☠Huyendo del Quintaped ☠ (Tarea 2 DCAO I)

Introducción:

Hola, esta es mi tarea de DCAO I

que trata sobre los Quintapeds y

también un pequeño relato de mi

encuentro con uno.

El Quintaped tiene actualmente

el estatus de "Bestia"   que   fué

al otorgado por el ministerio de

magia gracias a la naturaleza de

de ésta criatura.

Éstas criaturas tienen cinco pa-

tas y el cuerpo cubierto de pelaje

castaño, además de tener unos

colmillos   afilados    capaces de

triturar lo que sea.

Tiene la clasificación XXXXX   ya

que esta criatura ha sido imposi-

ble de controlar y esto también ha

hecho que los usos que se le pue-

dan dar sean desconocidos, aun-

que no se descarta la idea de que

sea de ayuda para las pociones o

varitas.

Toda la población de Quintapeds

habita en la isla de Drear, ésta isla

tiene protección mágica otorgada

por el ministerio para mantener

alejados a los   muggles y evitar

que encuentren su muerte en la

Isla.

Se cree que hace ya muchos años

en la pequeña isla de Drear vivían

dos familias de magos y brujas de

apellidos McClivert   y MacBoon y

existía una rivalidad en medio de

ambas familias y cuando el líder

de los McClivert murió en manos

de un MacBoon,   ellos   decidieron

buscar venganza y transformaron

a todos los MacBoon en horribles

bestias de 5 patas. Con lo que no

contaban era que los MacBoon re-

sultaron más peligrosos así que

como magos, entonces   los Mac-

Boon   transformados   en   Quinta-

peds cazaron y asesinaron a los

McClivert y desde ese entonces

la isla ha estado deshabitada con

la excepción de   la población de

Quintapeds que sigue en aumento.

Las gotas de lluvia caían sobre mi

rostro y empapaban mi cabello, mi

túnica era de color gris al igual

que las botas, pero   mis   guantes

guantes eran de color   negro al

igual que la corbata que llevaba

puesta. Miraba   a la nada, pues

frente a mí solo se veían Kilóme-

tros y kilómetros de mar.

Llevaba un mes navegando enme-

dio del mar, en aquella pequeña

embarcación que nos había brin-

dado el ministerio. Claramente yo

no iba solo, pero pareciera que sí,

me acompañaban cuatro Aurores

que no hablaban mucho y también

nos acompañaban 2 duendes del

Banco Gringotts, la misión que se

nos había encomendado era algo

complicada pues nos dirigimos a

la isla Drear.

Los Aurores iban como seguridad

contra los Quintapeds que sabía-

mos que íbamos a encontrar, los

duendes solo iban con la   finali-

dad de contar la cantidad de oro

que   se esperaba encontrar.   Se

Se tiene registros de que las   fa-

milias MacBoon y McClivert co-

menzaron su disputa debido   a

una mina de diamantes y oro que

estaba debajo de la Isla, pero al

parecer estaba cubierta por algu-

na antigua maldición   y era   ahí

dónde entraba mi trabajo, mi de-

ver como un simple rompe mal-

diciones en esta misión era rom-

per aquella protección para que

los duendes pudieran retirar con

su magia todo lo que contenía la

mina.

Al fin habíamos llegado, después

de tanto tiempo. La isla era lo que

me esperaba, desolada y lúgubre,

con nada más el sonido   de   las

olas chocando contra los límites

de la isla. y del viento corriendo

entre los árboles. Sin   embargo

no había señal de ningún Quinta-

ped y eso que todos decían que

la isla estaba infestada de ellos.

Caminaba tranquilamente con las

manos dentro de las bolsas de la

túnica con los duendes detrás de

mi quejándose del lugar y con los

Aurores dispersos con varita en

mano dispuestos a atacar en cual

quier momento.

Llegamos a la entrada de la mina

y me dispuse a realizar mi trabajo

al parecer la maldición no era tan

difícil de romper, solo fué cuestión

de realizar algunos hechizos com-

binados con códigos y   acertijos.

Una vez terminado mi trabajo me

dirigí hasta la entrada de la cueva

mientras los duendes realizaban

trabajo.

Me senté sobre una roca, pensan-

do en muchas cosas, sumergido

en mis pensamientos cuando de

pronto escucho una especie de

gruñido, volteo la mirada y enton-

ces lo ví, era horrible con 5 patas

y con horribles colmillos enormes

en su horrible cara, saqué mi va-

rita y apunté   hacia él, pero   por

más hechizos que   le lanzara si-

empre era más rápido y   los   es-

quivaba. Se acercaba cada vez

más, ya entrado en pánico y con

esa bestia cerca solo se me ocu-

rrió algo, y le lancé   un   hechizo

explosivo.

Pero no había funcionado, la cria-

tura seguía viva e intacta, y eso no

era todo, ahora   también   estaba

muy molesto y me alcanzó.   Con

mucha valentía o imprudencia me

decidí por el método muggle y le

dí una patada, pero fué   un   error,

enseguida pude sentír como él se

aferraba a mi zapato y con sus col-

millos comenzaba a penetrar mi

pie, entonces le lancé un hechizo

de nuevo y lo alejé, entonces co-

mencé a correr y cuando me dí la

vuelta me dí cuenta que algo malo

estaría por pasar, al parecer el He-

chizo explosivo había   atraído al

resto de Quintapeds de la Isla se

dirigían hacia mi en manada

Apenas si podía correr, sentía que

llevaba clavado algo en mi pie, pe-

logré llegar con los Aurores, al pa-

recer los duendes habían acabado

con su trabajo, todos nos dimos

cuenta que era imposible luchar y

solo nos quedaba escapar y   eso

fué lo que hicimos con la manada

de Quintapeds pisandonos los ta-

lones. Logramos llegar al barco y

salir lo más rápido posible de la

isla.

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