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"ᴇ ꜱ ᴏ ᴀ ᴄ ᴀ ʙ ᴀ ʀ í ᴀ ᴄ ᴏ ɴ e ʟ ꜱ ɪ ɴ ꜱ ɪ q ᴜ ɪ ᴇ ʀ ᴀ    ɴ ᴇ ᴄ ᴇ ꜱ ɪ ᴅ ᴀ ᴅ ᴅ ᴇ ᴜ ɴ ᴊ ᴜ ɪ ᴄ ɪ ᴏ..."

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    ││ .           Holima Niños uwu

    ││ .           Estoy participando en el concurso

   ││ .           #FanficBattle con la nueva temática

   ││ .           #EnfermedadesFB

    ││ .           Ojalá que les guste ^^

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—¡Ganamos! —chocamos los puños y nos despedimos. Era muy feliz de tener a Chat como compañero.

Llegué al recinto silenciosamente, jaja nunca se enteraban cuando salía. Me acosté y me dormí para mañana empezar otra vez con la misma tortura.

•••

—Señorita Dupaing-Cheg, despierte se, es hora de su medicina. —me dijo un hombre de blanco levantándome. Qué ilusos, ¡No se daban cuenta de que siempre las escondía!

—Ño, déjame dormir un poco más. —dije como una excusa para abrir mí escondite en mí almohada, en dónde guardaba las pastillas rojas y negras.

El hombre de blanco suspiró y llamó a alguien. Oh no. Rápidamente salí de mí camilla procurando no revelar mí escondite secreto.

—¡Ya estoy! —dije. Seguía teniendo sueño, ayer el villano que ChatNoir y yo combatimos era muy fuerte. —No dejan descansar a alguien aquí. —dije por lo bajo poniéndome mis pantuflas.

Caminé hasta ese horrible lugar, que se parecía a una boletería de un subterráneo, para recibir las pastillas que iba a esconder más tarde. Era curioso, las pastillas eran rojas y negras. Me alegraba saber que LadyBug y ChatNoir tenían tanta influencia como para poner sus colores característicos hasta en unas píldoras malignas.

Ví salir de su habitación al amor de mí vida. Adrien Agreste se dirigió a la cabina de pastillas a recibir su cóctel, lo que los hombres de blanco no sabían, es que ambos teníamos un lugar ultra secreto en dónde escondíamos nuestras pastillas inspiradas en mi compañero y en mí.

Cuando mí futuro esposo me miró, me guiñó un ojo haciendo una seña de que, esta vez, enconderíamos las píldoras en su escondite. A veces, varíabamos de escondite para distraer a los estúpidos hombres de blanco que no entendían que no teníamos que tomar nada porque estábamos perfectamente saludables.

•••

Estaba paseando por los techos de París relajada. Los hombres de blanco nunca se daban cuenta de que salía. Me sentía muy orgullosa de mis logros. Nunca se enteraban de mis luchas para salvar París de HackMoth y sus villanos.

Chat me alcanzó rápidamente.

—¿Cómo estás, My Lady? —me preguntó tan galán como siempre. Me reí y lo saludé de vuelta.

Ambos ya teníamos más confianza y ya sabía que a veces no podía salir muy seguido. Últimamente, los hombres de blanco salían por la noche y yo debía ser más cuidadosa.

Curiosamente, Chat tenía en mismo problema, tampoco lo dejaban salir demasiado. Igual, al parecer, HackMoth era muy riguroso en cuanto villanos se refería, porque los villanos que preparaba solo aparecían cuando ambos estábamos disponibles para luchar. Mas no me quejaba.

—¿Algún villano a la vista, Bugaboo? —me cuestionó.

—Por ahora no, gatito. —le contesté. Estaba todo extrañamente calmado, tanto, que los vellos de mí nuca se erizaron. —Algo no está bien...

ChatNoir iba a decir algo más, pero una luz intensa nos envolvió cegando nos momentáneamente.

—¡¿Qué están haciendo ahí?! —gritó una voz ensordecedora. ¿Qué clase de villano era este? La voz volvió a hablar. —¡Bajen de ahí ahora mismo si no quieren qué su estadía aquí sea de aún más años de que les diagnosticaron! —nos advirtió.

Un hombre de blanco apareció de repente y yo me paralizé. Oh no, ¡Ya sabían qué Marinette no estaba en su camilla!

—¡Señorita Dupaing-Cheg, señor Agreste! —espera, ¿Adrien? Miré a mí compañero impresionada al igual que él a mí, pero ya no era ChatNoir, ahora era Adrien Agreste en su pijama mirándome fijamente. Me miré. ¡Ya no estaba transformada! Marinette quedó descubierta con su camisón floreado agitándose por el viento que había. —¡Si no quieren bajar de ahí por las buenas, lo harán por las malas! ¡Sus encuentros nocturnos se terminaron aquí!

¿Encuentros nocturnos? ¿Qué no entendían que salbabamos París diariamente?

El hombre de blanco le dijo algo al otro hombre de blanco que nos seguía cegando con su luz. De un momento a otro habían un montón de hombres de negros rodeando nos. Me agarraron de un brazo y al rubio también.

—¡No! ¡¿Qué hacen?! ¡HackMoth puede atacar en cualquier momento! ¡Tenemos que salvar París! —grité desesperada. ¡Todos estábamos es peligro!

—¡Déjenos ir! —gritó Adrien, igual que exaltado que yo. —¡Todos están en peligro! ¡Hay que detenerlo! ¡Hay que derrotarlo! —continuó.

—¡Dejen de gritar! —dijo el hombre de blanco que nos seguía alumbrando. —¡Se les agregarán diez años más por no tomar sus medicamentos y escaparse por las noches para jugar a los superhéroes! ¡Esto ha ido muy lejos! —nos gritó. ¿Jugar a los superhéroes? ¿Qué clase de ofensa era esa? ¡Si hasta teníamos poderes de verdad! ¡Todo lo qué decía no tenía sentido!

Los hombres de negro nos bajaron del tejado en el que estábamos para asentarnos en el frío suelo de concreto. No tenía puestas mis pantuflas.

—¡¿De qué está hablando?! —le grité furiosa. —¡Usted no lo entiende! ¡Somos LadyBug y ChatNoir, superheroes de París! ¡Dejenos ir a hacer nuestro trabajo! —exclamé aún nerviosa por si HackMoth decidía atacar ahora.

—¡No hay trabajo qué hacer! ¡Todo esto es por no tomar su cóctel! —dijo más calmado que antes, pero seguía gritando. Se dirigió hacia los hombre de negro. —Llevenlos al cuarto especial y asegúrense de que se queden ahí y no salgan. —nos miró. —Felicidades, se acaban de ganar diez años más aquí.

¿Qué...?

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.     .     │ ◦     「 ❛Gɾacɩaى pɷɾ ɭҽҽɾ mɩ bɭɷɠ ❜」