Maldito Año Nuevo.

>sʜᴇ's ʙʀᴏᴋᴇɴ — ʙɪʟʟɪᴇ ᴇɪʟɪsʜ<

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ᵘⁿ ᵖᵒᶜᵒ ᵈᵉ ᵗʳⁱᵗᵉᶻᵃ

ᵖᵘᵉᵈᵉ ᶜᵃᵐᵇⁱᵃʳ ˡᵃ

ᵛⁱˢⁱᵒⁿ ˢᵒᵇʳᵉ ᵗᵒᵈᵒ

¿ⁿᵒ ᵗᵉ ᵖᵃʳᵉᶜᵉ?

ⁿᵒ ʰᵃʸ ᵐᵘᶜʰᵒ

ᵖᵒʳ ᵉˣᵖˡⁱᶜᵃʳ

ˢᵒˡᵒ ᵉˢ ᵘⁿ

ᵉˢᶜʳⁱᵗᵒ

#DrinkPlace

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Los fuegos artificiales comenzaron a estallar incluso antes de media noche. Podía ver la emoción es sus rostros, mas ya me era imposible sentirla. La copa de vino en mi mano, el vestido con la espalda descubierta, la gente sonriente en aquella terraza, todo parecía increíblemente lejano.

Aquello no era para mí, ya no más. Oh, copa burbujeante, dime ¿realmente aquel era mi lugar? Ya no habían motivos para celebrar un nuevo año.

En otro momento, me habría encantado destacar en la reunión con ese vestuario que llevaba meses preparando. Probablemente habría sido el recuerdo más marcado de todos en cuanto a la pequeña fiesta. La atención era algo que había adorado, ahora parecía un vago recuerdo de una vida pasada.

La cuenta regresiva comenzó, ni siquiera pude buscar los números en el fondo de mi garganta, no estaba lista. No podía comenzar otro más sin tu mano sobre la mía. Los vítores de alegría y los abrazos no tardaron mucho más en hacerse presentes. Intenté evitar el impulso de buscar tu rostro en la multitud. Aunque sabía que no te encontraría, acabé cediendo. No estabas allí, sonriendo alegremente como solías hacerlo. Volví a sentir esa presión en el pecho que ya me era familiar, era mi corazón queriendo asimilar tu ausencia.

Vacié mi copa en un par de tragos con la esperanza de lograr esquivar los pensamientos abrumadores y el brindis, y pasé completamente desapercibida mientras me alejaba del grupo, a pesar del destacado vestido que se asemejaba a oro derritiéndose por mi cuerpo.

El hombre encargado de las bebidas se me acercó con la espumeante botella de vino. Parecía preocupado por la cantidad de veces que había rellenado mi copa, pero por suerte no se atrevió a decir nada. Mi mano ya tenía el acto reflejo incorporado de llevar la copa a mis labios mientras la sintiera levemente cargada. No diré que esa acción funciona para aliviar el dolor, pero les aseguro que por el momento sólo piensas en una cosa; reír o llorar. Lastimosamente, reír no se encontraba en mis planes.

El alcohol poco después surtió su efecto y me hizo pagar la cuenta de mi insolencia, haciéndome pensar en esa única cosa. Algunas personas comenzaron a acercarse en cuanto mi mirada se perdió entre los edificios y las lágrimas calientes comenzaron a caer por mis mejillas. No quería estar allí, no podía estar más allí. Necesitaba dejarme caer en la alfombra de casa con una botella de lo que fuese en la mano.

Me era imposible oír las voces de las personas rodeándome, ¿qué querían? Todo sonaba amortiguado, como si mi cerebro quisiera ignorar lo que no importaba. Todo mi ser quería tenerte allí conmigo, eso era lo único que importaba. No importaba cómo, iba a tenerte a mi lado costase lo que costase.

Pero acabó costando más de lo que creí. Puedo jurar que sólo fue un impulso, en realidad no quería hacerlo. Si tan solo hubiese estado consciente nunca habría corrido hasta la corniza. Sabes bien que si no hubiese bebido jamás habría saltado a un precipicio.

Mi cuerpo moribundo y machacado se encontraba presente en aquella camilla, pero ¿dónde estaba yo? No dejo de creer que la chica fiestera y extrovertida fue sepultada dos metros bajo tierra, junto contigo.

¿Sabes? Pensándolo bien, te habría dedicado ese brindis, a ti y a tu felicidad en el paraíso. Pensé que esto nos uniría, pero jamás había considerado lo mucho que me merecía este infierno.