“ RED LOVE „ [ c a p 2 ] TaeTen

h a l l o !

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bienvenidos sean todos

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                               │ │ 𖥸   

                               │ 𖥸        ;; 29 nov 19 (🌤)

                             𖥸

¡Hoy es viernes de nuevo capítulo!

Agradezco mucho a las

personitas que le dieron mucho

amor al primer capítulo uwu y

espero que este también les guste.

Si son nuevos en el fic aquí les dejo

el prólogo y el primer capítulo.

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l o   q u e   m á s   o d i o

Anteriormente comenté que les explicaría qué era aquello que más me molestaba en la vida. La curiosidad. Es una gran ironía que la odiase, si yo me pasé tanto tiempo siguiendo a alguien que ni siquiera me había notado, en busca de más información acerca de él. Habría que ser tonto para no notar a que alguien te está siguiendo o tal vez lo sabía pero no se atrevía a enfrentarme.

Era muy extraño que la curiosidad, siendo lo que más detesto, estuviera dentro de mí y por eso también lo odié a él. La primera, era por hacerme amarlo de la noche a la mañana sin saber su nombre ni nada más de él. Segundo, era que hacía que aquella sensación de saber más sobre él estuviera en mis adentros constantemente. Por último, la tercera, era que todos los días rogaba por que me hablara, pues yo ni en mis sueños más remotos lo había imaginado. Siempre empezaba con él hablándome, pero ¡¿Cuándo es que ocurriría?! Esa pregunta me mataba la conciencia.

—¿Debería acercarme? —decía en susurros en la soledad de mi habitación— ¿Acaso de verdad él debía hablarme primero? ¿Qué pasaría si yo lo hiciera antes? Claro, si llegaba a tener las agallas para ello. ¿Si yo le hablaba algo cambiaría? ¿Y si nunca llega a dirigirse a mí y no lo vuelvo a ver?

Todo me destruía. Era insoportable tener que cargar con tantas dudas, era tan simple acercarme, yo veía que muchas personas lo hacían. El del correo no titubeaba al lanzar cumplidos a las de recursos humanos, muchos en la oficina decían que eran las más guapas, yo solo las veía normales.

—¿Solo me atraerán los hombres? —esa fue la nueva duda en mi mente— Yo siempre he sentido que ambos sexos me atraen ¿Será que simplemente no son mi tipo? Sí. Eso era.

Si todos podían, ¿por qué yo no? Era muy maduro como para acercarme y hasta había oído rumores que a algunas chicas del mismo piso en la oficina les gustaba mi atractivo, aunque al mirarme al espejo no notaba nada fuera de lo común en mí. Era un simple chico que se vestía y peinaba bien, mi único atractivo era el resaltante cabello rosa que no pasaba de la vista.

—¿Acaso él no lo habrá notado? —susurré nuevamente en la desierta habitación— Si las chicas me encuentran atractivo, ¿él también lo hará?

Después de pensar en más estúpidas preguntas que no me llevaban a nada, al fin le dí al clavo.

—No le gustan los hombres —esto lo dije en voz alta y abrí los ojos como platos y se me oprimió el corazón—.

Si no le gustaban los hombres, eso significaba que no le gustaba yo y ,si no le gustaba, entonces no tenía ni la más pequeña oportunidad con él. Me eché a llorar. Revolví mi cabello y lo pasaba repetidamente entre mi dedos. Quería parar de lamentarme y predecir lo que no estaba asegurado, no encontré mejor opción que parar el dolor emocional con dolor físico. Lo pensé y no iba a hacer una locura, claro que no, solo golpeé por impulso la pared una vez, luego otra y otra vez haciendo que mis nudillos sangraran un poco.

Me sentí impotente al no saber la verdad, solo quería saber si tenía tan solo una oportunidad con aquel chico de suéter mostaza que llevaba una semana en mi cabeza. En toda esa semana lo había visto únicamente entrar a una cafetería al final de la avenida principal así que no lo pensé más y me decidí a ir en la mañana a la cafetería por si, por alguna nueva "casualidad", lo volvía a ver. Ya lo extrañaba y tenía que verlo con urgencia, de otra forma mi razón se apagaría nuevamente y me llevaría a volver a hacer preguntas incoherentes.

• • •

Amaneció y me dispuse a ir devuelta al trabajo, era sábado y lo odiaba.

—¿Quién trabaja los sábados? Es estúpido —dije mientras peinaba mi cabello frente al espejo—.

A penas pasara este día ya habrían transcurrido tres semanas desde mi flechazo a primera vista. Este día en especial fue más horrible que todos los anteriores, pues el día anterior no había podido asistir a la cafetería a la hora en que mi amado desconocido iba. Me llené de furia esa tarde y ahora más que nunca por haberme citado a trabajar.

Ser gerente de producción tenía sus buenas y malas rachas. Ganaba dinero, sí, y por esa razón me mudé al centro; por otro lado, tenía que ir hasta en las fechas más inesperadas con tal de controlar a montón de personas que casi me doblaban la edad. Pensé que al tener un equipo de personas mucho más independientes y maduras que yo iba a ser mucho más sencillo y eficaz, más equivocado no podía estar. No sólo no podían resolver problemas por ellos mismos, sino que también juzgaban mi manera de trabajo. Claramente era más joven que ellos, pero no les daba el derecho a estar criticándome, apuesto a que si estuvieran en mi lugar no sabrían qué diantres hacer.

Esa es otra de las cosas que más odio —hmm, no. Esa palabra es muy débil—, ¿detesto? —necesito algo más—, creo que con aborrecer será suficiente. Aborrezco a las personas se creen saber todo. Estamos abiertos a juzgar libremente, pero no es excusa para criticar sin escrúpulos lo que el resto hace. No todos tenemos experiencia en miles de campos, podemos ser muy hábiles en algunos, como muy tontos en otros. Sin embargo, aborrezco que me critiquen sin estar en mi puesto.

Es como mirar un partido de soccer. Muchos de nosotros hemos gritado a la pantalla del televisor como si el jugador nos fuera a escuchar y decimos "¿por qué no hizo esto o aquello?", "tenía el pase libre", "es tan fácil hacer esto". Es simple decirlo, pero hacerlo es otra historia. Uno mismo no se encuentra en la cancha, no ha entrenado para ello, no se encuentra bajo tensión ni frente a un público que presiona. Entonces, ¿por qué seguimos juzgando? Nosotros no nos encontramos en las circunstancias mismas ni correctas.

En fin, no sé cómo es que conseguí librarme del trabajo ni de esas personas. Tan solo me escabullí y fingí ir por algo de comer. A las seis en punto ya me encontraba fuera del edificio, podía respirar aire fresco, desestresarme e ir a por mi querido desconocido.

Caminé por la avenida hacia la exposición de fotografías y llevaba la viva esperanza de que él se encontrara dentro y no haya decidido irse a casa como la semana pasada. Un viento envolvió mi cara y me refrescó, pude hasta percibir pequeños silbidos que me levantaron el ánimo por alguna razón.

Sin darme cuenta ya estaba a unos pasos de la entrada del local y advertí que mi corazón se había acelerado un tanto. Como ya había mencionado, no fue una casualidad que haya tenido tal sensación, pues tenía la certeza de que él estaba ahí dentro. Me di paso entre la gente acumulada que estaba tomando un tour por el lugar. Llegué a la sección de "héroes actuales" y ahí lo vi nuevamente.

Esa vez usaba un largo abrigo negro con una camisa celeste dentro y un pullover encima. También llevaba puesto unos jeans azules ajustados y unas botas militares. Recuerdo estos detalles como si fuera ayer que lo tuve frente a mí. Por qué tuviste que entrar mi querido amado, no debiste haber echado ni una mirada detrás de esa puerta. Pero lo hecho, hecho está y no debe haber lugar para arrepentimientos a estas alturas.

Como ya habrán adivinado no me acerqué a hablarle, solo me dispuse a sentarme en uno de los banquitos que habían dispersos por la sala. Al estar de espaldas no podía ver las facciones de su rostro, aún así sabía que era hermoso. Tenía un porte seguro, pero aniñado. Se balanceaba en sus talones y esa pequeña acción me pareció la más adorable que jamás haya visto.

No tomé noción del tiempo hasta que mi celular comenzó a vibrar en el bolsillo.

— ¿Taeyong? —era un compañero de trabajo quien llamaba—.

—Hola Jaehyun, ¿qué ocurre?

—Te fuiste tan derrepente que pensé que algo malo te había ocurrido.

—No, hmm todo está bien.

—¿Vas a volver?

—Creo que no. Me acordé de unos pendientes importantes —me sentía mal por mentirle, era de las primeras personas que había conocido aquí en el centro y que eran realmente mis amigos. Además, se había preocupado por mí y eso era muy valioso—.

—Es que pensábamos en salir con los chicos luego del trabajo, a la cafetería al final de la calle —esa era la cafetería de mi amado—.

—Si termino antes tal vez pueda asistir, te estaré avisando —en ese momento mi flechazo abandonó su recorrido por la exposición y salió de la sección de "héroes actuales"—. Lo siento, debo cortar, te llamaré —corté la llamada en seguida sin recibir respuesta—.

Caminé a paso apurado tras él hasta la salida y lo vi perderse un poco entre la multitud. Fue hacia el mismo lado hacia el que caminaba para ir a mi departamento. Nunca antes me había fijado a donde se dirigía luego de dejar la exposición de fotografías. ¿Existirá una probabilidad de que viva cerca? Estaba a punto de descubrirlo.

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¿Les agradó el capítulo?

Espero que apoyen el fic y le den

mucho amor~

— n o s   l e e m o s   l u e g o —