• "En El Muelle" (One-Shot) || Team Unique

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Introducción

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¡Hola, hola chamacos! ¿Qué tal? Hoy traemos un nuevo one-shot muy wiiiii, na mentira, no les diré de que sentimiento ni emoción UwU, lo descubrirán por su hermosa cuenta. Sin más que decir, espero que tengan pañuelos para cuando termine esta belleza, que llorarán de la gran emoción UwU. Ahora sí

Let's Go!

3 de Octubre de 1971

Era una mañana tranquila, donde se respiraba la tranquilidad del pueblo, a lo lejos se oía el choque de las olas contra el muelle; un sonido relajante para cualquier amante de la naturaleza.

En ese mismo muelle una pareja se despedía, ya que el chico se iría a pescar con toda la tripulación.

— Te extrañaré muchísimo.- dijo esa hermosa chica.

— Te prometo que volveré pront...- la rubia se lanzó a sus brazos mientras se aferraba a él, no quería separarse.

— ¡Todos a bordo!- gritó el capitán desde el nido del barco.

Ella alzó la mirada hacia él: ya era hora de irse ¿cómo detener lo inevitable?. Sus ojos comenzaron a ponerse vidriosos.

— Hey, no llores. No merezco que derrames lágrimas por mi culpa.- limpió todo rastro de dolor que salía de sus ojos y bajaba hacia sus mejillas.— En cuanto regrese, nos casaremos, tal y como lo planeamos.

Sorbió su nariz.— Te esperaré aquí mismo.

Se miraron a los ojos, él algo preocupado por el bien de su chica.

— Sabes que te amo.- susurró sobre sus labios. Rio embelesado por la ternura de sus palabras.

— Pero no más que yo.- besó su frente.— Nunca dejes de pensar en mi.- susurró en su oído antes de separarse.

Tomó sus pertenencias y subió al barco donde cantaban amenamente.

— ¡Hasta luego!- gritó. Ella se despidió a lo lejos con su mano.

Marchó a su negocio en el centro del pueblo: hacía muñecas, era famosa por eso. De vez en cuando hacía cantidades exhorbitantes de muñecas de trapo y las iba a repartir junto con su amado a los niños que estaban en situación de pobreza.

En esos momentos, era una buena forma de distraerse de el dolor que había en su corazón. Cuando el reloj marcó las 6:30 de la tarde, supo que era hora de irse a casa, empezaba a anochecer y era mala idea estar fuera.

Estaba saliendo del lugar cuando se percató de que había un diluvio en el exterior, quedó esperando un largo rato a que la lluvia parara, pero todo empeoró; las calles se inundaron y las casas con techo de lámina se fueron junto al fuerte aire. Entró en pánico por la situación, no sabía a donde ir, definitivamente no podría llegar a su hogar ni aunque caminara rápido.

— ¡Hey, señorita!- volteó a todos lados buscando esa voz.— ¡Por aquí! ¡entre rápido!

Corrió despavorida al otro lado de la calle aún con el fuerte viento azotando en su cara y el agua mojando sus pies. Se cerró la puerta de la estancia en cuanto la rubia llegó.

Vio que estaban tapando ventanas y puertas, ya que tenían altas probabilidades de inundarse. Inspeccionó rápidamente con la mirada el lugar: algo pequeño pero demasiado hogareño.

— ¿Qué seguía haciendo usted allí?- regañó.

— Nunca oí cuando empezó a llover.

El extraño suspiró.— Lo importante es que está a salvo.

— ¿Sabe cuanto tiempo durará la tormenta?

— Se espera que nada más llueva los siguientes dos días.

El sonido de un trueno los sobresaltó, y más cuando se percataron que la luz se había ido.

— Permítame llevarla a su habitación.- empezó a caminar hacia el segundo piso para llevarla al cuarto adicional que tenía la casa.

— Usted se quedará aquí hasta que todo esto pase.- aclaró.

— Muchas gracias, espero no ser una molestia.

Él negó.— Para nada, siempre trato de ayudar a la gente, como lo hacía cuando ella estaba aquí conmigo.- señaló la pintura del pasillo. Era una mujer bastante hermosa: cabello castaño y ojos del mismo color.

— Lo lamento... Yo no sabía que...-

— No importa, sé que es lo que ella hubiera hecho.- aclaró.

— Debería dormir, hasta mañana.

— Descanse, señor.

— Igualmente.

[...]

Dos días después, cuando aún seguía lloviznando gracias a la tormenta, llamaron a la puerta de la pequeña morada.

— Buenos días, ¿se encuentra aquí la señorita Bourgeois?

— Si, si gusta voy a llamarla. ¿De parte de quien?

— De su padre.

— Voy por ella.

Subió las escaleras y tocó suavemente la puerta dos veces.

— Señorita Chloé, -llamó su atención.— la busca su padre.

Su mirada se iluminó, los últimos dos días estaba pensando en su padre, no sabía de su bienestar después de todo.

Bajó las escaleras cual rayo.

— ¡Papi!- se abrazó a él una vez que lo tuvo enfrente.

Ella podría tener 21 años, pero jamás dejaría de llamarlo así.

— Mi niña ¿todo bien?- cuestionó preocupado separándolo de él.

Asintió

— Muchas gracias por darle hospedaje aquí.- se dirigió al hombre de mediana edad.

— No es problema, siempre trataré de ayudar a la gente.

Salieron de la casa con destino a la propia, platicaban en el camino.

— ¿Tienes algo que hacer hoy?- preguntó el mayor.

— Iré al muelle a esperar a Luka. Hoy llega del viaje de pesca.

La cara del señor Bourgeois cambió abruptamente, pero no hizo comentarios al respecto; se limitó a asentir.

— Te esperaré en la casa.

— Nos vemos más tarde para cenar.

Ella corrió con mucha ilusión para volver a ver a su amado. Llegando al muelle, se sentó a esperar en busca del mismo gran barco con la tripulación haciendo coro con el sonido del océano. Pasó una hora, dos, tres y nunca llegó. Empezó a pensar lo peor.

No seas melodrámatica, a lo mejor y el viaje de pesca se alargó y tu piensas lo peor.

Volvió a casa con la decepción en su mirada.

— ¿No regresó?- preguntó André en cuanto vio que entró su hija.

Negó con la cabeza.— Tal vez mañana regrese.

Le dio una sonrisa nerviosa su padre.

— Si, tal vez sea eso.

— Buenas noches.- besó su mejilla.

— Descansa, hijita.

Lo intentó al día siguiente a la misma hora. No había señal alguna de que llegaron, fue a trabajar y en su regreso volvió; nada.

Muchas tardes se anidaron en su pelo y en sus labios en espera del barco; hasta que vio llegar un barco con compañeros del pelinegro, su mirada se llenó de dicha y felicidad. Esperó a que bajaran todos pero no había señal alguna de su regreso. Iba a preguntarle a uno de los amigos de él, al fin y al cabo había ido muchas veces a visitarlos.

— ¿No está Luka con ustedes?

Se quedaron observándola por un buen rato sin saber que decirle.

— Pensé que usted ya lo sabía, dado que es su prometida.

.— Me están asustando ¿Que sucedió?

— El barco se hundió, no pudimos salvarlo.

El mundo se detuvo, se quedó congelada la rubia, su rostro ya no tenía color. Al mismo tiempo que se instaló un sentimiento totalmente inefable en su pecho, pero podía asegurar que era algo demasiado lejos del dolor.

— Esto fue lo que encontramos.- le dio el sombrero que traía puesto el día que se fue.

No lo podía creer y no lo creería.

— Mañana es el funeral por si gusta ir, esperamos contar con su prescen...- fue interrumpido.

— Gracias, pero no iré.- dio la vuelta para empezar a caminar; no iba a llorar ahí.

Regresó a su hogar donde su padre la esperaba, con sólo ver la cara de su hija, sabía que ya se había enterado

— Supongo que ya lo sabes.

Volteó a verlo en total agonía.

— ¡¿Tú lo sabías?!

— Yo...

Bufó molesta.

— ¡Contesta!

— Si...

— ¡¿Y cuando planeabas decírmelo?!- miles de lágrimas de impotencia bajaban.

— No sabía como decírtelo.

— ¡Tenías que habérmelo dicho!

Se fue a su habitación lanzando sollozos dolorosos mientras abrazaba el sombrero. Lanzándose en su cama, siguió hasta el amanecer.

Pasó ese día y parte del siguiente encerrada sin ningún tipo de comunicación. Cuando quiso salir, volteó a ver el vestido de novia que había comprado para cuando él regresara. Una idea algo loca cruzaba por su mente.

Fue al muelle con su vestido de novia puesto a contemplar el atardecer, despidiéndose de su prometido entre lágrimas. No soportaba perder a una de las personas más importantes en su vida. Hasta que algo regresó a su mente.

— Nunca dejes de pensar en mi...

Me harás tanta falta...

Más y más recuerdos bombardeaban su mente, pero siempre seguiría pensando en él. Lo único que quedaba era llorar hasta que la herida sanara un poco.

[...]

4 de Agosto del 2011

El tiempo escurrió, sus ojos se le llenaron de amaneceres y su cabello se blanqueó. Ahí estaba ella en el muelle con su vestido blanco de novia, mirando al cielo mientras hablaba con Luka, recordando viejas anécdotas.

— ¿Recuerdas cuando comiste helado y cayó en tus pantalones?- mencionó risueña a la nada.

Los cangrejos que pasaban por sus pies, mordían su vestido, al igual que su tristeza e ilusión, ellos fueron testigos de todo lo que pasó. Chloe se enamoró perdidamente del mar, ya que le recordaba a los bellos ojos de su pelinegro.

— Me haces tanta falta, pero espero que estés feliz de que venga a verte dónde sea que estés.

Su familia muchas veces intentó llevarla a un maniconmio, pero ella se negaba firmemente a alejarse de él; algunas personas la apodaban de manera despectiva como "la loca del muelle".

— Tengo que ir a casa a dormir, pero te prometo que mañana regresaré, mi amor. Descansa.- lanzó un beso al aire.

Esa misma noche regresó a su vacío hogar a dormir. Volvió a reunirse con su amado, pero esta vez no en sus sueños, sino que para la eternidad.

Al fin la felicidad eterna.

Despedida

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¿Qué onda pervertidos únicos? Vamos a darle un gran aplauso y agradecimientos, a nuestraaaa graaaaan escritoraaaaa Nadia por su one-shot sad, inspirado por la canción "En el muelle de San Blas" del gran cantante mexicano Mana.

Esto a sido todo, por hoy mis amores 7w7, ojalá les haya gustado muchísimo la historia, como a todo el team que se quedo maravillado ante tanta belleza sobre humana. (Y en especial el/la líder).

¡Au revoir!