_ :tulip: My experiencia mágica -

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Hoy les traigo mi participación en el

en concurso de Hogwarts Letter .La

verdad desde que leí el blog quede en

cantado con la actividad asi que me

decidí participar.Espero que la lectura

sea de su agrado.

Los días en mi casa siempre    parecen

repetirse:mamá se levanta más temprano

que   todos   y   lucha con mis hermanas

mayores para que se desprendan de sus

sábanas. Ella le hecha la culpa a    que

siempre se acuestan tarde por perder el

tiempo en la computadora o jugando unos

de esos tantos juegos que no entiende de

que se tratan.

A   mí,   en    cambio,   me   sacan de sus

habitaciones   cuando   intento   pasar un

tiempo con ellas.

¿Mi padre? Casi nunca esta   en mi casa,

se la pasa trabajado para que a nosotros

no falte nada. Cuando llega a casa está muy

cansado   como   para pasar tiempo    con

nosotros. Yo lo entiendo, tiene demasiadas

responsabilidades sobre   sus    hombros.

Lo digo por que somos una familia numerosa,

tengo cuatro hermanas, y para mi degracia soy el menor. Mis padres querían un hijo varón y el resultado fui yo; la perfecta combinación entre ambos.

Tengo el pelo castaño de papá y los ojos

marrones de mi madre. La mayoría de mis

hermanas tiene el pelo rubio (claro que no

natural), gracias a la titura, que creo que

muchas veces les provoca algún tipo de

intoxicación. Que no las mata, pero que las

hace tener leves   momentos de maldad

hacia mí. Por ejemplo, alcanzarles cosas o

ir de compras en su lugar. No crean que

hablo   en   serio,   solo   es un   poco   de

sano Bullyng entre hermanos.

Vivimos en Argentina, un lugar demasiado

lindo. Puedo decir que los argentinos somos

bastante   "familieros";   los    asados      con

amigos los fines de semana, o las platicas

eternas aconpañadas de mate.

Los días de vlluvia siempre son una buena

excusa para que las tortas fritas acompañen

tus meriendas o desayunos.

Podría decir que somos un poco diferentes a los demás; pero es porque no tenemos a nadie más  que a nosotros. Mi padre vino a vivir acá cuando era joven, y al poco tiempo se enamoró, casándose luego.

Como todo niño, quería saber por que no

tenía abuelos o primos. Así, me preguntaba

dónde estaban. O   por qué no   íbamos a

visitarlos, o ellos venían a nuestra casa. Y

cada vez que tocaba el tema, mi viejo se

ponía   demasiado   triste.    Esto   me   hizo

entender, a mi corta edad, que era algo de lo

que no debía hablar.

Entoces, se podría decir que era un chico

normal.  Creciendo en un buen ambiente,

tenía amigos y asistía a la escuela, como

todos. Regularmente iba al club de mi barrio,

donde jugábamos a la pelota; y si el mal

tiempo nos jugaba en contra, siemprenos

reuníamos en la casa de alguien para unos

buenos partidos de Play.

Tenía una buena vida, pero dentro de mí, por alguna razón creía que había cosas que deconocíamos. Que las películas de fantasía tenían algo cierto, que tal vez podría volar o transportarme a un lugar sin la necesidad de usar los medios de transporte típicos.

Claro, todos se reían de mí. Decían que tenía

demasiada   imaginación,   y   que   era algo

típico de mi edad. También llegué a creer

que sería así.

Poco antes de cumplir mis once años, pasó

algo que cambió totalmente mi manera de

pensar.

Aquella noche, todos nos acostamos a la

hora habitual. Las luces estaban apagadas,

no se escuchaba más que las pequeñas

pisadas de mis gatos moviéndose de un

lugar a otro, luego de que mi padre hiciera

su ronda para asegurarse que estuviéramos

dumiendo.

Saqué de bajo mi almohada un libro. Cada

vez   que   me   surmergía   en   la    lectura

imaginaba    que    era    algunos    de   los

personajes. Esto me ayudaba a visualizar

los ecenarios.

Muchas veces, replicaba en voz alta cuando

no   me   gustaba   la bdecisión   que   había

tomado el   protagonista   de   la historia, o

hacía vmovimientos con las manos.

Tal vez creo que esto era algo típico de un

lector, y con aquella promesa de "un capítulo

más ", perdí la noción del tiempo.

Cuando me sentí adomilado, decidí que ya

ahora de devolver el libro a su lugar hasta la

siguiente noche.

Me   cubrí   con   las   mantas,   cayendo

lentamente en los brazos de Morfeo.

Desperté algo sobresaltado por un fuerte

ruido que parecía provenir de   la    sala.

Podríahaberme quedado en mi lugar, cerrar

la   puerta   con   llave   o   terminar

escondiéndome debajo de las cobijas. Sin

embargo, estas no fueron ninguna de las

opciones que elegí.

Sin hacer nada de ruido, me desplacé en silencio hasta la sala. Al llegar, pude notar que la ventana que da hacia el patio estaba rota. ¿Alguien había entrado? No era seguro.

Pero entonces, me quedé helado al ver que

una   figura    encapucada   emergió   de la

escuridad. La   escasa luz de la calle me

permitió ver que el maleante tenía algunas

cicatrices en la cara. Su ropa negra estaba

sucia   y rasgada. Así, llevó unas de sus

manos   a   su   boca,   indicándome   que

guardara silencio.

Quería gritar , alertar al resto de la familia.

Pero el miedo que sentía me secaba la

garganta. Tenía   que   hacer algo rápido.

El desconocido sacó un objeto puntiagudo y

metálico   de   sus   bolsillos.   Me desperé

buscando algo con que defenderme, mas

sin embargo, parecía estar clavado al piso;

sin poder dar un solo paso.

Entonces el sujeto se abalanzó hacia mi.

Pero algo detro de mi era distinto. Sentía

como   si   quisiera liberar un grito que

contenía hace mucho tiempo.

Levanté las dos manos para protegerme; haciendo que todo lo que estaba a mi alredor saliera disparado en dirección del ladrón. Mi respiración comenzó a entrecortarse ¿yo había hecho eso? ¿Qué es lo que iba a pasar? ¿Podrían meterme preso por algo así?

Antes de que cayera al piso de rodillas, mi

padre apereció en la ecena y me sujetó con

fuerza.

—Tranquilo, ya pasó todo. ¿Estás bien? —preguntó de manera calmada, mientras se aseguraba de que no tuviera ninguna erida.

Yo estaba a punto de sufrir un paro cardíaco.Tenía ganas de sacudir a mi padre. ¡Acababa de hacer volar a una persona por una ventana!  ¡¿Y él sólo me preguntó si estoy bien?!

Está bien, entiendo. Cumplió su deber de

padre. Pero no entendía por qué en su rostro

no se reflejaba la preocupación . ¡Tal vez a

su pequeño hijo lo terminen encerrando en

un manicomio, cuando le explique a la

policía cómo pasó todo!

Aunque... también era un hecho que nadie

iba a creeme.

Cuando abrí la boca para expresar mi temor,

papá hablo primero.

—Para mí siempre fue difícil hablar de esto. Crecí en un lugar distinto al que conoces. Tus abuelos, y tíos tienen el mismo don que posees. Todos... excepto yo. Crecí siendo un squib. Descendientes de magos que por alguna extraña razón nacen sin poder hacer magia.

Nunca logré adaptarme, aunque mis padres hicieron de todo para que me sienta cómodo.

Vine a vivir a aquí, al mundo muggle, y perdí o con ellos.

Pero estoy contento de saber que pronto vas a recibir tu carta.

Decidí en ese momento que no haría más

preguntas. Entendía el dolor de mi padre.

Con el tiempo, me iría contando todo, y

quizáv hastav pueda buscar la manera de

encontrar al resto de la familia.

Y así pasó.

Unos días antes de mi fiesta de cumpleaños, ayudaba a mi mamá a decorar mi casa.

Colgaba globos en la sala, cuando una Luchuza de tamaño mediano aterrizó sobre la mesa, derramando algunos de los bocadillos. Llevaba una carta en el pico.

El sobre lucía algo amarrillento, era la

primera vez que veía ese tipo de papel.

Me acerqué al animal sin ningún tipo de

miedo, adoraba a los animales.

Acaricié de manera suave su cabecita, y

tomé el sobre. Antes de que mi nueva amiga

enprendiera su vuelo, me aseguré de que se

alimente de manera adecuada.

Esperé a que todos estuviéramos reunidos

para   abrir   la carta.   Estaba b demasiado

emocionado, ansioso por saber qué estaba

escrito dentro. Mi estómago estaba revuelto

por v los nervios ¿y si no me aceptaban?

¿También me darían un aviso de que se me

prohibiría la ventrada al colegio?

Al cruzar la mirada con mi padre, pude notar que estaba igual o más impaciente que yo.

Supe que tenía que hacer, y me levanté de mi lugar para caminar hacia él.

—Quiero que la abramos juntos.

Rasgamos al mismo tiempo el sello color

rojo. Mi corazón se aceleró al ver aquellas

pocas palabras. «Nos complace informarle

que b se  le  ha cocedido  una  plaza  en el

Colegio Hogwarts de Magia  y Hechicería»

¡Fui  aceptado! Realmente estaba feliz,

pronto podría describir un nuevo mundo, tal

vez más magnífico del que me imaginé

La fecha indicada llegó.

Precisamos salir unos días, antes para

llegar a la estación de King Cross a tiempo.

Yo tenía todos los materiales listos, y mis

nervios eran totalmente visibles.  Caminé

todo el tienpo sujetando con fuerza el brazo

de mi madre.

Pude notar a chicos de distintas edades

caminar por la estación, y desaparecer entre

la plataforma 9 y 10. Tomé entonces una

gran bocanada de aire, y me paré frente al

muro,     para    luego   echar   abajo correr,

atravesándolo sin lastimarme.

Del otro lado, un enorme tren escarlata

descansaba sobre las vías.

Me despedí de mis padres con un enome

abrazo, y por más que quise no pude evitar

derramar algunas l ágrimas. Después de

todo, esta era la primera vez que pasaría

mucho   tiempo lejos de casa.

Tomé asiento del lado de la ventana, no podía dormir (o eso creí, porque terminé siendo despertando a empujones por unas de las jóvenes que compartió el vagón conmigo). Ella me comunicó que en poco tiempo llegaríamos.

Se nos indicó a todos los de primer año que

formáramos una sola fila.Un señor que tenía

la estarura 4 veces más que la de un hombre normal, nos indicó por dónde estaba el castillo.

Traté de no mirarlo demasiado, en un intento

de no ser mal educado.

Pronto estuvimos dentro del castillo, el cual

era realmente impresionante. Velas flotaban

por   sí solas por todas partes, ¡hasta los

cuadros se movían!

Una señora sostenía una lista en la mano, y

en la otra, un sombrero marrón.

El número de chicos a mi alrededor fue

disminuyendo, y cuando creí que nunca

llegaría mi turno, mi nombre fue dicho en

voz alta. Después de un breve momento, el

gorro me seleccionó para la casa de los l

leones . Me sentí realmente bienvenido

cuando todos festejaron por ser parte de su

casa.

Pasaron varios años años que llevo

estudiando en Hogwarts, y he aprendido

muchas cosas.

Una de ellas es que la fuerza y el poder del

mago residen en la confianza. En una alta

dosis de entusiasmo, que llevan a una

mente creadora imaginación, y por

supuesto, el ingrediente estrella en toda

creación: amor e Ilusión.

El universo entero es magia. Tú también lo

eres, y puedes usar ese don para crear

aquello que desees.

#HogwartsLetter

#Cff

#Gryffindor