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título: Sweet Lips.

género: Romance - Desamor.

personajes: Chloe y Marinette.

palabras: 426.

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♡Sino te gusta el shipp no leas♡

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Chloe odiaba las adiciones, pero ella era una. Era como una droga que te atrapaba en cuestión de segundos y, a pesar de que Chloe nunca había probado las drogas, podría jurar que la droga más fuerte era Marinette.

Porque ella se había metido en su vida por accidente, sin ser llamada, sin golpear a la puerta. Marinette solo llegó y se quedó.

Y ella por más que dijera odiarla, por más que la humillara diariamente e hiciera de su vida un infierno, sabía que la amaba.

¡¿Pero cómo no amarla?! Si Marinette era como un ángel caído del cielo, o así lo veía Chloe. Sus ojos azules resaltaban en aquellas pálidas mejillas que a veces adquirían un leve color rosa, su cabello siempre atando en dos pequeñas y cortas colas que la hacían ver adorable como sus sonrojos y balbuceos, su inocente y tranquila risa, sus pequeñas manos que creaban cosas asombrosas, su humildad y generosidad. Dios, si Chloe se pusiera a hacer una lista de las cosas que le gustaban de Marinette no terminaría mas, estaba segura de ello.

Pero en aquella lista, Chloe sabía que resaltaria algo, incluso sabía que lo pondría al principio de todo: sus labios.

Chloe amaba aquellos labios, era como una pequeña obsesión. Eran labios pequeños y gorditos, de un color rosa muy suave.

Aún recordaba la vez que los había besado. Había sido un accidente, pero según Chloe, el mejor que le pudo haber pasado.

En el momento en que ambos labios se tocaron, Chloe había sentido aquellas conocidas ≪mariposas≫ explotar en su interior, acelerando su corazón y encendiendo sus mejillas. Había sido un beso tan repentino, nadie lo había visto venir.

Chloe recordaba el salir huyendo, amenazando con contarle a su padre, sin embargo lo único que hizo fue encerrarse en el baño y recordar aquella sensación. Las mariposas seguían allí, solo que ahora un poco más tranquilas.

Los labios de Marinette eran cálidos, suaves, tiernos, dulces. Eran los labios más delicados que había probado en su vida. Le gustaban.

Y ahora, ella no podía dejar de pensar en ella y en aquellos dulces labios que poseía.

Y Chloe se desvelaba pensando en ella, en sus labios, y lloraba. Sabía que Marinette jamás la querría de aquella manera, que no la veía con los mismos ojos, que el sentimiento no era mutuo, y dolía.

Sin duda Marinette era una droga fuerte, una droga que Chloe no se aburría de consumir y que cada vez le hacía más daño. Pero después de todo, ¿qué droga no hacía daño?