene en camino pero yo tengo que irme. Dicho eso me dió la espalda y quiso ir hacia la salida pero yo lo estuve tomando su mano.

Por favor no me dejes sola te necesito. Le suplique entre llanto y dolor él se giró y me beso en la frente. No te preocupes mi lady en seguida estaré contigo. Me susurró al oído y después salió.

Rápidamente dos enfermeras me llevaron al quirófano me pusieron ropa de hospital y me pusieron en la plancha de operaciones. Esperé aquí por favor en seguida vendrá su médico. Dicho eso salieron de la habitación.

Claro me lo dicen como si yo pudiera salir corriendo. Pensé un poco molesta y sola además, con el paso de los minutos las contracciones eran más frecuentes y dolorosas, mi útero cada vez ejercía más presión y yo no estaba segura de resistir.

De pronto una fuerte punsada recorrió toda m columna vertebral y una especie de aureola me rodeó. O no es el campo de fuerza, pero por qué, será que mis niños también tienen miedo de pasar por este momento, no puedo dejar que el doctor se dé cuenta de sus poderes.

Vamos mis amores tranquilos, cálmense no pasará nada todos estaremos bien no tengan miedo pronto estarán en mis brazos y en los de papá. Comencé a decir en voz alta mientras frotaba mi vientre y poco a poco el campo de fuerza desapareció.

Después de unos minutos el doctor Koll cruzó la puerta vestido con ropa estéril. Hola señora Agreste lista para el gran momento. Preguntó sentándose frente a mí y comenzando con el tacto. Yo sólo asentí.

Esos niños si que tienen prisa por llegar al mundo será mejor que comencemos de una vez. Dijo y salió de nuevo del quirófano.

De nuevo se abrió la puerta pero esta vez entró todo un equipo de doctores y enfermeras armados con variado instrumental quirúrgico.

Uno de ellos se acercó a mí y me tomó de la mano, lo cual me extraño hasta que lo miré a los ojos, ahí estaban un par de esmeraldas brillantes. No te preocupes mi princesa ya estoy aquí contigo todo saldrá bien. Afirmó

Muy bien señores Agreste vamos a empezar. Dicho eso una enfermera me inyectó la anestesia que luego de unos minutos me hizo efecto.

¡Por favor señora puge¡.

Yo obedecí, a pesar de la anestesia aún sentía el esfuerzo de mi cuerpo.

Así pasaron muchos minutos o podría decir que hasta horas en las cuales Adrien no se separó de mí ni un segundo.

¡YA CASI, YA SALIÓ LA CABEZA... PUGE! Reuní todas mis fuerzas y lo hice.

¡UUUUUUUÑÑÑÁAAAAA...... UUUUUUÑÑÑAAÁAAAA!. Ahí está es mi primer hijo, una lágrima comenzó a recorrer mi mejilla.

Muy bien señora ya sólo falta uno no se rinda ¡PUGE.... OTRA VEZ.... PUGE!.

¡AAACCUUUÑÑAAAA...... AAAAAACCUUUUUÑÑAAAAA! Bienvenido pequeño. Listo los dos están aquí sanos y salvos. Afirmó el doctor.

Al escucharlo no pude retener mi llanto y comencé a llorar a mares, Adrien se quitó el cubrebocas, acarició las mejillas y me besó. Excelente mi amor lo hiciste muy bien eres la mejor. Afirmó orgulloso.

Al escucharlo sentí como si me liberará de un gran peso, mi cuerpo se relajó, miré fijamente a sus ojos y poco a poco me desvanecí.