CASTILLO DE SAL
Tiempo, esa fugaz utopía que me hubiera gustado tener contigo.
Porque yo...
yo moría por llenarte de espacios seguros,
quitarte el pasado, tus huequitos oscuros,
arrancarte la blusa,
llenarte de amor.
Pero no, no se pudo,
y entre esa sombra y ese grito mudo
llora ahora mi eco, muerto de dolor.
¡Ay! pequeño corazón que se enamoró de un amor torpe,
ese que tú aún conservas seguro
en una cajita de mil picaportes.
Regresarán conmigo,
odiando tu nombre,
a mi nuevo castillo
rodeado de sal.
¿Y mi mirada? Mi mirada seguirá firme,
rogándole a la nada
que no vuelva tu reflejo
a sanarme de estas dunas de cristal.
Porque recubriré sus rotitos con oro y flores,
y me quedaré en silencio,
solito, a escuchar mis dolores,
hasta que se pierdan en el viento
o se fundan en el mar.
Este poema tiene derechos de autor
Comment