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Spiderman King in black

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Knull es conocido como el rey de los simbiontes, rey de la colmena, en donde se caracteriza por liderar a los klyntar en la conquista de mundos, hoy veremos cómo Peter y sus amigos intentarán derrocar a este ser para salvar la ciudad más icónicas del mundo.

Spiderman King in black-[BI]Knull es conocido como el rey de los simbiontes, rey de la colmena, en donde se caracteriza por l

Times square. Nueva York

El mundo había cambiado.

Peter Parker despertó sobre un trozo de asfalto quemado, entre cristales rotos y polvo. Su traje estaba desgarrado, su cuerpo adolorido. Times Square, el corazón de Nueva York… ya no era reconocible. Pantallas rotas, carteles torcidos, estructuras colapsadas.

Un silencio abrumador lo envolvía.

A su lado, Luz y King se levantaban con dificultad. Sus rostros mostraban desconcierto, pero también la misma pregunta que latía en la mente de Peter:

—¿Dónde están todos?

No había rastro de Loki. Ni de Sam, ni Reed Richards. Ni Thor, ni Hulk. Ningún X-Men, ningún Young Avenger, nadie.

—¿Acaso fueron tras Kang y Doom? —preguntó Luz en voz baja, sacudiendo la cabeza.

—¿Y el Maestro de Maestros...? —añadió King, observando los restos de la batalla como si esperara una señal.

Peter miró al cielo gris. Algo no encajaba. Podía sentirlo. Su sentido arácnido no solo vibraba... temblaba.

Y no estaban solos.

Muy por encima, en lo alto de una torre que aún resistía de pie en medio de Times Square, el Maestro de Maestros observaba en silencio. Como una sombra envuelta en una capa negra, sus ojos ocultos tras su capucha.

—Ya están despertando. Perfecto.

Sin decir palabra, el enigmático ser se dio la vuelta y entró en un portal que lo condujo al Vacío, aquel lugar donde la TVA depositaba toda la materia podada del tiempo. Donde el espacio y el tiempo no tenían sentido. Donde esperaría… la batalla final.

Peter se irguió lentamente, observando los alrededores. Todo parecía… podrido. Oscuro. Como si algo más que la destrucción se hubiese apoderado de este lugar. Cada edificio parecía infectado, cubierto por una neblina viscosa.

—Tenemos que buscar respuestas —dijo Peter.

Luz asintió. King extendió su espada y comenzaron a moverse entre las ruinas, rumbo a Central Park, esperando encontrar a alguien más. Cualquier indicio. Cualquier aliado.

Y no tardaron en hacerlo.

Entre los árboles ennegrecidos, en medio del parque agrietado, una voz familiar les interrumpió:

—¿Peter...?

Peter se giró.

Allí estaba: Tobey Maguire, el Spider-Man veterano, con el traje clásico aún intacto, cubierto de hollín. A su lado: Sora, Riku y Kairi, cansados pero vivos. Y no estaban solos.

Hunter, Gus, Vee, Skara, Viney, el Director Bump. Guerreros de la Llave Espada, todos con expresión de alivio al ver rostros familiares.

Y detrás de ellos… más.

Moon Knight, The Punisher, Vision, Sentry, Star-Lord… los Defenders.

Todos reunidos, todos desorientados.

—¿Dónde están los demás? —preguntó Moon Knight, afilando su mirada.

—¿Dónde está Reed, Sam, Loki? ¿Dónde quedó la batalla? —añadió Star-Lord—. Esto… esto no es Nueva York. No es nuestra Tierra.

Peter se adelantó. Las piezas comenzaban a encajar. Este lugar… lo reconocía, aunque no quisiera.

—Esto no es nuestra realidad —murmuró—. Es Battleworld. Pero... algo está mal. Algo lo corrompe.

Entonces lo sintieron.

Un rugido.

Un temblor sutil en el suelo.

Desde los callejones y los cielos grises, cientos de criaturas negras emergieron. Simbiontes. Algunos alados, otros arrastrándose como bestias. Pero todos ellos cargaban con un aura opresiva. Como si estuvieran vivos… y hambrientos.

—¡Simbiontes! —gritó King.

La batalla comenzó.

Sora, Riku y Kairi desataron sus Llaves Espada. Peter y Tobey se lanzaron en telarañas. Vision y Sentry surcaron el cielo con energía. Punisher y Moon Knight combatían cuerpo a cuerpo, cada uno cubriendo los flancos.

Los simbiontes caían, pero eran muchos.

Demasiados.

Y entonces, un rugido aún más familiar rompió el aire como un latido oscuro.

¡CRASH!

De entre los edificios ennegrecidos, una figura gigante, musculosa, cubierta completamente de simbionte, se lanzó al combate como una bala.

VENOM. (Tom Hardy)

Spiderman King in black-[BI]Knull es conocido como el rey de los simbiontes, rey de la colmena, en donde se caracteriza por l

Con su voz grave y sarcástica, su simbiosis completa y su mirada desquiciada, atacó a los simbiontes oscuros como si fuesen insectos.

—¡Peter! —rugió mientras destrozaba una bestia de un solo golpe—. ¡Por fin te encuentro!

Peter, agotado, pero aliviado, se lanzó hacia él.

—Venom... ¿qué demonios está pasando?

Venom gruñó. Su rostro temblaba de rabia.

—Estás en Battleworld. Pero no cualquier versión.

—Esta es una realidad en la que… Knull ganó.

Silencio.

Todos los héroes se quedaron helados.

—¿Qué? —susurró Luz.

—Dominó a los Vengadores. A los mutantes. A los Guardianes. Todos... son suyos ahora —añadió Venom, mientras aplastaba un simbionte alado contra el suelo—. Esta ciudad... este planeta... es su nido.

Peter cerró los puños. Sentía un escalofrío subirle por la espalda.

Knull.

El dios de los simbiontes. El abismo viviente.

Y ahora... esta realidad era suya.

La batalla en Central Park había terminado… por ahora.

Mientras los héroes se reagruparon, Spider-Man de Tobey Maguire se volvió hacia Venom (Tom Hardy), la criatura que ahora era tanto su enemigo como su inesperado aliado. Su voz fue firme, aunque en su interior reinaba la preocupación:

—¿Conoces a Knull? ¿Quién es exactamente?

Venom gruñó.

—Knull no es alguien. Es todo. Es el vacío antes de la creación. El primer ser que existió antes de la luz.

Todos se quedaron en silencio. La atmósfera se volvió densa, pesada como el mismo simbionte que cubría su cuerpo.

—Es el dios de los simbiontes —continuó Venom—. Él los creó como armas. Oscuridad viviente. Usa sus ejércitos para consumir mundos y envolverlos en la nada.

Peter miró a su alrededor, a los edificios oscuros, al cielo cubierto por nubes negras que parecían moverse con vida propia.

—¿Y este mundo...?

—Él lo domina. Lo moldeó a su voluntad.

Venom bajó la voz.

—Está buscando algo. El Codex. Un fragmento antiguo que, si se destruye, acabaría con él para siempre. Por eso ha capturado a tantos héroes y seres mágicos. Necesita absorberlos. Drenarlos.

Fue entonces cuando Luz preguntó, temblando ligeramente:

—¿Y qué hay de… los demás? ¿Willow? ¿Amity? ¿Eda? ¿Raine? ¿Spiderman de Andrew Garfield?

Venom bajó la mirada por un segundo.

—Están vivos. Pero… convertidos. Controlados. Sirvientes de Knull.

Un silencio ensordecedor cayó sobre el grupo.

—¿Podemos liberarlos? —insistió Luz, con lágrimas a punto de brotar.

—Sí —respondió Venom—, pero es difícil. Knull los posee por completo. Necesitamos llegar a su núcleo. A la Colmena.

La estrategia debía comenzar.

Sentry, Vision y Star-Lord se acercaron al grupo con decisión.

—Vamos a explorar la ciudad —dijo Sentry—. Si hay una colmena central, debe estar protegida… pero también debe tener debilidades.

—Usaremos rutas subterráneas y viejas alcantarillas —añadió Star-Lord—. No nos verán venir.

Vision asintió y desplegó un mapa holográfico. Señaló varios puntos: posibles nidos simbióticos, canales de control de energía, entradas selladas.

—Nos reuniremos en el punto más alto de la ciudad —dijo Vision—. Desde ahí, atacaremos con precisión.

El grupo se separó. Los Defenders (Jessica Jones, Luke Cage, Daredevil, Iron Fist) partieron hacia sus antiguos barrios, esperando liberar lo poco que quedaba de la población civil atrapada en simbiontes.

Punisher y Moon Knight tomaron caminos solitarios, decididos a cazar simbiontes como si fueran demonios. Ellos no buscaban esperanza. Buscaban venganza.

El grupo principal, liderado por Peter y Tobey, junto con Sora, Riku, Kairi, Luz, King, Vee, Gus, Hunter, Bump, Skara, Viney y Venom, avanzó en dirección opuesta. Hacia el corazón de la oscuridad.

Hacia la Colmena.

Las calles eran desoladas. No quedaba nada de la antigua Nueva York. Ni luces. Ni autos. Solo edificios cubiertos por una sustancia negra y palpitante.

—Todo esto… parece vivo —murmuró Skara.

—Lo es —dijo Riku—. La oscuridad tiene conciencia aquí.

Peter mantenía la mirada al frente. Sentía que cada paso lo acercaba a algo que no estaba listo para enfrentar. Y aun así, sabía que no podía detenerse.

—¿Y si no los salvamos? —preguntó Vee con tristeza.

—Lo haremos —respondió Luz, con fuerza—. No dejaré que Willow y Amity se queden atrapadas en esa cosa. Ni que Eda sea devorada. Ni que Peter pierda a su amigo variante.

Gus apretó su llave espada. Bump, siempre firme, lideraba el paso sin decir mucho, pero con ojos determinados.

Venom, por su parte, se mantenía al margen, como un lobo solitario. Pero nadie dudaba de su compromiso.

Muy lejos, en lo alto de una torre flotante cubierta completamente de simbionte negro y rojo, Knull se alzaba en un trono de oscuridad líquida. A su alrededor, se arrodillaban sus “adquisiciones” más valiosas:

Willow. Amity. Eda. Raine. Spiderman (Andrew Garfield). Miles Morales. Ms. Marvel. Wolverine. Doctor Strange. Jean Grey.Gwen stacy

Todos cubiertos por simbiontes. Ojos vacíos. Sin voluntad.

Knull se giró ligeramente hacia un simbionte más pequeño que parecía temblar a su lado. Su voz era un susurro… y un rugido al mismo tiempo:

—¿Han despertado?

—Sí, señor… el grupo original está en movimiento.

Knull cerró los ojos.

—Perfecto. Que vengan. Cuanto más se acercan a la Colmena… más míos serán.

Y en ese instante, cientos de simbiontes comenzaron a moverse en todas direcciones.

La cacería había comenzado.

El aire era denso, como si cada molécula estuviera impregnada de desesperanza. El grupo avanzaba con cautela entre calles devoradas por simbiontes, y el silencio era interrumpido solo por el retumbar de pasos sobre materia negra, blanda, que parecía estar viva.

Peter Parker, acompañado por Tobey Maguire Spider-Man, Sora, Riku, Kairi, Luz, King, Vee, Hunter, Gus, Skara, Viney, Bump y Venom, avanzaba sin detenerse. El peso de la situación se notaba en sus rostros. Cada uno llevaba consigo el temor de lo que podrían encontrar… y a quién podrían perder.

Fue entonces cuando escucharon un grito.

—¡Cuidado!

Una figura cayó desde una azotea, aterrizando torpemente frente a ellos. Era Darcy, su armadura destrozada, respirando con dificultad. A su lado, Sprig Plantar estaba igual de agotado, con algunas vendas improvisadas y una lanza improvisada hecha con restos metálicos.

—¡Peter! —gritó Darcy con voz ronca—. ¡Estaba buscándote!

—¿Darcy? ¿Qué haces aquí?

—Sprig y yo… escapamos. Pero Anne y Sasha no lo lograron.

Peter frunció el ceño, asimilando el nuevo golpe.

—¿Fueron tomadas por Knull?

Darcy asintió, sus ojos húmedos. —Los simbiontes se las llevaron… Intentamos salvarlas, pero… no pudimos.

Sprig bajó la cabeza.

—Lo intentamos. Pero eran demasiados.

—Entonces ven con nosotros —respondió Luz con firmeza—. Vamos a por ellas. No dejaremos a nadie atrás.

Darcy respiró hondo, miró a Sprig, y asintió con decisión.

—Vamos a terminar lo que empezamos.

Con el grupo ahora aumentado, el avance se hacía más difícil. La oscuridad parecía más densa, como si la misma ciudad supiera que los héroes estaban cerca de algo vital. Y entonces, en medio de una avenida cubierta por simbiontes latentes, una luz dorada descendió del cielo.

Sentry.

A su lado, descendieron Vision y Star-Lord.

—Llegamos justo a tiempo —dijo Star-Lord con una sonrisa torcida—. Traemos un plan.

Sentry asintió. —La Colmena no solo es un centro simbiótico. Es una mente colosal. Funciona como un nodo. Si la destruimos, cortamos la conexión simbiótica de miles de soldados.

—¿Y Knull? —preguntó Riku.

—Está en su núcleo. Pero si logramos separar la red, incluso por unos minutos, podemos liberar a muchos de los que ha controlado.

—Y si eso falla —añadió Vision—, al menos habremos debilitado su influencia.

Peter miró a todos los presentes. Guerreros de mundos distintos, héroes y soldados unidos por un solo objetivo. Apretó los puños.

—Entonces lo hacemos juntos.

Mientras tanto, a lo largo de Nueva York, la guerra por la libertad continuaba.

Los Defenders —Jessica Jones, Luke Cage, Daredevil, Iron Fist— peleaban ferozmente en los distritos que una vez protegieron. Liberaban a civiles poseídos, destruían nidos simbióticos ocultos en sótanos, iglesias y estaciones de metro. Sus comunicaciones eran constantes, apoyándose mutuamente.

—Distrito Harlem despejado —dijo Luke Cage por el comunicador—. ¿Hell’s Kitchen?

—Casi listo —respondió Daredevil jadeando—. Vamos al punto de reunión.

En otro sector, Punisher caminaba entre cuerpos humeantes de simbiontes destruidos, su escopeta aún caliente. A su lado, Moon Knight apenas sangraba.

—Están cayendo uno a uno. Pero hay demasiados.

—No importa. Si Peter necesita apoyo, vamos.

Ambos giraron hacia el norte, hacia el corazón de la ciudad. Todos empezaban a converger. Las piezas del ejército rebelde estaban por fin reuniéndose.

Finalmente, tras horas de avanzar en sigilo, combates menores y esquivar patrullas simbióticas, el grupo de Peter llegó a una colina desde donde se podía ver el objetivo.

Frente a ellos se alzaba la Colmena.

Era una estructura gigantesca, negra como el vacío mismo, formada por cientos de torres retorcidas que se movían como si respiraran. Tentáculos de simbionte se extendían por el suelo, cubriendo bloques enteros. En el cielo, grandes nubes rojas giraban en espiral alrededor del núcleo, como si el propio universo quisiera tragarse ese lugar.

El ambiente era más frío. El aire pesaba.

Darcy apretó el puño.

—Anne… Sasha… estoy aquí.

Peter se adelantó un poco. El símbolo negro del simbionte aún marcaba su pecho desde el último enfrentamiento. Pero ahora, no lo controlaba. Él lo usaba. Como herramienta. Como parte de sí mismo.

—Ahí está. Knull. Y todos los que queremos recuperar.

Luz tomó la mano de King, y ambos se miraron con decisión. —Ya no hay marcha atrás.

—Héroes… —dijo Sora mientras desenvainaba su llave espada—. Vamos a liberar este mundo.

En ese momento, los Defenders, Punisher, Moon Knight y el resto de aliados empezaban a llegar, uno por uno. Exhaustos, heridos… pero firmes.

Todos miraron hacia adelante.

La última marcha había comenzado.

La oscuridad fue desgarrada por una explosión.

Una luz anaranjada cruzó el cielo simbiótico y estalló contra una de las torres más bajas de la Colmena, provocando un temblor que recorrió el suelo hasta los pies de todos los presentes.

—¡LO LOGRÉ! —gritó Sprig, alzando su tirachinas humeante—. ¡Eso era un tiro perfecto!

—¡Eso fue un farol perfecto, Sprig! —rió Darcy—. Ahora prepárate… se viene el infierno.

Y así fue.

Como si hubieran despertado un nido de avispas oscuras, cientos de simbiontes emergieron de las estructuras. Garras, dientes y tentáculos descendieron en enjambres violentos.

Bump gritó órdenes rápidamente.

—¡Skara, Viney, conmigo! ¡Formación defensiva! ¡Vision, Star-Lord, flanqueen! ¡Defiendan esta sección!

El primer grupo se separó, quedándose atrás para contener la avanzada inicial. Junto a ellos, entre los simbiontes, reconocieron a figuras familiares:

Black Cat, con ojos rojos y una lengua simbiotizada, y Boscha, poseída, lideraban a la horda.

Star-Lord apretó su bláster. —Felicia… lo siento. Pero no eres tú.

División del Equipo

Mientras la primera línea combatía, Peter, Tobey, Sora, Kairi, Riku, Venom, Darcy, Sprig, Luz, Vee, Gus, Hunter, Amity, y Bump se adentraron en la colmena.

Cada paso era más pesado, el aire más denso, las paredes pulsaban como carne viva.

Al llegar al centro de la estructura, más simbiontes aguardaban. Esta vez, las formas eran diferentes… conocidas.

De entre la sombra simbiótica emergieron:

Willow, con ramas negras saliendo de su espalda,

Amity, con ojos vacíos pero lágrimas en sus mejillas,

Miles Morales, con su traje negro absorbido y venas violetas brillantes,

Y una variante de Doctor Strange, flotando, con un manto simbiótico flotando como una masa etérea.

Luz jadeó al ver a Amity.

—¡No… no, no! ¡Amity!

Gus se interpuso. —¡Luz, no! ¡Están dominados!

Vee se posicionó junto a Hunter, su cuerpo cargando energía mágica.

—Nos quedamos nosotros. ¡Sigan avanzando! ¡Los alcanzaremos cuando los liberemos!

Peter miró a Luz con dolor. —¿Estás segura?

Ella le devolvió una mirada decidida. —Son mi familia. Haz lo que tú sabes hacer. Sálvanos.

Y el grupo volvió a dividirse.

A medida que el núcleo se acercaba, el grupo restante avanzó por un pasillo más amplio y oscuro, con columnas negras que respiraban. Los gritos de los simbiontes lejanos y las explosiones de las batallas en otras secciones retumbaban como ecos de guerra.

Entonces, sin previo aviso, una figura cayó frente a ellos. Luego otra.

Anne Boonchuy y Sasha Waybright.

Cubiertas por una masa simbiótica espesa, ojos blancos brillando con hostilidad. Anne aún portaba la energía azul de su vínculo con Calamity, fusionada ahora con el poder oscuro del simbionte. Sasha empuñaba una espada de simbionte envuelta en fuego violeta.

—Anne… Sasha… —susurró Darcy.

Sprig levantó su tirachinas temblando. —No… no puedo hacerles daño.

Peter asintió. —No tienes que hacerlo. Solo despiértalas. Recuerda quiénes son.

—Nos quedamos nosotros —dijo Darcy, avanzando con decisión—. Esto… lo arreglamos nosotros. Vayan. Termínenlo.

Riku puso su mano sobre el hombro de Peter. —Nos están dando tiempo. Usemos cada segundo.

Peter asintió. Sabía que esta era la última barrera.

Finalmente, tras pasar lo que parecía una eternidad en sombras y desolación, Peter, Tobey, Sora, Kairi, Riku y Venom (Tom Hardy) llegaron al corazón de la colmena.

Un domo gigante, iluminado por luz carmesí desde arriba.

En el centro, Knull los esperaba.

Su forma era majestuosa y aterradora. Una figura de piel blanca, ojos rojos como brasas y una espada negra que latía con odio puro. A su lado… Spider-Man de Andrew Garfield, completamente poseído, sus movimientos elegantes y peligrosos.

Knull alzó la cabeza.

—Llegan tarde. Ya he tomado la vida, la luz, la esperanza…

Peter se adelantó.

—Aún no has ganado. Mientras quede alguien que resista, no puedes llamarte rey.

Knull sonrió con arrogancia.

—Entonces muéstrame ese “alguien”. Que la última resistencia comience…

El núcleo tembló.

Y la batalla final… estaba por empezar.

En el centro de la colmena, la tensión era palpable.

Justo antes de que Peter se lanzara contra Knull, dos siluetas cayeron del techo simbiótico con violencia y gracia a la vez. Una tenía un violín en sus manos ennegrecidas. La otra, una melena blanca que ondeaba con rabia.

Eda Clawthorne y Raine Whispers, ahora portadoras de simbiontes.

Peter dio un paso atrás, con un susurro ahogado.

—No… ustedes también…

Pero no hubo tiempo para lamentos. Eda gruñó, lanzando magia negra como dagas. Raine alzó su violín, su melodía distorsionada resonó en el aire, rompiendo los nervios de todos por su intensidad.

La batalla comenzó.

A lo lejos, el estruendo de hélices llenó el aire.

Un helicóptero de combate apareció por encima de la colmena rota. Desde él, descendieron los Thunderbolts: Yelena Belova (Black Widow), Guardián Rojo, US Agent, Taskmaster y Ghost.

Con un dispositivo sónico de gran escala montado en el helicóptero, Yelena dio la orden:

—¡Activen la frecuencia!

Un estruendo agudo, puro y dirigido golpeó directamente a los simbiontes más cercanos. Amity, Willow, Miles Morales, la variante de Strange, y Spider-Gwen cayeron de rodillas mientras sus simbiontes se retorcían como si gritaran en agonía.

US Agent y Taskmaster corrieron entre los cuerpos simbióticos. Golpes limpios, maniobras de precisión, inyecciones y disparos de frecuencia directa: uno a uno, los héroes cayeron… libres.

Ghost y Guardián Rojo descendieron más cerca del centro, donde Anne y Sasha, aún luchando contra Darcy y Sprig, estaban a punto de perderse. En un movimiento sincronizado, Ghost desapareció en el aire y surgió entre sombras para separar el simbionte de Sasha, mientras Guardián Rojo le disparaba a Anne con una ráfaga de micro-ondas.

—¡Están regresando! —gritó Sprig—. ¡Lo estamos logrando!

En el núcleo, la pelea era brutal.

Knull, con su espada negra en mano, bloqueaba los ataques combinados de Peter, Tobey, Sora, Riku, Kairi y Venom.

Las habilidades convergían: llaves espada chocando contra el metal oscuro, telarañas envolviendo extremidades, explosiones de simbionte y ataques mágicos del vacío.

Y aún así, Knull resistía.

—¿Creen que seis luces pueden apagar una oscuridad tan antigua como el universo?

Pero entonces, Peter miró a Eda y Raine, aún luchando.

Se acercó, con su traje rasgado y respirando con dificultad. Extendió la mano hacia ellas. —Eda… Raine… no son esto. Recuerden quiénes eran antes del silencio. Antes del veneno.

Las dos titubearon.

Y en un grito ahogado, ambas desgarraron sus simbiontes con su propia magia. Cayeron al suelo, liberadas. Knull rugió.

—¡TRAIDORES!

Luego fue el turno de Andrew Garfield, mirando a su yo de Tobey con una mirada de reconocimiento. Sus ojos temblaban.

En un acto de voluntad pura, se lanzó contra un del domo, lo usó como campana y el sonido resonó por su traje. El simbionte chirrió y se desprendió, dejando a Andrew caer al suelo… libre.

Ahora solo quedaba Knull.

Knull, furioso, se lanzó directamente contra Venom. El duelo final comenzó.

Venom lo igualaba, golpe por golpe, rugido por rugido. Knull intentó corromperlo, pero el vínculo de Eddie con su simbionte era más fuerte que el del creador.

Peter sabía que necesitaban algo más.

Sacó de su espalda… la llave espada X.

—Eddie… ¡usa esto! ¡Es la clave! ¡El equilibrio!

Venom tomó la llave espada, y al ver su brillo, supo qué hacer.

Saltó con fuerza sobrenatural, evitó el espadazo de Knull, y con un grito primal, le incrustó la llave directamente en el pecho.

Knull gritó.

Y en ese instante…

Yelena, desde el helicóptero, apuntó directamente al Codex, visible y palpitante en el pecho de Knull gracias a la llave.

—¡Come plomo!

Bang.

Un proyectil sónico de frecuencia pura atravesó el aire y… impactó.

Todo se volvió blanco.

La colmena colapsó.

Los simbiontes se deshicieron como ceniza.

Y Knull gritó por última vez, desvaneciéndose en una implosión oscura.

El grupo, herido pero vivo, se reunió alrededor de Peter.

Luz, Tobey, Sora, Venom, todos a su lado.

—¿Estás bien? —preguntó Kairi.

Peter se levantó con dificultad. —Sí… lo logramos…

Pero entonces…

El cielo se rompió.

Como si el cristal de la realidad fuera demasiado delgado, grietas se abrieron en todas direcciones.

—¿Qué está pasando? —gritó Riku.

—¡Es Battleworld! —gritó Sora—. ¡Se está colapsando!

Y uno por uno… cayeron.

Todos los héroes cayeron en diferentes zonas del Vacío, un paraje de silencio, niebla y eternidad.

Peter y Luz aterrizaron en un bosque extraño, donde los árboles eran grises y el cielo no tenía sol. Se miraron. Estaban vivos… pero perdidos.

—¿Dónde estamos? —susurró Luz.

—Al final de todo… —dijo Peter.

Un joven Peter Parker, de 12 años, con lágrimas en los ojos, estaba sentado solo en una habitación blanca sin paredes visibles.

—¿Por qué… por qué no valgo nada…?

Una figura apareció.

Naminé, cálida, triste, lo abrazó.

—No lo sabes ahora… pero conocerás gente que te hará reír, que te hará pelear por lo que importa. Tu historia aún no termina.

En Battleworld, Doom observaba una mesa vacía.

Los hologramas de Ultron, Vanitas, y Lord Dakar parpadeaban… y desaparecían.

Solo quedaban él, Kang, y el Maestro de Maestros.

Doom apretó los puños.

—Aliarme contigo fue un error…

El Maestro solo sonrió, con los ojos ocultos.

—El fin aún no llega, Doom… sólo cambia de forma.

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