Tusk

Pedido por Lazito

El galopar se envolvía en el silencio del desierto, el soplo del viento era la única compañía del hombre, el ardiente Sol desaparecía para dar paso a la fría noche, su esposa yacía a un lado, los problemas parecían cada vez más grandes, el hombre se sentía pequeño.

—No tienes que hacer esto —dijo George Bourgeous.

—No hay otra opción —amenazó luka.

La mujer por la que tanto había luchado está en problemas, al borde de la muerte.

—Ésto es un tema serio, es menester tu comprensión.

—Te metiste con ella y con mis amigos.

El cuerpo de Adrien estaba ensangrentado y aparentemente sin vida, el campo de batalla se alistó.

—Luka, no, déjalo —La débil voz de Marinette apenas se podía escuchar.

—¡No, no quiero perder a nadie más!

—Yo no quiero perderte a ti.

—Es la única opción.

George preparó su pistola, ésto no era un juego, el panorama era turbio, pero uno no se imaginaria que el transcurso de las cosas serían esas, que el tiempo jugaría en complicar la vida, que los acontecimientos decidieran protestar.

Esta mañana todo lucía de manera espectacular, al menos, la llanura y el clima no parecían tener algún inconveniente, pero lamentablemente ésto solo era una mirada superficial de la realidad, ¿No es eso lo más interesante?

—¿Alguna vez tuviste el control de la situación —Adrien preguntó a Luka.

El galopar de los caballos se hacía más intenso, el viento se agitaba con cada paso de caballo.

—Nunca, pero ésta es mi última carta —respondió Luka.

—Te está tendiendo a una trampa.

—Lo sé Adrien, pero no tengo otra opción que ir.

La ira de Luka hacia temblar hasta los granos de arena.

—¿Los trajiste?

—Sí, ¿Tú trajiste a Plagg?

—Ésta ocasión amerita su presencia.

En éste mundo habían muchas cosas que necesitaban prioridad, siempre se ha intentando usar todos los recursos necesarios pero, la demanda es grande, no había opción alguna más que...

—Ya lo trajimos —afirmó Luka.

—Bien, traemelo —George tomó a Marinette.

Luka saco a una especie de criatura extraña, era pequeña, roja y con puntos negros, ésta criatura tenía vida propia y al ver a la azabache rompió en llanto.

—¡Marinette, Dios mío! —habló la criatura.

—Que esto sea rápido —El señor Bourgeous dijo.

—Nunca pensé que llegaría a ese extremo —Los ojos de Luka irradiaban una aura asesina.

El momento del intercambio está por empezar, cada parte tenía sus motivos en esta vida para hacer lo que quería, Marinette siempre había pensado que éste día llegaría, pero entonces, Adrien sacó su pistola y disparó a George.

—¡CATACLISMO! —Las balas, que salían del arma, estaban infundidas de cataclismo.

El señor Bourgeous fue herido en el hombro por la bala, sin embargo, pudo esquivar las otras.

—¡No creas que esto iba ser fácil!

George está furioso, veía como su herida se infectaba por una herida que no sanaba.

—Bien, si es lo que quieren.

Una criatura apareció detrás del señor Bourgeous, era similar a la criatura roja, solo que ésta era amarilla.

—Adrien, esto no me gusta —susurró Plagg.

—Tranquilo, no hay que temer, tenemos la ventaja.

Sin previo aviso, una arma fue disparada, las balas parecían más rápidas de lo normal, Adrien intentó esquivarlas, pero cuando estaba por hacerlo, se sintió raro. Miró su cuerpo, está lleno de sangre, solo pudo mirar a Luka, su amigo, y luego oscuridad.

—¡ADRIEN!

—¿Quién sigue? —Bourgeous miró a Luka de manera amenazante.

Luka estaba contra las cuerdas, no sabía qué hacer, por un lado estaba la vida de su esposa y por la otra, la suya.

—Sé que no quieres hacer esto Luka, y menos yo, así que te pido que me entregues al kwami.

—No tengo otra opción.

De pronto, como si de un milagro se tratase, escuchó a su esposa en su mente.

<<No tengas miedo, estoy contigo, usa a Tikki>>

—¿Quién es Tikki?

<<El kwami, activalo>>

—¿Cómo lo hago?

<<Llámala>>

Algunas veces las cosas juegan en contra nuestra pero, ¿Qué se puede hacer? No es un mundo en donde nosotros seamos los dioses.

—Tikki... —Luka suspiró; ven.

El kwami fue directamente hacia Luka, él nunca había sentido una sensación tan fuerte como ésta, en el mar de pensamientos, solo aparecía una persona, rompiendo la tormenta.

—¡TE DIGO QUE DEJES A MI ESPOSAAA!

Ni bien fue disparada el arma, George pensó que ésta no surgiría efecto pero, al mirar a su pecho, pudo visualizar una herida que sangraba y mucho. Se sintió desfallecer pero no iba a dejar que las cosas se quedarán así.

—Tú, no sabes realmente la responsabilidad que acabas de asumir —La sangre empezaba a salir de la boca del señor Bourgeous—. Espero que hayas elegido correctamente.

El cuerpo de Luka empezó a triturarse, sin ningún motivo aparente.

—¡NOO! ¡LUKA NOO! —Marinette gritó desesperadamente.

—¡¿Qué rayos me está pasando?!

—No... ¡Dime que no es cierto!

La vida se consumía en Luka, lo único que podía ver era a su esposa.

—La maldición del kwami, era... ¡ERA SOLO UN MITO!

Ya era demasiado tarde, el cuerpo de su esposo cayó en el campo, dejando al final, solo su arma. No hay nada más que decir, las cosas son así y no se puede hacer nada, la única cosa que sí podemos determinar es que sí hay esperanza, cualquier cosa se puede hacer, pero a un costo.