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¿¡Soy un kwami!? Capitulo uno

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Catnap February 27
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París, Francia. Año 2019.

Aún recuerdo aquel día... el último en el que Marinette y yo éramos humanos.

En la mansión Agreste...

—¡Ya me voy, papá! —dije apresuradamente—. Se me hace tarde para la escuela.

Gabriel me observó con una expresión inusualmente cálida.

—No olvides, hijo, que te quiero mucho.

Sus palabras me tomaron por sorpresa, pero cuando me abrazó, no dudé en corresponderle.

—Y yo también, papá.

—No sé qué haría si llegara a perderte…

Esa frase me inquietó. Al principio pensé que se trataba de un mal presentimiento, pero luego lo atribuí a la tristeza que aún nos embargaba por la muerte de mamá. Traté de no darle demasiada importancia.

Le dediqué una sonrisa antes de despedirme.

—Bueno, papá, ya me tengo que ir a clases.

—Ve con cuidado —respondió él.

—Que te vaya bien en el trabajo.

Mientras tanto, en la panadería de los Dupain-Cheng...

—¡Ya se me hizo tarde! —exclamó Marinette, alarmada, mientras se apresuraba a salir.

Tom la observó con resignación.

—No sé qué le pasa a nuestra hija… siempre llega tarde.

Sabine le sonrió con dulzura.

—Sabes que así es ella, siempre ha sido distraída.

Tom suspiró.

—Solo espero que algún día cambie para bien.

Sabine, en lugar de responder, le tomó del brazo y lo abrazó con cariño. Ambos estaban felices de tener a Marinette como hija.

Sin embargo, ni los Dupain-Cheng ni Gabriel Agreste imaginaron lo que estaba a punto de suceder. Ese sería el último día que sabrían de sus hijos… Y en cuanto a nosotros, bueno… ser Ladybug y Chat Noir estaba a punto de volverse más que una responsabilidad. Se convertiría en una maldición. Ya verán a lo que me refiero.

En la mansión Agreste...

Gabriel Agreste se encontraba en su estudio, sumido en pensamientos oscuros.

—Hoy es un buen día para akumatizar a más personas —murmuró con una sonrisa malévola.

Nooro, su kwami, suspiró con cansancio, pero su voz seguía siendo tímida ante la imponente presencia de su amo.

—Sí, señor…

Gabriel se giró hacia él con determinación.

—Esta vez tengo un plan perfecto. Ladybug y Chat Noir conocerán la derrota… Y cuando eso suceda, mi mayor deseo se hará realidad.

Caminó hasta donde reposaba el cuerpo de su esposa, Emily.

—Solo así volveremos a estar juntos otra vez, mi amada Emily…

Con un movimiento decidido, se quitó la corbata y activó su Miraculous.

—Nooro, ¡alas oscuras elévenme!

El pequeño kwami fue absorbido por la joya, cargándola de energía. En cuestión de segundos, la transformación se completó.

Hawk Moth emergió en la oscuridad.

—Es momento de buscar a mi próxima víctima.

En el colegio...

Nino se acercó a Alya con expresión inquieta.

—Hola, Alya.

—Hola, Nino —respondió ella, notando la preocupación en su rostro—. ¿Qué te pasa? Pareces haber visto un fantasma.

Nino miró a su alrededor antes de hablar en voz baja.

—¿Ya oíste el rumor?

—¿Qué rumor?

—¿Alguna vez te has preguntado por qué Marinette y Adrien siempre desaparecen justo cuando aparecen Ladybug y Chat Noir?

Alya se cruzó de brazos, pensativa.

—Ahora que lo dices… nunca había considerado esa coincidencia.

Nino asintió con entusiasmo.

—¿Y si no es una coincidencia?

Alya abrió los ojos con incredulidad.

—¿¡Qué!?

—Se dice que Marinette y Adrien… ¡son Ladybug y Chat Noir!

—¿Tienes pruebas? —preguntó Alya, aunque en su interior ya conocía la verdad sobre una de las identidades.

—¿No te parece suficiente prueba que siempre desaparecen cuando los héroes aparecen?

Alya fingió pensarlo, intentando desviar el tema.

—No lo creo posible. Marinette me ha dicho a dónde va cuando desaparece. Las chicas también tenemos nuestros secretos. Y en cuanto a Adrien… Es un modelo. Su padre maneja su carrera y su vida. Es lógico que se ausente sin previo aviso.

Nino reflexionó unos segundos.

—Tienes razón. Seguramente es eso… o tal vez solo se esconde de sus fans.

Alya sonrió con complicidad mientras veía a Adrien descender de su automóvil.

—Y hablando del rey de Roma…

Miró a su alrededor con impaciencia.

—¿Dónde estará esa niña despistada? Siempre llega tarde… y cada día rompe su propio récord.

Llevó una mano a su frente, cubriéndose del sol, mientras buscaba con la vista a su amiga.

En otro lugar de París...

La profesora Mendeleiev golpeó con determinación un conjunto de fotografías sobre un escritorio.

—¡Se los digo! ¡Yo vi lo que vi! No pueden negarme la entrada al programa de misterios. ¡Estas son pruebas que cambiarán el mundo!

El hombre al otro lado del escritorio examinó las imágenes durante unos segundos que se hicieron eternos para ella. Cuando sonrió, Mendeleiev creyó que al fin la tomarían en serio.

—Señorita… si esto es una broma, es de muy mal gusto.

Mendeleiev sintió una punzada de ira.

—¿De qué está hablando? ¡Esto no es una broma! ¿Acaso cree que las criaturas en las fotos son marionetas que fabriqué solo para burlarme de usted?

El hombre apoyó las manos sobre el escritorio con aire condescendiente.

—No es eso, señora. Lo que ocurre es que…

Colocó las fotos de nuevo ante ella. Pero lo que Mendeleiev vio la dejó helada.

Las imágenes solo mostraban los fondos de un laboratorio de ciencias del instituto.

Los kwamis no estaban ahí.

Su mente se agitó con recuerdos fragmentados. Voces susurraban en su subconsciente.

"Yo sí te creo. Se llaman kwamis. Te daré el poder para capturarlos, pero a cambio debes entregarme los de Ladybug y Chat Noir, junto con sus Miraculous."

Reconoció aquella voz al instante.

Hawk Moth.

El villano más temido de París.

Pero… ¿cuándo había sido akumatizada? No lo recordaba. Solo sabía que, en aquel entonces, la frustración la había consumido.

Siempre creyó que estaba destinada a un gran descubrimiento… y, sin embargo, su vida solo había sido una sucesión de fracasos.

Pero esta vez no se rendiría.

—Le aseguro que esto no es ninguna broma.

El hombre suspiró con impaciencia.

—Lo siento, señora. Pero con este tipo de "pruebas"… no puedo dejarla pasar.

Mendeleiev sintió la burla implícita en su tono.

—Así que o se va por su cuenta… o llamaré a seguridad.

La profesora apretó los dientes. Su ira explotó como una olla a presión.

—¡Bien! ¡Pero ya veremos quién ríe al final!

Tomó las fotos, arrugándolas en su puño. Ya no servían de nada sin pruebas concretas. Salió del lugar, dejando que la frustración la envolviera.

Y en lo más profundo de la mansión Agreste, el Miraculous de la mariposa emitió un breve destello.

Hawk Moth sintió de inmediato una intensa emoción negativa.

Había encontrado su próxima víctima.

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