Este hombre egoísta e orgulloso que es un idiota en toda la extensión de la palabra, desde la i hasta la a, que pasa su odio por generaciones usando tus actitudes en tu contra y comprándo tus acciones con los demás, llevando a la envidia a formar parte de tu insignificante existencia.
A él no le importa lo que sientas ni mucho menos lastimarte, solo busca su propio entretenimiento y enterrar su odio en lo más profundo de tí, como si de una semilla se tratase para que las demás personas rieguen por él como lluvia que cae en los campos.
Sin darte cuenta dentro de tí empieza a germinar poco a poco un dolor intenso y caes en la primera prueba. El fracaso te invade y con ello empiezas a culpar a todos de tus propios errores, de tus malditos fracasos, de que nadie estuvo allí para tí cuando más lo necesitabas, sin impedimento aquel pequeño tallo empieza a crecer en tu interior.
Lastimas, insultas, destruyes a los que siempre estuvieron de tu lado y jamás en tu contra, busca excusas para no cargar con el dolor ajeno que tú has causado y sigues culpando a los demás sin mirar tus errores.
Así continuas confiando en las personas que él quiere, tu empiezas a querer e incluso adorar a alguien quien ni siquiera confía en ti, que te traiciona y te cambia hasta que no puedas reconocerte, que no le gusta lo que te gusta hasta hacerte amar lo que tanto odias, pero le permites todo eso por qué le tienes miedo al rechazo a la soledad, haces todo lo posible para que nunca te abandonen para que no te dejen de lado, hasta que ni siquiera ellos mismo te reconocen.
El orgullo y egoísmo hacen presencia cuando te das cuenta que puedes dominar a una persona que no solo ha llegado a lastimar a otras si no que te ha lastimado a tí, ese hombre te enseña no solo como a domarlos, si no a infundirles un horrible miedo, que los que te rodean empiezan a alejarse y allí te das cuenta que no tienes a nadie, que todos los que algún día te prometieron fidelidad ahora huyen de tí.
Te duele, te arde, pues ni siquiera ese hombre te ha extendió su mano, que no le importa verte en el suelo cada que te humillabas por su atención, por no sentir el rechazo de los demás pues él solo te miraba con esa horrible sonrisa burlona.
Para cuándo la flor que ese monstruo enterró en ti floreció, te encontrabas observando un hermoso atardecer preguntándote: "vale la pena vivir con esto...?" Mientras que tu manos agarraban aquel barandal y él te miraba como si la función se fuera a terminar.
La luz de sol te toca roza antes de desaparecer entre los edificios, bajas la mirada mientras sientes que una lágrima cae recorriendo tu mejilla y escuchas por última vez tu voz en un susurro "no quiero morir... No me dejes morir..."
T.o.T

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