El viento nocturno soplaba con suavidad en Mobius, agitando las hojas de los árboles y silbando entre los edificios. La luna llena iluminaba los caminos desiertos, proyectando sombras alargadas sobre el suelo. Desde hacía un mes, algo inquietante se cernía sobre la ciudad, una sensación de que algo estaba fuera de lugar, aunque nadie podía precisar qué.
Tails miraba por la ventana de su taller con el ceño fruncido. Sonic había vuelto a desaparecer. No era la primera vez. En las últimas semanas, su mejor amigo había estado ausente durante las noches sin dar explicaciones, regresando solo al amanecer con una actitud extrañamente reservada.
—No tiene sentido… —murmuró para sí mismo, dejando su taza de té en la mesa.
Al principio, había pensado que Sonic simplemente se alejaba para entrenar o despejar su mente. Pero conforme las desapariciones se volvían más frecuentes, la preocupación creció en él. Intentó seguirlo un par de veces, pero Sonic era demasiado rápido, incluso para él.
—Si sigue así, voy a tener que ponerle un rastreador… —Tails suspiró y se frotó la sien.
Knuckles, quien estaba de visita, se apoyó en la pared con los brazos cruzados.
—Déjalo. Es Sonic. Siempre hace cosas raras.
—Lo sé, pero… hay algo diferente esta vez. No actúa como siempre. Ni siquiera nos dice dónde va.
Knuckles gruñó, pero no discutió. Él también había notado que Sonic evitaba a sus amigos últimamente. No era alguien particularmente preocupado por los problemas de los demás, pero incluso él sentía que algo no cuadraba.
Mientras tanto, en la casa de Amy, la situación no era muy diferente. Sentada en el sofá con una taza de chocolate caliente, intentaba concentrarse en un libro, pero su mente estaba en otra parte. Sonic había estado más distante que nunca, y eso la hería más de lo que quería itir.
Al principio, pensó que tal vez estaba exagerando, que Sonic solo estaba pasando por una fase. Pero después de semanas sin verlo más que a la distancia, sin recibir respuestas a sus intentos de acercarse, empezó a aceptar la dura realidad: él la estaba evitando.
Amy suspiró y cerró el libro con un golpe seco.
—Tal vez solo debería dejarlo en paz…
Sin embargo, al día siguiente, los rumores comenzaron.
Una sombra en la noche. Unos ojos brillantes observando desde la oscuridad. Criaturas del bosque huyendo despavoridas sin razón aparente. Y luego, las primeras voces temerosas:
—Dicen que hay una bestia rondando Mobius…
—Solo aparece en noches de luna llena…
—Es rápida, más que cualquier otra criatura que haya visto…
—Sus ojos… no parecían de este mundo…
Amy escuchó los rumores con escepticismo, pero algo dentro de ella se revolvió inquieto. Había demasiadas coincidencias. Desapariciones nocturnas. Una criatura veloz. Unas semanas antes, habría pensado que era solo una superstición, pero ahora…
Algo no estaba bien.
Y aunque intentó convencerse de que no tenía por qué preocuparse, su corazón le decía lo contrario.
Porque, por alguna razón, tenía la terrible sensación de que Sonic estaba involucrado.
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