Bienvenidos
¡Hey! Soy oz gracias por el apoyo del capitulo anterior, se aprecia mucho chicxs.
Denuevo, acepto criticas e ideas (obviamente con respeto y de forma constructiva) sin nada mas que decir...¡Disfruten ^^!
PD: Perdon que este capitulo sea un poco mas largo, me emocioné bdjw
· .
· •.
✺ * ⊹
· . *
* .
. *
. °·
. · ✦
* ·
* . • ·
•. ✶
˚ · . ·
*
✧
* ˚ ·
˚ ·
· •.
✺ * ⊹
· . *
* .
. *
. °·
. · ✦
* ·
* . • ·
•. ✶
˚ · . ·
*
✧
* ˚ ·
˚ · .
· •.
✺ * ⊹
· . *
* .
. *
. °·
. · ✦
* ·
* . • ·
•. ✶
˚ · . ·
*
✧
* ˚ ·
˚ · .
· •.
✺ * ⊹
· . *
* .
. *
. °·
. · ✦
* ·
* . • ·
•. ✶
˚ · . ·
*
✧
* ˚ ·
Tu Razón De Ser - Capitulo 2: Notas
Narra perla:
Matt... es un enigma. Hay algo en él que no puedo comprender del todo, algo en su forma de ser que, a pesar de lo duro que puede ser.. A veces me pregunto si tiene alguna idea de lo que realmente soy para él. Aunque no le gusta que lo trate como un amo, no puedo evitar percibir la necesidad de que alguien esté ahí para él, alguien que lo mire sin juzgarlo. Cada vez que lo miro, lo siento tan... solo, a pesar de que se muestra tan confiado y seguro de sí mismo. A veces, sus palabras me hacen sentir que aún no ha aceptado lo que es, o lo que está convirtiéndose.
Aunque me pida que no lo trate como un amo, su comportamiento me deja claro que aún necesita algo de control, algo de estructura. Pero, a la vez, hay momentos como hoy, donde me siento como si tuviera una especie de conexión con él. Es extraño, pero no le veo maldad, ni siquiera superficialidad. En su mirada, a veces encuentro una vulnerabilidad que no muestra a nadie más. Es tan... complicado, y al mismo tiempo, tan simple.
Lo escuché antes de verlo. El sonido de sus pasos, lentos y pesados, se acercaba desde su habitación. Matt siempre parecía cargar con un peso invisible sobre sus hombros, incluso en algo tan sencillo como despertar.
Cuando finalmente apareció, su cabello estaba desordenado, como si se hubiera enfrentado a una tormenta en sueños. Bostezaba, y sus ojos reflejaban un cansancio que no podía ocultar. Lo observé desde el sofá, permaneciendo en mi lugar como siempre. Había algo en su forma de moverse, una especie de descuido deliberado, que me hacía sentir aún más la necesidad de servirle, de aliviar ese agotamiento de alguna manera.
No dije nada. Solo seguí sus movimientos con la mirada, atenta a lo que pudiera necesitar.
Él me dirigió una sonrisa, cansada pero sincera, a pesar del moretón que aún decoraba su rostro. Esa sonrisa me desconcertó por un momento; era como si, a pesar de todo, quisiera mostrarme algún tipo de calidez.
—Buen día, Perla...—dijo, su voz ronca por el sueño mientras sus ojos pasaban fugazmente sobre mí antes de dirigirse a la cocina.
—Buen día, matt.
Lo seguí con la mirada mientras se movía, sacando dos tazas y comenzando a preparar café. Cada uno de sus gestos parecía pausado, casi torpe, pero había algo extrañamente metódico en ellos. Su disposición a hacer algo tan simple como compartir una bebida conmigo, un gesto aparentemente trivial, me pareció significativo. Quizás más de lo que él mismo se daba cuenta.
Lo observé mientras encendía un cigarrillo, un hábito que parecía formar parte de su rutina matutina. El humo se elevaba en espirales perezosas mientras él se inclinaba ligeramente sobre la mesa, preparando ambas tazas de café con movimientos automáticos, como si lo hubiera hecho cientos de veces antes.
—¿Lo tomas dulce o amargo? —preguntó de repente, su voz arrastrada pero con cierto interés genuino mientras sus ojos se desviaban hacia mí por un instante.
La pregunta me tomó por sorpresa. Nadie me había consultado una preferencia personal antes; mi existencia no requería ese tipo de consideraciones. Pero su disposición a incluirme en un gesto tan cotidiano me hizo sentir algo que no supe identificar.
—Amargo está bien —respondí finalmente, con la misma neutralidad que siempre, aunque por dentro intentaba entender por qué ese simple acto me parecía tan... humano.
Matt termina de hacer el café después de unos momentos y se sienta con ambas tazas. Deja una a su lado.
—Ven, desayuna. —Me dijo.
Me acerqué lentamente al lugar donde él estaba sentado, observando cómo el humo de su cigarrillo se mezclaba con el vapor del café recién servido. Su gesto era casual, pero su voz al invitarme a "desayunar" tenía un peso distinto, casi como si quisiera compartir algo más que la bebida.
Me senté con cuidado, manteniendo una postura recta, y miré la taza que había colocado a mi lado. Era extraño recibir algo así, un gesto simple que para mí tenía un significado más profundo.
Tomé la taza entre mis manos, sintiendo su calidez.
—Gracias, Matt—dije en voz baja, probando por primera vez cómo se sentía pronunciar su nombre sin el título de "amo". Era... diferente, pero no desagradable.
Lo observé mientras seguía fumando, cada movimiento suyo parecía hablar más de él que cualquier palabra. Había algo en esa rutina desordenada que era familiar, pero también profundamente único.
Matt sigue con su desayuno, fumando mientras mira su taza de café, notando cómo la calma se instala a su alrededor. Su expresión es tranquila, pero detrás de esos ojos cansados, hay algo más, una cierta preocupación que es difícil de ocultar.
—Hoy iré a dar otro concierto...espero que no sea un desastre—menciona, como si pensara en voz alta. La duda es clara en su voz, como si ese evento fuera una carga más sobre sus hombros. Su mirada se pierde un momento antes de continuar -No sé bien a qué hora volveré...
Mientras habla, no puedo evitar sentir una pequeña punzada de incertidumbre. Algo en su tono me hace preguntarme si realmente está dispuesto a seguir con esa vida, o si simplemente lo hace por costumbre, como si fuera una obligación que no puede evadir.
—Si eso es lo que debe hacer, entonces, lo hará bien —digo con calma, mirándolo. Mi voz permanece suave, casi mecánica, como si mi existencia dependiera de sus decisiones, de sus órdenes, de todo lo que él decidiera hacer, aunque él no lo supiera.
Luego de desayunar, él se levantó y solo lo observo en silencio mientras se viste, cada movimiento suyo parece calculado, como si cada prenda fuera una parte esencial de la persona que es. El sonido de la tela rozando su piel se mezcla con el crujir de los cigarrillos que acaba de fumar, y todo en la habitación parece estar alineado a su figura, desde su musculosa blanca hasta ese tapado de pelo blanco que lo hace parecer aún más distante, aún más... inalcanzable.
Cuando se detiene frente al espejo, la escena parece congelarse por un momento. Matt se ve bien, como siempre, y me pregunto si siquiera es consciente de lo que proyecta. Mi mirada no se desvía de él. Cada detalle, por mínimo que sea, está registrado en mi mente, cada paso, cada gesto, cada respiro. Todo lo que hace me pertenece de alguna manera. Y a la vez, nada de eso es mío.
—¿Todo bien?— le pregunto, manteniendo mi tono usualmente distante, pero con un leve indicio de curiosidad.
Observo su gesto al quitarse los lentes, notando ese pequeño cambio en su actitud, como si al mirarse al espejo realmente estuviera tomando una nueva identidad, algo que no había visto antes en él.
—Claro...estoy mentalizandome para ser "T.J"
—Es un personaje importante para ti, ¿verdad?-—Respondo, pero con un tinte que revela mi interés. La palabra "mentalizarme" resuena en mi mente, y por un momento me pregunto qué significa realmente para él ponerse esa máscara, ese nombre. ¿Acaso lo hace para sentirse más fuerte? ¿O simplemente para encajar en un papel que espera que el mundo acepte?
—Algo así...es solo mi nombre artístico.
Lo observo mientras prepara su guitarra, notando la manera en que sus dedos parecen moverse con destreza, como si estuviera listo para enfrentarse a un escenario más que para otra cosa. Esa guitarra parece ser una extensión de él, algo tan familiar y esencial en su vida, que es casi como si su identidad como T.J. se fusionara con ese instrumento. Me quedo en silencio, estudiando sus movimientos mientras sigo de pie, esperando cualquier indicio que me diga más sobre su estado de ánimo, su verdadera intención detrás de esa actitud tan distante.
—Entiendo...— Aunque no estoy segura de que realmente lo entienda. Hay algo en él que me intriga, algo más allá de lo que muestra en su actitud frente al espejo o mientras se prepara para ir a su concierto.
—Bien...ya debo irme. Aproximo que a las 8 de la noche ya debo estar aquí...
Lo miro mientras se prepara para salir, notando cómo su actitud cambia ligeramente. Hay una mezcla de determinación y cansancio en sus ojos. Aun cuando su rostro parece relajado, puedo sentir la tensión en su cuerpo, como si estuviera a punto de enfrentarse a algo que lo agota, algo que, aunque le apasiona, le consume. Su voz resuena en mí con una mezcla de despedida y rutina, como si esto fuera algo que hace a menudo, algo que ya no es tan nuevo para él.
—Entendido, T.J.— respondo con calma, mis palabras saliendo con la misma ausencia de emoción de siempre. No soy capaz de hacer otra cosa más que esperar, como siempre lo hago. -Estaré aquí esperando su regreso.
—¡Oh! Nono...solo matt. En el escenario soy T.J....fuera solo soy matt.
La escucho y asiento con calma, asimilando sus palabras. Cada uno tiene su manera de ver las cosas, y ahora entiendo que hay una distinción clara entre quién es cuando está en el escenario y quién es fuera de él. No sé muy bien cómo describirlo, pero hay algo en su tono que deja claro que la persona que se presenta al mundo en ese escenario no es la misma que la que está aquí, en este momento.
—Entendido, Matt.
Matt mira al rededor y luego me observa, hay una expresión extraña en su rostro.
—Oye, puedes hacer lo que quieras aquí, ¿si? Siéntete libre.
La observo mientras se acerca a la puerta, notando cómo su presencia se va alejando lentamente. Mi mente, tan acostumbrada a la obediencia, se llena de preguntas, pero sigo sin mostrar ninguna emoción. Cuando él me habla, me siento casi aliviada de saber que tengo libertad, aunque no sé bien qué hacer con ella. Pero por ahora, todo lo que sé es que me quedo aquí, esperando a que regrese.
—Nos vemos, Matt...— Susurro, sin que mi tono cambie, mientras él se va. Una vez más, la casa queda en silencio, solo mi figura en el sofá y el eco de sus palabras resonando en el aire.
Matt se fue.
Me quedo observando la puerta por unos momentos, mi mente procesando la idea de estar sola por primera vez desde que llegué aquí. No hay órdenes inmediatas, no hay nada que hacer... solo el vacío de este espacio. Pero, en algún rincón de mi ser, siento una curiosa sensación, algo que no puedo identificar, una mezcla entre libertad y vacío.
Me levanto lentamente del sofá, observando cada rincón de la casa. Todo parece tan... caótico, pero en cierto modo, es algo que no me incomoda. Todo está allí, tal como es, y yo soy solo una parte más de este desorden. Caminando por la sala, paso mis dedos por las superficies de la mesa, sintiendo la textura de los objetos que me rodean. No tengo un propósito claro, solo la quietud de estar presente.
Una parte de mí quiere ir a la cocina, quizás preparar algo de comida, pero la otra parte se siente insegura, como si cualquier acción fuera un paso en falso. Así que decido quedarme en el mismo lugar, observando por la ventana, viendo cómo el sol empieza a bajar lentamente, marcando el paso del tiempo mientras me pregunto si Matt estará bien en el concierto.
Lo extraño, aunque no quiero itirlo. Hay algo en su presencia que me resulta intrigante, algo que nunca había sentido con otros. Pero sigo sin comprender por qué. Simplemente espero, en silencio, hasta su regreso.
...
Mi mirada se detiene en la guitarra que Matt dejó en la esquina, apoyada contra la pared. Sus cuerdas aún vibran ligeramente, como si en algún momento reciente, hubieran sido tocadas con fuerza. Su estilo es tan evidente en cada rincón de este lugar. No es un lugar de lujo ni de orden, pero tiene algo que lo hace único, algo que refleja su personalidad sin necesidad de palabras. Un lugar donde el caos parece abrazarlo, en lugar de asustarlo.
Y entonces, me doy cuenta de algo. Tal vez este desorden, este caos, no es solo el reflejo de su vida, sino también de su lucha interna, de lo que no se atreve a enfrentar. Tal vez Matt, como yo, también está perdido en su propio mundo, buscando algo que no sabe cómo encontrar.
.
.
.
.
.
El reloj marca las horas, pero no siento el tiempo pasar. La casa sigue sumida en su caos, en su silencio, y aunque todo parece detenido, yo no dejo de pensar en él. En Matt. Es extraño, cómo una persona puede ocupar tanto espacio en la mente de alguien, incluso cuando no está cerca.
Mirando el techo, me pregunto si estará bien, si su concierto fue un éxito o si algo salió mal. Si cuando regrese, lo hará con esa misma actitud de siempre, con esa fachada de desinterés. O si, tal vez, cuando llegue, la máscara caerá por un instante y dejará ver lo que realmente es.
Después de bastantes horas, el sonido de la camioneta derrapando, y el ruido de la puerta abriéndose esta afuera. No necesito mirar para saber que es él. La forma en que cae dentro de la casa, tambaleante y cargado con esa botella de alcohol en la mano... La arena que se cuela por sus botas, su caminar lento y pesado, todo parece tan... familiar.
Me incorporo del sofá, pero no hago ruido. No me acerco, me quedo quieta, observando. Él no parece estar en su mejor momento. La botella en su mano, la manera en que parece arrastrarse más que caminar, todo lo dice. Pero no pregunto, no hago comentarios.
Le sigo con la mirada, hasta que llega a la puerta, pero no digo nada. Solo lo miro, esperando tal vez, algún indicio de lo que está pensando. Pero lo más probable es que nada cambie. Después de todo, no es la primera vez que llega así seguramente. Su mirada estaba borrosa hasta que me vió.
—¡Perla, hola! —Dice sonriendo.
Al verlo sonreír, a pesar de su estado, algo en su rostro cambia. No es la expresión de alguien que acaba de llegar completamente borracho, es una sonrisa genuina, como si por un momento, su vida fuera algo menos caótica. Me quedo observándolo, pero no lo miro con juicio. Él parece aliviado al verme, y eso me hace dudar si debo intervenir o solo quedarme quieta.
Su sonrisa, a pesar de su estado, parece sincera, y por un momento, me cuestiono por qué sigo estando aquí. La mayoría de las personas lo habrían dejado atrás hace mucho tiempo. Pero no lo hago, no sé por qué.
Me acerco lentamente, sin hablar, observando cada uno de sus movimientos. No voy a hacer preguntas, al menos no por ahora. Él ha pasado por mucho, y yo solo puedo seguirle el ritmo. Él parece estar esperando algo, aunque no sé qué exactamente. Tal vez solo necesita que alguien lo vea, que alguien le dé la mínima atención.
Le devuelvo la mirada, sin una palabra. Le sonrío apenas, en respuesta. Aunque...él al notarlo su expresión cambia.
—Eh...yo....voy a bañarme.
Lo miro mientras se aleja, notando cómo su energía cambia al instante. Su entusiasmo desaparece, y una sensación extraña me invade al ver cómo se apaga esa chispa de alegría en su rostro. Algo ha cambiado en él, y por un momento, me pregunto si fui yo la causa, aunque no he hecho nada.
Lo observo caminar hacia su habitación, sin decir palabra. Hay algo en su comportamiento que me hace sentir incómoda, como si hubiera tocado un punto sensible del que no debo saber nada. La transformación de su actitud es casi palpable. Ya no está tan seguro de sí mismo, y eso me desconcierta un poco.
Sin moverme de donde estoy, dejo que pase. No quiero interrumpirlo, pero tampoco puedo evitar preguntarme qué lo ha afectado tan rápido. No parece tan borracho ahora, pero la tensión en el aire es palpable. La verdad es que no sé qué hacer o decir para que se sienta mejor.
Mi mirada se queda fija en la puerta de su habitación por un largo momento. Aunque no puedo ver qué está haciendo, sé que está solo, probablemente pensando en algo que ni él mismo puede expresar. Despues, sale de su habitación con la ropa en sus manos, entrando al baño.
Me quedo ahí, mirando la puerta cerrada del baño, la distancia entre nosotros de alguna manera más grande en este momento. Sin pensarlo mucho, mis pasos me llevan hacia la ventana. La abro, buscando aire fresco para despejar mi mente, aunque no estoy segura de qué estoy buscando. El sonido de la ducha me hace sentir aún más distante, pero al mismo tiempo, algo dentro de mí me impulsa a hacer algo.
Vuelvo al centro de la habitación, y mi mirada se cruza con la botella que él dejó olvidada sobre la mesa. La miro por un instante, pensando en lo que ha ocurrido durante el día, y un pensamiento me cruza la mente: tal vez no debería quedarme tan quieta. Tal vez lo que él necesita no es que lo deje solo. Pero, ¿cómo podría acercarme sin que me rechazara?
Me acerco entonces a la botella y la miro un momento. No sé qué haría él si supiera que la estoy observando de esta manera, pero, al menos, es algo que puedo intentar. La tomo con cuidado, sin dejar de pensar que tal vez no sea la mejor forma de actuar, pero es la única opción que tengo ahora.
Con la botella en las manos, me siento en el sofá, pero esta vez, no de manera pasiva. Me recuesto un poco y dejo la botella en la mesa, esperando que me note al salir del baño. Tal vez si me quedo ahí, no como una espectadora, sino como alguien que decide actuar de alguna manera, tal vez eso logre que él vea que no estoy aquí solo para servir.
Mis pensamientos siguen girando, pero me esfuerzo por mantener mi rostro calmado. Después de todo, no puedo permitir que mis dudas me hagan mostrar inseguridad. Él necesita algo, y aunque no sé exactamente qué, estoy decidida a descubrirlo.
Al cabo de unos minutos lo observo al salir del baño, con la mirada fija en él, como si estuviera esperando alguna reacción, aunque no estoy segura de lo que quiero que pase. Cuando comienza a tararear, me siento un poco más relajada, pero la distancia emocional sigue estando. Él parece desconectado, incluso con el cansancio que arrastra, pero algo en su mirada me dice que está consciente de lo que está sucediendo.
La botella sobre la mesa llama mi atención, pero no la tomo, solo la dejo allí, como un recordatorio de lo que está ocurriendo. Finalmente, decido romper el silencio.
—Matt...he notado que no todo ha ido bien hoy. Si lo necesitas, puedo ayudarte de alguna manera. No importa lo que sea... —mi tono es sincero, pero también con un toque de incertidumbre- ¿Te gustaría hablar de lo que sucedió?
—¿De que hablas?
—Desde que entraste noté algo, matt. Yo...simplemente quiero ayudar, si necesitas hablar o si te sientes mal estoy aquí.
Matt se queda en silencio un momento y luego mira la botella, frunciendo un poco el ceño.
—Olvídalo, no tiene caso. —Él agarra la botella y la apoya sobre otro mueble. —Y no agarres esto...no me gustaría que lo agarres.
Mis ojos siguen su movimiento con atención, aunque mi expresión se mantiene impasible.
—Lo entiendo, Matt. No tengo intenciones de tocarlo, no te preocupes. —hago una ligera pausa y luego hablo con suavidad— Pero... me gustaría que consideraras que hay formas mejores de lidiar con lo que te pesa
—No mientas. —Me responde al instante.—Te irás. Todos se van a cierto punto.
La miro fijamente, sin apartar la vista de él mientras se dirige hacia la ventana. Mi rostro sigue inmutable, pero algo en su tono me inquieta. Aún mantengo la distancia, respetando su espacio, pero siento la necesidad de decir algo.
—No estoy mintiendo, Matt. No me voy... no de esa manera. No te estoy prometiendo que todo será perfecto, pero estoy aquí. Y si alguna vez decides que no quieres estar solo, si alguna vez necesitas alguien que no se vaya, yo... estaré aquí.
Lo miro de nuevo, mi mirada directa, esperando que mis palabras lleguen, aunque sé que es posible que no lo haga. A veces, los demás son los que necesitan escuchar las palabras más que quien las dice.
—¿Y cómo estoy seguro de eso? Todos los que me conoce en algún punto se hartan y se van...—De pronto...se detiene antes de seguir hablando.
Lo miro en silencio, captando cada palabra que sale de su boca. Algo en su voz, en su expresión, revela una tristeza más profunda de lo que esperaba. Mi mente se mueve rápidamente, buscando las palabras adecuadas, pero no puedo evitar sentir que no es tan simple como decir algo para consolarlo.
—No sé cómo demostrarte que no soy como los demás. No puedo prometerte que todo será fácil, o que siempre será perfecto. Pero no soy alguien que te dejaría solo por aburrimiento o porque las cosas se pongan difíciles. Estoy aquí, y no me voy... a menos que tú lo decidas. Eso... lo prometo.
Doy un paso adelante, casi sin darme cuenta. Mi mirada es fija en la suya, con una expresión que, aunque usualmente es vacía, ahora está llena de determinación y algo más, una pequeña chispa de esperanza.
—Entiendo perla...yo...—Lo veo indeciso...espero que él responda lo que dije pero en ese momento...—Oye, ¿quieres escuchar una de mis canciones?
La pregunta me sorprende un poco, pero noto que hay algo en su tono que sugiere una vulnerabilidad que no había visto antes. Su gesto de ofrecerme una canción, de abrirse de esa manera, me hace sentir que hay más en él de lo que muestra a simple vista y que, de alguna manera, quiere enseñarme.
Asiento con la cabeza, acercándome lentamente al sofá donde me siento, dejando un espacio entre nosotros. Estoy curiosa, intrigada por lo que pueda salir de su guitarra, aunque también me siento un poco responsable por el ambiente tenso que ha quedado entre nosotros.
—Claro, me encantaría escucharla.— Respondo con una leve sonrisa, más suave que la usual, pero genuina.
—Bien...—Él se pone cerca de mi, con su guitarta.—Esta cancion la llamo "Ramé", es un poco diferente sin la banda pero puedo hacerlo solo...no por nada soy guitarrista y vocalista.
Observo en silencio mientras Matt toma su guitarra, la suavidad de su gesto me hace pensar que, aunque se muestra distante y a veces sarcástico, hay algo genuino en la forma en que se conecta con la música. Es una parte de él, y puedo verlo en sus ojos cuando se concentra en las cuerdas.
Miro con atención, esperando escuchar lo que tiene para mostrarme. Algo en la atmósfera se siente diferente ahora, siento que esta canción podria ser un pequeño puente entre los dos.
—Estoy lista.
Cuando Matt termina de tocar, un silencio se apodera de la habitación. Las últimas notas de su guitarra se disuelven lentamente en el aire, y por un momento, la única presencia que queda en la sala es la de la canción que aún retumba en mi mente. Siento una conexión con sus palabras, aunque no lo haya buscado, algo en ellas resuena en lo más profundo de mí. La letra es dolorosa, directa, y llena de una vulnerabilidad que nunca imaginé ver en él.
No puedo evitar observarlo mientras se queda en silencio, mirando su guitarra, como si también estuviera procesando lo que acaba de hacer. Sus ojos están en el suelo, su postura ligeramente derrotada, pero la canción... la canción sigue flotando entre nosotros. Es como si hubiera soltado una pequeña parte de sí mismo en esas palabras y en cada acorde. No sé por qué, pero siento que algo ha cambiado...creo que algo se ha hecho más cercano entre los dos.
—Es... muy profunda —escucho mi voz salir, suave y un poco titubeante. Estoy tan sumida en la intensidad de lo que acabo de escuchar que no encuentro las palabras para describirlo correctamente. Solo sé que en ese momento, Matt no parece tan distante, tan inaccesible. Es un ser humano con fallos, con dolores, con preguntas que no tienen respuesta.
Lo observo, esperando su reacción. El espacio entre nosotros sigue siendo el mismo, pero algo ha cambiado en mí. Quizá no en él, o tal vez sí, pero yo... yo lo veo de otra manera. Sus palabras me han tocado más de lo que quisiera itir, y en este momento, me siento conectada a él de una forma que no esperaba.
Y en ese breve silencio, donde solo el eco de su canción queda flotando en el aire, me doy cuenta de que, aunque los dos caminemos por caminos separados, hay algo en él que me hace querer quedarme, algo que hace que mi propósito aquí, a su lado, no sea tan claro, pero sí tan necesario como respirar.
![Tu Razon De Ser - Capitulo 2: Notas-[BC]Bienvenidos
[C]¡Hey! Soy oz gracias por el apoyo del capitulo anterior, se aprecia mu](https://image.staticox.com/?url=http%3A%2F%2Fpm1.aminoapps.programascracks.com%2F9265%2F9a19cea6bfa7ade32d32fc4e9f58ab831d70d93cr1-1486-1080v2_hq.jpg)
Comment