Entré sigilosa a casa de Ceci, me sentía con el estómago revuelto porque no tenía ni idea de que podía suceder.
-¡Que mierda haces aquí Arabella! -
Mi corazón comenzó a latir al mil.
-Hey, hey, no grites, por favor -
-Si no te vas, te juro que llamo a la policía -
-Ceci por favor, vamos a hablar, no te quiero perder -
- Me perdiste desde el momento en que me olvidaste al estar con esa chica -
- No seas boba - me acerqué a ella con miedo - te amo, eres con quien quiero estar toda mi vida y lo tengo más que claro -
- dió un paso atrás - ya no te acerques porque activo la alarma de emergencia -
- Alcé ambas manos - De acuerdo, pero déjame explicarte el por qué de las cosas y las circunstancias -
- 5 minutos -
- cinco minutos es muy poco tiempo, Ceci no seas así -
- se te está acabando el tiempo Arabella -
- No quería que supieras que mi padre me golpeó ¿si? De pronto todos mis problemas me agobiaron, he sido siempre muy cabeza dura para compartir lo que me sucede o lo que me hace sentir mal, bebí demasiado porque era algo que por lo menos en ese momento creí que me haría olvidar todo por unos minutos, las luces de aquel lugar me aturdieron, apenas y distinguía a Aarón, simplemente sucedió, no recuerdo ya ni siquiera el rostro de esa mujer, solo recuerdo su nombre porque no dejaba de repetirlo y ...-
- Ya para Bella, para - se sentó en el sofá colocando sus manos en el rostro - No se si notas que es una excusa boba -
-Hey - me acerqué y me puse de cuclillas frente a ella, tomando sus manos -
- Eres perfecta para mi Ceci, mi corazón siempre lo tendrás tú, nadie se acerca ni un poco a ti, quiero que seas la madre de mis hijos, la persona con la que comparta todo mi mundo -
Ceci soltó un llanto ahogado, las lagrimas corrían por sus mejillas y mi culpa iba en aumento, la vi frágil, me di cuenta de que la había cagado seriamente y en ese momento estaba cayendo en cuenta de la gravedad de las cosas.
- Ven -
La tomé del rostro limpiando sus lágrimas y me acerqué para darle un beso, ella no se quitó, al contrario de lo que pensaba, me besó con fuerza, de pronto su enojo se mezcló con el deseo, mordió mi labio inferior y aunque sentí dolor, lo acepté, pues el enojo en ella seguiría presente, me sentó con fuerza para estar sobre mi, sus besos eran cálidos y tenían un sabor a pasta de dientes, la ropa desapareció, al igual que la tristeza de ambas, la sentía en mi, cada parte de ella me recorría al igual que yo con sus pedacitos, quise llorar, ella me amaba tanto que sería capaz de perdonar semejante traición, tomó mi mano y me dirigió a su habitación, las cosas fueron en aumento, yo estaba en su sexo y al final ella se liberó, un grito silencioso resonó, Ceci se tumbó a lado mío, la miré apenas con la luz de la luna y tenía gotitas de sudor, la piel cálida y enrojecida, era perfecta, no podía creer que al final, habíamos tenido intimidad.

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