Sonic el erizo capítulo 1: un erizo diferente

HOLA QUERIDO LECTOR, UNA COSA QUE DEBES SABER ANTES DE LEER ESTA HISTORIA, ESTA ESTARA BASADA SOLAMENTE EN UN VIDEOJUEGO, EL QUE LO INICIO TODO...SERA UNA "SERIE" DE 30 CAPÍTULOS Y SI TIENE ÉXITO, AQUI Y EN MI WATTPAD, ADAPTARE EL RESTO DE LOS VIDEOJUEGOS QUE SON CANÓNICOS EN EL LORE, SIN MAS QUE DECIR... DISFRUTA LA LECTURA.               ATTE. TAILS 🦊

El sol nacía sobre las colinas esmeralda, bañando de luz dorada los valles ondulantes y las palmeras que se mecían suavemente al compás del viento. El aire tenía un olor fresco, casi dulce, como si cada hoja, cada flor, despertara con una canción invisible. Green Hill Zone era un paraíso, un rincón del mundo donde la naturaleza danzaba al ritmo de su propia armonía.

En medio de ese paisaje idílico, algo se movía entre los matorrales, con torpeza, con prisa… y con ruido.

—¡Rayos! —exclamó una voz aguda, juvenil, mientras una figura azul salía rodando del arbusto como una bola de espinas. Cayó de espaldas, riendo.

Era un pequeño erizo, de apenas unos ocho años, con ojos grandes y curiosos, y un pelaje azul intenso que lo distinguía de cualquier criatura del lugar. Sus picos estaban desordenados, más por la energía de su cuerpo que por el viento, y sus pequeñas zapatillas rojas, remendadas en los bordes, se veían gastadas de tanto correr… o intentar hacerlo.

—¡Te dije que no podrías con ese salto! —gritó desde lo alto de una roca una niña ratona de pelaje dorado, con una bufanda verde anudada al cuello—. ¡Es muy alto para ti, Sonic!

—¡Oh, vamos, Penny! —respondió él, aún tumbado—. ¡Lo habría logrado si no fuera por ese arbusto traicionero!

Ella rodó los ojos y bajó de un salto. Sonic se incorporó rápidamente, con su típica sonrisa despreocupada.

—Eres un cabeza de piña —dijo ella, cruzando los brazos—. Pero bueno… te estás volviendo rápido. ¡Un día vas a volar!

—¿Volar? ¡Tú sí que sueñas cosas raras! —respondió Sonic, y luego miró al horizonte—. Pero… no sé. A veces siento como si tuviera fuego en los pies. Como si pudiera ir mucho más rápido de lo que voy ahora.

Penny lo miró, algo más seria por un instante.

—Tal vez no se trate de los pies… sino del corazón.

Sonic parpadeó. —¿Eh?

—Mi abuela solía decir que algunas criaturas tienen un fuego especial por dentro. Que cuando ese fuego despierta… el mundo nunca vuelve a ser el mismo.

El erizo quedó pensativo. Luego se sacudió la tierra del cuerpo y dio un par de saltitos.

—¿Fuego o no fuego, estoy listo para otra aventura! ¡Vamos a la colina de los anillos!

Penny sonrió. —Estás loco… pero está bien.

Ambos salieron corriendo —bueno, Sonic trotando con entusiasmo, y Penny a su lado, ágil como un rayo— mientras los insectos brillaban como chispas flotando en el aire. Atravesaron una cascada, se colgaron de una liana, y escalaron una plataforma natural de roca. Green Hill no era solo su hogar, era su parque de diversiones personal.

En lo alto de la colina, donde el suelo estaba cubierto de anillos dorados flotantes (energía antigua que los mayores decían que debía respetarse), Sonic se detuvo, jadeando.

—¡Un día voy a recolectar todos! —declaró, señalando los anillos con determinación.

—¿Y para qué querrías hacer eso? —preguntó Penny, entre risas.

—¡No lo sé! —dijo Sonic, encogiéndose de hombros—. Pero me gusta cómo brillan. Me hacen sentir que el mundo guarda secretos… y quiero descubrirlos todos.

Penny se sentó, dejando que el viento revolviera su pelaje. Sonic, en cambio, se mantenía inquieto, con las piernas vibrándole, como si no pudiera quedarse quieto.

—¿Nunca te cansas? —preguntó ella.

—No lo sé… tal vez tengo demasiada energía. A veces sueño que corro tan rápido que todo se convierte en luz. Que dejo una estela azul en el aire, y que el viento me habla.

—Eso suena hermoso —dijo Penny en voz baja.

Sonic bajó la mirada por un instante, luego sonrió ampliamente.

—¡Y un poco loco también!

Ambos rieron, pero el momento fue interrumpido por un sonido sutil, mecánico, que vino desde más abajo. Un clic-clic metálico, ajeno al mundo natural. Penny se puso de pie al instante.

—¿Oíste eso?

—Sí —dijo Sonic—. Parecía un zumbido…

Desde un arbusto cercano emergió una criatura extraña. Parecía una abeja, pero sus ojos eran rojos y tenía hélices metálicas en la espalda. Uno de sus brazos se transformó en una especie de aguijón que giraba a gran velocidad.

—¡¿Qué rayos es eso?! —gritó Penny, retrocediendo.

—¡Un bicho feo! —respondió Sonic, tomando una piedra del suelo.

La criatura avanzó con movimientos torpes, como si estuviera escaneando, buscando algo.

—¡Corre! —dijo Penny, pero Sonic se quedó un segundo más, apuntando bien… y lanzó la piedra.

La golpeó directo en el ojo. La criatura hizo un chasquido eléctrico y explotó con una chispa, liberando… ¡un pequeño conejito!

—¡Era un animal atrapado! —exclamó Sonic, con los ojos como platos.

El conejito corrió a esconderse, asustado. Penny lo alcanzó y lo abrazó.

—¿Quién haría algo así?

Sonic no respondió. Solo miraba el lugar donde estuvo la criatura… y sintió algo en el pecho. Una pequeña chispa. No de miedo, sino de algo más: coraje. Instinto. Furia.

—Penny… —dijo, con voz grave para su corta edad—. Algo está muy mal.

Ella lo miró, más seria que nunca.

—Sí. Y creo que tú vas a tener que correr más rápido que nunca.

Sonic apretó los puños. El viento sopló fuerte en ese momento, como si el mundo susurrara su nombre.

Y por primera vez, el pequeño erizo supo —aunque no del todo— que él no era como los demás. Que algo dentro de él esperaba… despertar.

ESO ES TODO, ESPERO QUE TE HAYA GUSTADO, MUY PRONTO CAPITULO 2