Yo sabia que volverías más temprano que tarde, y supe que te dolería más de lo que a mi me dolió dejarte ir la primera vez, tener ese amargo deseo de volver todo atrás, arreglarlo todo.
sabia que ibas a querer volver a empezar, como si ignoramos los errores y no fuéramos capaces de aprender.
Tan cerca la victoria del fracaso que de ellos solo nos separa un “intentémoslo”.
Pero ese “pudo ser perfecto” ya no podrá ser más, me di cuenta que la soledad me cae mejor que tú compañía y el daño y costumbre que nos hemos cometido por más aún que el “intentándolo “ nos gane la partida, ya jamás volveremos a ser los mismos.
Por eso quiero creer que Bécquer tenía razón cuando dijo:
Volverán las oscuras golondrinas
En tu balcón sus nidos a colgar
Y otra vez, con el ala en tus cristales,
Jugando llamarán.
Pero aquellas que el vuelo refrenaban
La hermosura y la dicha contemplar,
Aquellas que aprendieron nuestros nombres,
Esas no volverán.
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