Te volví verso, y ahora me arrepiento
de que aún vivas aquí,
en mis letras, en mis poemas.
Escribí tus besos
sin saber que luego dolerían
más que una puñalada en las costillas.
Romanticé tanto las noches contigo
que ahora las auroras
ya no tienen el mismo sabor,
y el alba se volvio entonces mi nuevo tormento.
Te hice tan mía,
tan a mi métrica,
que describí cada viruta de felicidad
en una hoja de papel.
Te inmortalicé
sin saber que luego me dolería
dejarte ser sin mí.
Este poema tiene derechos de autor
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