“Sigueme a mi mundo"

CAP. #16 RETRASO EN EL VUELO.

SABRINA:

Choé no dejaba de molestarme, ya me estaba hartando, aunque siendo sincera extrañaba más su parte dulce y aveces un poco torpe.

—¿Podemos hablar?— pregunté tímida ante la presencia de mi ex amiga.

—No— apenas terminó ella... Se alejó.

—“¡Soy tan estúpida! ¿cómo pude creer que ella me extrañaría?”— pensé mientras me quedaba sola en el corredor de el colegio.

Quería arreglar todo con Chloé, quería volver a ser su amiga pero ella ya no deseaba mi compañía.

Como desde hace unas semanas me dirigí a la morada Kubdel, esta vez a diferencia de siempre corría, corría para escapar de mis miedos, corría para no sentirme sola.

Alix y su madre me esperaban. Había hablado tanto con ellas sobre este día que creo que se decepcionarían ante la negativa respuesta de la que solía ser mi amiga.

Toqué suavemente la puerta aun cabizbaja, lentamente Clarissa me abrió la puerta.

—¡Mi niña!— sollozó mientras me abrazaba a su regazo.

—Señora Kubdel...— paré pues el corazón se me saldría del pecho si no lo hacia —ella me rechazó— detuve de nuevo mis palabras ante el dolor en mi pecho —solo se fue.

La señora me introdujo en su casa mientras yo seguía llorando abrazada de ella, se sentó en la sala y recostando mi cabeza en sus piernas empezó a acariciar mi cabello.

—¿Quieres contarme? — preguntó la amorosa mujer mientras me veía como si fuese su hija.Seguí llorando en silencio, mientras no podía contestar a la pregunta de la señora.

Después más tranquila, y habiendo bajado Alix de su habitación, me dispuse a contar lo sucedido.

—¡Esa rubia...!— se quejaba molesta mi amiga.

—¡Alix!— la reprendió su madre evitando que empeorara la situación.

—¡No! Yo soy la de la culpa— sollozé —Si no fuese por esta terquedad que tengo por ayudarla nada de esto hubiera pasado.

—¿De verdad la quieres?— preguntó la mujer mayor con ese tono característico de ella.

—Si, señora— ití sabiendo que podía confiar en quienes en aquel momento me hacían compañía.

La mañana llegó y con ella salí a el aeropuerto, era un día especial, Jalil regresaría y los Kubdel y yo lo encontraríamos en el enorme nido de los pájaros de metal. La pancartas estaban listas y un rico desayuno nos esperaba en su casa después de recogerlo.

Una y otra vez los aviones despegaban, había una extraña voz hablando por el megáfono y gente iba de un lado a otro, seguíamos esperando después de dos horas, luego fueron tres, decepcionados decidimos regresar, después de todo eramos la única familia que aun esperaba el avión lleno de estudiantes.

Papá me recogería por la tarde, había un evento organizado por Gabriel's, una nueva linea de ropa inspirada en Ladybug y Chat Noir, aunque este último seguía desaparecido.

El Señor intentó animarnos, era el único que seguía con ganas de hablar, extrañabamos mucho a Jalil y la sola idea de que algo malo le sucediese nos partía el corazón.

Al final regresé a casa más pronto y más triste de lo que esperaba.

JALIL:

El vuelo se retrasó unas cuantas horas, sabíamos que no había nadie esperándonos para la hora de nuestra llegada. Tanto tiempo sin saber nada de nuestras familias, sin saber nada de París. Las malas noticias no se hicieron esperar, Chat Noir había desaparecido, lo supimos al poner los pies en el aeropuerto.

Tomé el primer taxi que vi y me dirigí a casa, podía ver la gran cantidad de espectaculares que se extendía por las calles de París. Sabía que ahí estaban mis padres, por eso pedí a el hombre que cambiará la dirección.

Después de bajar del auto y pagar a el señor chofer, me di cuenta de que llegar a una gala de ropa con pantalones de mezclilla arrugados por el viaje y un suéter café sin haber sido lavado desde hace un par de días no era la mejor idea que había tenido en la vida, creo que era más tonto que esa vez que salte por la ventana para escapar de Alix...

¡Ya estaba ahí! Que más daba...

Pronto encontré a mis padres, ellos ordenaron que llevaran mis cosas a el automóvil inmediatamente.

—Deberíamos irnos— sugirió papá.

—No, las chicas aun no lo han visto.

—¿Las chicas?— me pregunté a mi mismo. Si mal no recordaba yo solo tenía una hermana ¿cierto...?